La codiciada Florida, su cambio de tinte político y las razones

hace 19 horas 2

El Partido Demócrata, que por generaciones mantuvo una hegemonía en el registro de votantes, observa cómo su antiguo dominio se ha desvanecido no solo a nivel estatal, sino también en su fortaleza más simbólica: el condado Miami-Dade.

Este cambio histórico, que se traduce en una ventaja republicana de más de 1.3 millones de votantes registrados a nivel estatal, no sería producto de un solo evento, sino de la confluencia de un proceso, profundos cambios demográficos y fallas estratégicas, admitidas por demócratas, que redefinieron por completo el poder en el Estado del Sol.

Cosecha política

La explicación de esta transformación depende de la visión del analista que la interprete. Para los republicanos, es la crónica de un éxito previsible, una cosecha que se sembró hace mucho tiempo.

Frank Rodríguez, analista político republicano, sitúa el origen de este viraje en la historia misma del exilio cubano. "Desde los años 60 he vivido este proceso", recordó Rodríguez, quien evocó la profunda desilusión de la comunidad cubana con la administración demócrata de John F. Kennedy tras la fallida invasión de Bahía de Cochinos cuando se cambiaron planes de apoyo logístico prometidos previamente.

Aquella "traición", como la describe, fue el catalizador que inició una migración ideológica sostenida, donde una comunidad con una fuerte aversión al comunismo encontró un hogar natural en la plataforma del Partido Republicano.

Este fundamento histórico se aceleró en las últimas décadas con nuevas olas demográficas. Rodríguez apuntó a la llegada de puertorriqueños a Florida central, muchos de ellos "espantados de las cosas que habían visto por parte de la izquierda en Puerto Rico", y, más recientemente, a un masivo éxodo desde ‘estados azules’ como Nueva York y Nueva Jersey.

Estos nuevos floridanos, argumentó, no llegan por casualidad, sino que huyen de la alta carga fiscal y la mala gestión económica en sus lugares de origen. Buscan activamente, a juicio de Rodríguez, una alternativa política y económica, y la encuentran en la agenda conservadora y el modelo de "estado libre" que promueve el liderazgo republicano en Florida.

Visión demócrata

Desde la acera demócrata, el diagnóstico es radicalmente distinto y se tiñe de una severa autocrítica. El analista Javier Maza sostuvo que el aumento de la participación ciudadana es, en principio, "algo absolutamente saludable", pues combate la tradicional apatía política.

No obstante, atribuyó la movilización a un clima político tóxico. "Estamos viviendo tiempos muy polarizados, yo te diría peligrosamente polarizados", advirtió Maza. Para el experto demócrata, la confrontación constante y una "trivialización de la política", donde los titulares de impacto inmediato reemplazan a los debates de fondo, se perfilan como los verdaderos motores del cambio.

Pero la causa más profunda, según Maza, sería una “herida autoinfligida” por su partido. Desde su óptica, el Partido Demócrata cometió un error estratégico garrafal al permitir que sus voces más enérgicas y mediáticas, como Alexandria Ocasio-Cortez y Bernie Sanders, representen el ala más a la izquierda de su espectro.

Aunque Maza expresó respeto por los dos líderes demócratas, su crítica es demoledora. Esas figuras, afirmó, "no representan la esencia de lo que es el Partido Demócrata".

Este factor, de acuerdo con su explicación, entregó en “bandeja de plata” a los republicanos la oportunidad de construir una narrativa que califica de “falsa”, pero que, en su opinión, “ha funcionado" y etiqueta a todo el partido como socialista o comunista, para él, “una caricatura que resulta tóxica en un estado con una vasta población que huyó precisamente de esos regímenes”.

Frank Rodriguez Javier Maza

El analista político republicano Frank Rodríguez (izq.) y su par demócrata Javier Maza

El analista político republicano Frank Rodríguez (izq.) y su par demócrata Javier Maza

CORTESÍA FR JM

El bastión perdido

El epicentro simbólico de esta transformación es Miami-Dade. El condado, que fue un refugio seguro para los demócratas durante décadas, ahora tiene más republicanos inscritos que demócratas.

Para mayo de 2025, los republicanos contaban con 449.693 votantes activos frente a 415.527 demócratas.

Los resultados electorales lo confirman: después de que Hillary Clinton ganó el condado por 29 puntos en 2016, Donald Trump lo conquistó por 11 puntos en 2024, un logro republicano impensable hace apenas unos años.

La caída de este bastión demócrata no es solo una anécdota estadística y podría verse como la prueba irrefutable de que el realineamiento político es profundo y generalizado. Si los demócratas no pueden ganar en Miami-Dade, su viabilidad en una elección estatal se vuelve casi nula, según otros analistas.

A estos factores ideológicos y demográficos se suman tácticas políticas concretas que impactaron directamente en el terreno. Una ley impulsada por los republicanos en 2023 impuso regulaciones estrictas a las organizaciones de registro de votantes, grupos que históricamente nutrían las filas demócratas con votantes jóvenes, negros e hispanos.

Adicionalmente, la limpieza anual del padrón electoral eliminó a miles de votantes inactivos. Líderes demócratas, como la presidenta del partido estatal Nikki Fried, calificaron estas acciones como una clara estrategia de supresión de votos.

Por su parte, los republicanos, como la supervisora de elecciones de Miami-Dade, Alina García, las defienden como medidas necesarias para garantizar la integridad electoral. El resultado, dejando a un lado la intención, fue una consolidación de la ventaja republicana en Miami-Dade.

De cara a 2026

Este nuevo panorama podría definir el campo de batalla político para el futuro, con las elecciones a gobernador de 2026 como la primera gran prueba de esta nueva era.

En ese contexto, la contienda republicana se perfila como una lucha por la herencia del modelo Trump-DeSantis, que ha introducido cambios polémicos en sectores como la inmigración, la educación y la salud, entre otros.

Figuras como el congresista Byron Donalds, quien ya cuenta con el crucial respaldo de Trump, y la primera dama Casey DeSantis, como posible responsable de seguir impulsando el ‘DeSantismo’, parten como los principales contendientes para consolidar la revolución conservadora.

En el lado contrario, la oposición busca desesperadamente una fórmula viable, y sus movimientos parecen validar los diagnósticos de los analistas.

La candidatura del excongresista republicano David Jolly, hoy como demócrata, podría calificarse como la ‘encarnación’ de la tesis del analista Maza, dado que el eventual postulante intenta abandonar los extremos ideológicos y apelar al votante moderado que se siente huérfano.

Al mismo tiempo, la aparición de candidatos independientes como el exsenador demócrata Jason Pizzo subrayaría la magnitud de la crisis. Su lapidaria afirmación de que el partido en Florida está "muerto" no es solo una crítica, es palabra fuerte que reflejaría una profunda desilusión y podría fracturar aún más el voto demócrata.

¿Futuro escrito en rojo?

La pregunta para 2026 ya no es si Florida es un estado péndulo, sino si el dominio republicano será permanente o si existe algún camino, por estrecho que sea, para un eventual contrapeso político.

No obstante, las elecciones locales en Miami-Dade presentan un panorama más complejo. A pesar del giro a la derecha del condado en las elecciones estatales y federales, la alcaldesa demócrata Daniella Levine Cava fue reelegida de manera decisiva en agosto de 2024 con un contundente 58% de los votos.

Su victoria sugiere que los votantes del condado pueden diferenciar entre la política nacional y la gestión local, y que un candidato demócrata enfocado en temas de gobernanza y servicios puede todavía tener éxito.

Esto abre una interrogante clave para el futuro: ¿podrá el Partido Demócrata replicar el "modelo Levine Cava" a nivel estatal, o el atractivo de la marca republicana en temas de mayor alcance ideológico seguirá siendo insuperable? De hecho, hay quienes han mencionado a la alcaldesa como posible candidata a la gobernación floridana.

De cualquier forma, la transformación del Estado del Sol es un caso de estudio sobre cómo las corrientes demográficas, las estrategias a largo plazo y los errores no forzados pueden converger para echar por el suelo un orden político establecido.

Mientras los republicanos se preparan para administrar su hegemonía, los demócratas enfrentan una batalla existencial, no solo para ganar una elección o varias, sino para demostrar que aún son una fuerza relevante en el nuevo y desafiante paisaje político de Florida.

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@danielcastrope

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