
En el trabajo, en casa o incluso en silencio, el dolor se volvió un compañero constante para millones de colombianos. No solo se siente en el cuerpo, se cuela en la mente, interrumpe la concentración y limita el rendimiento laboral. Así lo confirmó el Índice del Dolor de Haleon (Haleon Pain Index), que reveló que seis de cada diez personas en Colombia reconocen que el dolor afecta su desempeño en el trabajo.
El estudio, que cada año examina cómo distintas poblaciones viven y enfrentan el dolor, mostró que el 64% de los colombianos aseguró tener dificultades para concentrarse cuando este aparece. Sin embargo, aunque el 74% dice sentirse cómodo hablando del tema con sus compañeros, apenas el 63% lo hace con sus jefes. El miedo a ser juzgado o a no ser tomado en serio mantiene el asunto en silencio, pese a que casi todos lo sufren.
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En 2023, el 93% de los encuestados en el país dijo haber sentido algún tipo de dolor. Y no es un fenómeno aislado, en el mundo, nueve de cada diez personas atravesaron esa misma experiencia durante el último año. La diferencia está en cómo se enfrenta y qué tan fácil resulta hablar de ello.
El impacto no se limita al plano físico. Según el informe, seis de cada diez personas a nivel global confiesan que les resulta imposible sentirse felices cuando el dolor está presente. En Colombia, el 48% comparte esa sensación y el 67% cree que su calidad de vida se deteriora cuando el malestar persiste. El 31% considera que su autoestima se ve afectada, y una de cada cuatro personas desarrolló ansiedad como consecuencia directa.
Las relaciones personales también sufren. En el mundo, tres de cada diez personas dicen haber tenido conflictos con familiares o amigos debido al dolor; en Colombia, el 23% reconoce haber pasado por lo mismo.
En los espacios laborales, una de cada cuatro personas afirma que este tipo de malestar genera tensiones, incomodidad o conflictos. El estudio señala que la incomprensión puede doler tanto como el propio síntoma.

Uno de los hallazgos más delicados es el peso del estigma. El 50% de quienes viven con dolor sienten que los demás los juzgan, y el 26% teme hablar de lo que sienten. “Con frecuencia, las personas aprenden a convivir con el dolor, asumiéndolo como parte inevitable de su día a día”, explicó el Dr. Rodrigo Santacoloma, director médico de Haleon. “Sin embargo, cuando se aborda a tiempo y con los tratamientos adecuados, es posible recuperar el bienestar y mejorar la calidad de vida”.
El estudio mostró además que el dolor no se percibe igual en todos los grupos. Las mujeres, las personas racializadas y las comunidades diversas son quienes más sienten que su malestar no es tomado en serio. En el caso de las mujeres, el 58% a nivel mundial y el 55% en Colombia afirmaron haber sido tratadas de manera diferente o no creídas al expresar lo que sienten, frente al 47% de los hombres. En las personas de color, las cifras alcanzan el 59% global y el 52% nacional. Mientras tanto, el 67% de la comunidad Lgbtiq+ en el mundo y el 58% en Colombia teme que los demás hagan suposiciones sobre su dolor.
También hay una diferencia generacional, los jóvenes enfrentan más obstáculos para comunicar su malestar y pedir ayuda, mientras que los adultos mayores suelen expresarlo con mayor claridad y acceder con más facilidad a tratamientos. No obstante, el aislamiento es una constante. El 42% de los participantes dice sentirse solo cuando experimenta dolor, y el 59% se vuelve menos sociable en esos momentos.

“Todavía existe la idea de que hablar del dolor es una muestra de debilidad, y eso lleva a muchas personas a enfrentarlo en silencio”, advirtió Antonio Hernández, presidente de Haleon para Colombia y Perú. “Esa falta de escucha y comprensión genera aislamiento y amplifica el sufrimiento. Necesitamos aprender a mirar el dolor con empatía, entenderlo y acompañar mejor a quienes lo viven”.
El llamado también es para el sistema de salud. El 75% de los encuestados considera que médicos y farmacéuticos deberían estar mejor preparados para comprender la experiencia del dolor, y el 68% cree que una atención más empática puede transformar la experiencia del paciente.