La disputa entre Estados Unidos y China revela una dinámica peligrosa

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La disputa entre Estados UnidosLa disputa entre Estados Unidos y China revela una dinámica peligrosa (REUTERS/Dado Ruvic/Ilustración/Archivo)

¡No se preocupen por China, todo estará bien!, publicó el presidente Donald Trump en redes sociales el 12 de octubre, días después de amenazar con represalias por los nuevos controles de exportación de baterías y tierras raras de Beijing. “No se preocupen, mundo, todo estará bien”, había dicho el Ministerio de Comercio de China, en una rueda de prensa el día anterior, enfatizando que sus normas tendrían un impacto “limitado” en las cadenas de suministro.

Muchos aceptan estas garantías. Los mercados cayeron tras la reacción inicial de ira de Trump, pero se han recuperado. Los observadores dan por hecho que Trump adulará a su homólogo chino, Xi Jinping, suponiendo que ambos se reúnan según lo previsto el 29 de octubre, antes de una cumbre en Corea del Sur. Pero incluso si se restablece una tregua, su último enfrentamiento es inquietante.

Esto demuestra que Trump está dispuesto a considerar aranceles de tres dígitos a uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos. Muchos inversores y, al parecer, los funcionarios chinos no creen en sus amenazas. Es cierto que el presidente es sensible a los mercados financieros y que dio marcha atrás a principios de este año. Pero realmente no le gusta que lo presionen. En algún momento, podría decidir que ya es suficiente.

Trump está dispuesto a considerarTrump está dispuesto a considerar aranceles de tres dígitos a uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos (AP foto/Susan Walsh)

Al igual que en su primer mandato, Trump podría pasar de ser un negociador a un crítico de China, con resultados más peligrosos. El presidente estadounidense ha amenazado con retener software crítico para paralizar la industria china de semiconductores. Los halcones de su equipo hablan de sanciones contra empresas tecnológicas y financieras chinas. Por su parte, China tiene margen para hostigar a las empresas estadounidenses, como lo demuestra su nueva investigación sobre Qualcomm, un fabricante estadounidense de chips.

La última ruptura también demuestra que Estados Unidos y China siguen malinterpretándose. Scott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, afirma que la economía china está en recesión. Si bien su crecimiento es débil, no se debe a los aranceles. En septiembre, las exportaciones chinas de bienes crecieron un 8%, ya que las ventas a otros mercados reemplazaron las de Estados Unidos. La Casa Blanca está furiosa porque China introdujo sus nuevas normas semanas antes de la reunión prevista entre sus líderes en Corea del Sur. China replica que Estados Unidos rompió el alto el fuego al modificar sus controles de exportación de una manera que podría haber incluido en la lista negra a miles de empresas chinas.

Aunque las nuevas normas chinas fueron en parte una represalia, han aumentado la presión. Sus fabricantes de baterías, los mejores del mundo, necesitarán permiso para compartir muchos productos, ingredientes, equipos o incluso experiencia con extranjeros. Las empresas de países extranjeros, fuera de la jurisdicción china, necesitarán una licencia para exportar productos con trazas de tierras raras chinas.

Trump espera persuadir al Xi para que abandone estos controles. Se sentirá decepcionado. Forman parte del esfuerzo de China por construir un marco regulatorio para sus mejores armas económicas. China ha ofrecido una rama de olivo al sugerir que implementará sus normas con discreción. Pero eso suena falso. Los burócratas de su Ministerio de Comercio, quienes aprobarán las licencias, temerán parecer blandos. China tendrá una herramienta para aumentar o disminuir la presión según sea necesario.

Scott Bessent, secretario del TesoroScott Bessent, secretario del Tesoro estadounidense, afirma que la economía china está en recesión (REUTERS/Ken Cedeño)

La esperanza es que ninguna de las partes desee realmente una guerra comercial. Las dos economías más grandes del mundo dependen la una de la otra. Sin embargo, eso también significa que tienen la capacidad de infligirse graves daños mutuamente. Estados Unidos ha limitado durante mucho tiempo las exportaciones de semiconductores; China ahora tiene más control sobre las tierras raras. La amenaza de una disrupción mutuamente asegurada no es una buena base para las relaciones. Es inherentemente inestable; tanto China como Estados Unidos tienen un dominio absoluto, pero ambos luchan por liberarse. El comportamiento de cada uno hace que su rival refuerce su control, un ciclo que, por ahora, parece destinado a empeorar .

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