
En 2016, una imagen publicada en redes sociales capturó el corazón de miles de personas alrededor del mundo. La fotografía, compartida por Judy Dechert Rose, una clienta de la tienda Lowe’s en Abilene, Texas, mostraba a un empleado uniformado junto a su perro de servicio, ambos usando chalecos del negocio. La conmovedora escena, además, estaba acompañada de un breve e inspirador mensaje: “¡Este es un veterano jubilado que tuvo dificultades para conseguir trabajo porque necesita a su perro de servicio! ¡Lowe’s los contrató a ambos!”
La publicación se volvió viral en cuestión de horas, según el Daily Mail, ésta fue compartida más de 170 mil veces en solo dos días, generando una ola de apoyo y reconocimiento para el protagonista de la historia: Clay Luthy, aviador de primera clase retirado de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, y su fiel golden retriever, Charlotte.
Clay Luthy se unió a la Fuerza Aérea tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, durante su servicio, trabajó como jefe de carga de los modelos C-130E y H en la Base Aérea Dyess, en Texas. Sin embargo, se lesionó ambas rodillas y, tras completar su servicio militar, enfrentó múltiples cirugías que lo dejaron con movilidad reducida, en especial en su pierna izquierda, según lo detallado por el sitio web oficial de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Charlotte, entrenada para asistirlo, fue una parte fundamental en su proceso de recuperación y autonomía.
Pese a la experiencia y habilidades de Luthy, durante su búsqueda laboral, muchos empleadores veían a Charlotte como una complicación. La situación se volvió desmotivadora, hasta que su esposa, viendo lo frecuente que visitaba Lowe’s, le sugirió: “Estás ahí todos los días. Más vale que te paguen por ello”.

Luthy decidió seguir el consejo, se presentó a una entrevista en dicha tienda, acompañado de su perra. Jay Fellers, gerente de recursos humanos de la tienda, recordó en ese entonces cómo se desarrolló el encuentro en declaraciones a The Dodo For Animal People, una plataforma con enfoque emocional hacia el cuidado y la defensa de los animales: “Solicitó aquí, pasó por un proceso de entrevista normal y trajo a Charlotte como parte de la entrevista. Nos habló de ella y de cómo lo apoya. Terminó siendo nuestro candidato principal”.
“Si alguien es un buen trabajador, no debería importar si tiene un perro de servicio. Pero en nuestro caso, tener a Charlotte cerca ha sido una gran ventaja”, dijo Fellers. “Tiene mucho éxito entre la gente que viene a nuestra tienda, especialmente los niños. Nuestros clientes la adoran y la aprecian mucho. Ha sido un placer tenerla como parte de nuestro personal”.
Ambos fueron contratados. Luthy y Charlotte comenzaron a trabajar con chalecos personalizados de Lowe’s, convirtiéndose rápidamente en parte del equipo. Pero la golden retriever no era una perra de servicio cualquiera. “Los pequeñines son su cosa favorita. La mayoría de los perros de servicio no son como Charlotte. Tienen un trabajo que hacer, y ser una mascota no lo es. Charlotte es extra especial”, explicó el veterano. Según él, su compañera distinguía perfectamente entre su “chaleco de servicio” y su “chaleco de Lowe’s”, entendiendo cuándo estaba trabajando y cuándo debía interactuar con los clientes.

Charlotte tenía diez años cuando comenzó a trabajar junto a Luthy en Lowe’s. Y aunque su labor principal consistía en ayudar a su compañero a mantenerse en pie, evolucionó a también en transmitir calma y alegría a quienes los rodeaban. De acuerdo con diversos medios consultados por Infobae, fue una figura querida por los clientes, admirada por sus compañeros de trabajo, y, sobre todo, inseparable de Luthy.
Lamentablemente, Charlotte falleció en 2018. La noticia fue compartida por el propio veterano a través de sus redes sociales, donde expresó el dolor de su pérdida: “Mi dulce Charlotte ya no sufre. Desde su natural alerta hasta su carácter más dulce, era la mejor perra que jamás podría haber soñado. Te extrañaré, mi dulce niña”, escribió, según reportó NBC.
La historia de Clay y Charlotte ha vuelto a formar parte del entorno digital, sin embargo, más que una anécdota viral que circula en redes sociales, es un testimonio del poder del vínculo entre humanos y animales, de la necesidad de inclusión laboral para personas con discapacidades, y de cómo una comunidad, en este caso, una tienda de mejoras para el hogar, puede cambiar la vida de alguien.