La prisión de Evin, situada en las colinas del norte de Teherán, se construyó en 1971 y desde entonces ha sido testigo de algunos de los episodios más oscuros de la historia contemporánea iraní. Este es el sitio que este mismo lunes fue objetivo de un ataque dirigido por Israel contra la entrada de la penitenciaría.
Durante el último periodo del gobierno de Mohammad Reza Shah Pahlavi hubo denuncias de que miles de presos políticos fueron recluidos en condiciones extremas, sometidos a torturas y ejecuciones bajo el control de la policía secreta, llamada por entonces SAVAK.
Tras la revolución de 1979, el nuevo régimen recrudeció el uso político de la prisión, pero ahora para detener a personas asociadas con la monarquía, y posteriormente, a quienes, habiendo apoyado la revolución, eran vistos por la teocracia como una amenaza para la naciente República Islámica.

El verano de 1988 marcó uno de los momentos más sombríos en la historia de Evin, cuando miles de presos políticos fueron ejecutados tras juicios sumarios, según documentan organizaciones de derechos humanos.
En la actualidad, Evin es conocida por albergar a ciudadanos con doble nacionalidad y occidentales, a quienes Irán utiliza con frecuencia como moneda de cambio en negociaciones diplomáticas. Además, la prisión cuenta con unidades especializadas para prisioneros políticos, administradas por la Guardia Revolucionaria, una fuerza que responde únicamente al líder supremo del país, el ayatolá Alí Khamenei.
El lugar alberga varios edificios y, aunque formalmente estaba bajo el control de la Oficina Nacional de Prisiones, en los últimos años diferentes pabellones han sido transferidos a la autoridad judicial, al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán y al Ministerio de Inteligencia y Seguridad. Esta fragmentación en la administración ha contribuido a la opacidad sobre las condiciones de los reclusos y la gestión interna de la prisión.
Esta estructura de control ha convertido a Evin en un objetivo de sanciones tanto por parte de Estados Unidos como de la Unión Europea.
“Muchas familias de los detenidos actuales han expresado una profunda preocupación por la seguridad y la condición de sus seres queridos detenidos dentro de la prisión”, afirmó el Centro Abdorrahman Boroumand para los Derechos Humanos en Irán, con sede en Washington, en declaraciones recogidas por medios locales iraníes.
La inquietud de los familiares se intensificó tras los recientes ataques en Teherán.
Imágenes de vigilancia en blanco y negro, difundidas por la Televisión Estatal iraní, mostraron el momento en que una puerta de la prisión fue abierta durante el ataque. Aunque no se reportaron víctimas ni daños significativos en el interior de la instalación, la agencia de noticias semioficial Tasnim informó sobre un corte de energía en las afueras de Teherán tras la ofensiva israelí.
Las imágenes difundidas, que según el medio fueron filmadas dentro de Evin, mostraban a prisioneros en el interior, aunque la autenticidad y el contexto de las grabaciones han sido objeto de debate entre organizaciones de derechos humanos.