La cineasta surcoreano-canadiense Celine Song, reconocida por su aclamado debut Vidas Pasadas, regresa al cine con una nueva propuesta romántica: Materialists.
Aunque cambia el tono introspectivo de su primera película por una mirada más irónica y contemporánea, mantiene su interés por las relaciones humanas y los dilemas afectivos que surgen en la era moderna.
Según destacó Empire en un adelanto exclusivo, la película explora las tensiones entre el amor auténtico y los criterios materiales, con una mirada afilada que mezcla experiencia personal, crítica social y sentido del humor.
Protagonizada por Dakota Johnson, Pedro Pascal y Chris Evans, Materialists gira en torno a Lucy, una casamentera profesional en Nueva York que trata el romance como una fusión empresarial.

En su universo, características como los ingresos, la edad o la altura no son detalles menores, sino activos evaluables. “Tener seis pies de altura y un salario de seis cifras” se convierten, en la lógica de Lucy, en condiciones deseables para el éxito amoroso. Sin embargo, su propia vida sentimental resulta mucho menos calculable.
Lucy se encuentra dividida entre dos intereses amorosos que encarnan valores completamente opuestos: Harry (Pedro Pascal), un empresario multimillonario, y John (Chris Evans), un actor desempleado que aún vive en un apartamento compartido.
Según explicó Song a Empire, el contraste entre ambos personajes no es casual, sino parte del eje narrativo de la historia: “Quería representar a la gente en los extremos opuestos del espectro cuando se trata del sistema de valores en el que Lucy dice que es experta”.

Desde esa lógica, Harry representa el ideal del éxito medido por estándares económicos, mientras que John simboliza el fracaso financiero y la falta de proyección.
“No podrías ser menos valioso que John”, remarcó la directora sobre el personaje de Evans. En contraposición, definió a Harry como el modelo de triunfo material: “No podrías ser más valioso que Harry”.
Pero detrás de esta construcción, hay un componente autobiográfico. La cineasta reveló que trabajó como casamentera durante seis meses en Nueva York, en los primeros años de su carrera como dramaturga, como forma de pagar el alquiler.
Esa experiencia resultó determinante no solo para el guion, sino también para su forma de entender las relaciones. “Aprendí más sobre la gente en esos seis meses que lo hice en cualquier otra parte de mi vida”, destacó.

“La gente simplemente te dirá lo que hay en sus corazones y lo que les preocupa. Decían algo tan valiente a mis ojos, que era: ‘Quiero enamorarme’”, recordó durante la entrevista con Empire.
Sin embargo, también se sorprendió al notar cómo muchas personas describían a su pareja ideal de manera técnica y desapasionada, priorizando factores cuantificables sobre los emocionales.
“Estás describiendo al amor de tu vida, y todo lo que puedes decir son cosas que diría una compañía de seguros”, señaló y reflexionó, en alusión a cómo se aplican criterios objetivos incluso al ámbito más íntimo.
Para la directora, esta contradicción es central en Materialists, donde el amor se debate entre la lógica de los algoritmos y la imprevisibilidad de los sentimientos. “El corazón y la cabeza chocan entre sí en esta película”, explicó.
La elección entre Harry y John no solo representa una decisión afectiva para Lucy, sino también una reflexión sobre qué valores predominan en el mundo sentimental contemporáneo.

En ese sentido, el triángulo amoroso se convierte en una poderosa herramienta narrativa. “Ninguna dinámica es tan tensa como un triángulo amoroso”, expresó la directora.
En Materialists, la directora Celine Song adoptó un enfoque distinto al que utilizó en Vidas Pasadas en lo que respecta a la dinámica entre los actores.
En lugar de mantener distancia fuera del set, permitió que Dakota Johnson, Pascal y Evans compartieran una relación cercana, lo que resultó en una química espontánea que enriqueció el proceso de rodaje. “Están tan enamorados el uno del otro”, comentó entre risas.
Lejos de ser un obstáculo, esa conexión espontánea entre los actores fue aprovechada por Song a través de ensayos y trabajo específico sobre el guion.
La directora explicó que cada escena requería una dinámica distinta entre los personajes, ya que la química debía adaptarse a lo que estaba ocurriendo en la historia. “Tiene un significado diferente y un objetivo diferente para cada escena”, señaló, en referencia a cómo las emociones entre los protagonistas cambian según el momento narrativo.

Con Materialists, Song amplía el enfoque que la consagró en Vidas Pasadas, pasando de lo íntimo a lo social sin perder profundidad.
Desde la casamentera que calcula compatibilidades hasta la mujer que duda frente a lo emocional y lo práctico, la película propone un retrato generacional sobre cómo se ama y se elige en tiempos de algoritmos, ambiciones y contradicciones.