Apple deberá adaptarse a las exigencias regulatorias de la Unión Europea y para eso deberá realizar cambios en dos dispositivos: iPhone y Apple Watch, afectando la manera en la que los dos comparten información.
Con la llegada de iOS 26.2 y su versión correspondiente de watchOS, miles de usuarios notarán una restricción en la función de sincronización automática de redes WiFi entre el iPhone y el Apple Watch, una prestación que desde hace años ha dado comodidad y autonomía en el ecosistema de la marca.
Con la próxima actualización iOS 26.2 y su par de watchOS, Apple introducirá un cambio para el territorio europeo: la eliminación del copiado automático del historial de redes WiFi del iPhone al Apple Watch cuando se emparejan. Esto deja atrás el modelo donde un nuevo reloj, al sincronizarse por primera vez con un teléfono, heredaba todo el historial de conexiones conocidas.
A partir de la entrada en vigor del nuevo sistema, los relojes inteligentes solo recibirán datos de redes WiFi cuando ambos dispositivos, teléfono y reloj, estén juntos y el iPhone se conecte a esa red en ese preciso momento.
Para quienes acostumbran a utilizar el Apple Watch en modo independiente, esto supone tener que introducir manualmente la clave de la red desde el propio reloj si el teléfono no está cerca. Una tarea incomoda para quienes dependen de la conexión WiFi por la ausencia de señal celular en determinados lugares.
Esta restricción operará exclusivamente dentro de los países pertenecientes a la Unión Europea. En otras regiones, la función mantendrá el mismo comportamiento de siempre, algo que no había sucedido en el ecosistema de Apple.
La decisión de Apple responde directamente a los lineamientos establecidos en la Ley de Mercados Digitales (Digital Markets Act, DMA) de la Unión Europea. Este marco normativo exige a las grandes plataformas tecnológicas garantizar la interoperabilidad de sus funciones clave, proporcionando acceso a ciertas tecnologías y capacidades a productos de terceros, no únicamente a los desarrollados dentro del propio ecosistema de marca.
Según la interpretación de la Comisión Europea, si Apple permite a sus relojes recibir credenciales WiFi desde un iPhone de manera automática, debe, en términos de igualdad, otorgar ese privilegio a dispositivos de otras marcas, como otros relojes inteligentes o tabletas.
Ante este requerimiento, Apple optó por no reconfigurar su sistema para ampliar el acceso a estas credenciales sensibles a terceros, argumentando serias preocupaciones por la privacidad de sus usuarios. Como señalaba la compañía, el historial de redes WiFi puede revelar información personal y delicada, desde centros médicos y lugares de trabajo hasta domicilios familiares o rutas habituales.
Apple, manteniendo su postura tradicional en materia de privacidad, tomó la medida más radical: suprimir por completo la función en suelo europeo, en lugar de abrir ese canal a la competencia. De acuerdo a la compañía, compartir estos detalles comprometería «la protección de la privacidad del usuario», priorizando así el resguardo de los datos personales sobre la interoperabilidad amplia.
Para los habitantes de la Unión Europea, la consecuencia inmediata será una experiencia menos autónoma al utilizar el Apple Watch de manera independiente.
Apple argumenta que compartir el historial de redes WiFi compromete la protección de datos personales y la privacidad. (Apple)Cada red WiFi a la que se conecte sin la presencia física del iPhone requerirá la introducción manual de la contraseña. Aunque no se trata de una operación técnicamente complicada, sí supone un retroceso en la fluidez y simplicidad que ha caracterizado la interacción entre dispositivos Apple.
Pensando a futuro, Apple ya dejó entrever que, si el marco normativo mantiene su rumbo, otros servicios similares podrían enfrentarse a restricciones de este tipo.
hace 2 horas
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