La inflación y el mercado laboral ponen a la Reserva Federal y a los estadounidenses en una situación difícil

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Un empleado de Sun VinUn empleado de Sun Vin Grocery coloca etiquetas de precios y abastece los estantes en Chinatown, Nueva York, EE. UU. REUTERS/Kylie Cooper

La inflación en Estados Unidos volvió a acelerarse en agosto, registrando un aumento del 2,9% respecto al mismo mes del año anterior, según informó este jueves el Departamento de Trabajo. El incremento se debió principalmente a la subida de los precios de la gasolina, los alimentos y los billetes de avión, situando la inflación en su mayor ritmo desde enero y por encima del objetivo del 2% marcado por la Reserva Federal (Fed). Excluyendo los rubros más volátiles como alimentos y energía, los precios subyacentes avanzaron un 3,1%, igual que en julio.

El informe oficial coincidió con la publicación de nuevas cifras que mostraron un fuerte aumento en las solicitudes semanales de subsidio por desempleo, que crecieron en 27.000 hasta totalizar 263.000, el nivel más alto en casi cuatro años. Las solicitudes de ayuda suelen reflejar el ritmo de los despidos y completan un panorama laboral fragilizado por la desaceleración de las contrataciones a lo largo de 2023 y por revisiones a la baja de los datos del año anterior.

Ambos indicadores colocan a la Fed en una situación compleja de cara a su próxima reunión, en la que está previsto que recorte su tipo de interés de referencia desde el 4,3% al 4,1%. La entidad enfrenta la presión continuada del presidente Donald Trump para abaratar el crédito, mientras lidia con el desafío de combatir una inflación persistente en un mercado laboral que pierde fuerza, dos dinámicas que exigen respuestas opuestas en política monetaria.

Ante la subida en la inflación, la Fed debería subir los intereses o, al menos, mantenerlos, pero el debilitamiento del empleo habitualmente la llevaría a recortarlos para fomentar el gasto y la actividad económica. El mes pasado, su presidente, Jerome Powell, había anticipado que la preocupación por la debilidad del empleo estaba creciendo entre los responsables de la política monetaria.

Según cálculos de CME FedWatch recogidos por Reuters, en el mercado se descuenta en un 85% la posibilidad de dos recortes adicionales tras la decisión de la próxima semana. Para Kathy Bostjancic, economista jefa de Nationwide, “la inflación registrada fue moderadamente superior a lo previsto, pero no lo suficiente como para impedir que la Fed inicie un ciclo de rebajas la semana que viene”. Bostjancic sostuvo que la pérdida de vigor del mercado laboral refuerza la necesidad de “comenzar a bajar tipos ahora” y anticipó que será el primero de varios recortes.

Cajeros cobran a clientes enCajeros cobran a clientes en una tienda Target de Chicago. REUTERS/Andrew Nelles

Aunque la inflación repuntó, otros indicadores alivian el temor a una espiral inflacionista. Datos publicados el miércoles apuntaron a que los precios mayoristas se están moderando, y varios economistas prevén que la medida de inflación preferida por la Fed, que se conocerá en dos semanas, resultará menor y ofrecerá una impresión más benigna.

Los precios al consumidor se incrementaron un 0,4% desde julio a agosto, una aceleración frente al 0,2% del mes anterior. Los precios subyacentes aumentaron un 0,3% por segundo mes consecutivo. Muchos analistas y miembros del propio banco central señalan que la subida actual responde principalmente a incrementos puntuales derivados de los aranceles impuestos por la administración Trump, tendencia que no debería prolongarse si el mercado laboral sigue flaqueando.

Subadra Rajappa, responsable de análisis en Societe Generale, destacó que aunque la inflación fue elevada, hay síntomas de moderación en los servicios, lo que sugiere que, fuera del impacto de los aranceles, los precios podrían estar cediendo. En contraste, Joe Brusuelas, economista jefe de RSM, indicó que los hogares con más ingresos continúan gastando en sectores como hoteles y transporte aéreo, lo que permite que algunos precios se mantengan elevados pese a la debilidad en el empleo. Brusuelas advirtió que la Fed se dispone a bajar intereses en un contexto poco habitual, caracterizado por una subida sostenida de precios.

La sección de productos frescosLa sección de productos frescos en un Walmart Supercenter en Rogers, Arkansas. REUTERS/Rick Wilking

El efecto de los aranceles se manifestó el mes pasado en nuevas alzas en los bienes de consumo. El precio de la gasolina subió un 1,9% mensual, el mayor salto desde diciembre. La cesta básica se encareció un 0,6%, impulsada por el encarecimiento de tomates, manzanas y carne de vacuno. También aumentaron los costes de la vivienda (0,4%), la ropa (0,5%), y el mobiliario, que es hoy un 4,7% más caro que hace un año.

El incremento de los costes afecta a empresas de todos los tamaños. Cheetie Kumar, propietaria del restaurante Ajja en Raleigh, Carolina del Norte, relató que sus gastos totales han crecido un 10% interanual, con incrementos notables en carne de vacuno (7%), café, chocolate (300%) y especias (100%). Kumar se ha visto obligada a subir los precios de su menú entre uno y dos dólares; sin embargo, advirtió que está al límite de lo que sus clientes pueden asumir sin que disminuya la demanda de su establecimiento.

El impacto arancelario también se trasladó a las grandes cadenas. E.L.F. Cosmetics anunció en primavera subidas de precios de un dólar, aunque la directora financiera Mandy Fields reconoció el mes pasado que no está claro si esas medidas resultarán suficientes frente al alza de los costes. Comercios como Walmart han alertado sobre nuevos posibles aumentos de precios a medida que renuevan sus inventarios y repercuten los aranceles aplicados en su totalidad.

(Con información de AP)

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