En la extensa trayectoria de los Rolling Stones, banda icónica del rock británico, existe un tema cuya presencia en los escenarios se ha convertido en un verdadero enigma para los fanáticos. Pese a haber interpretado cientos de canciones a lo largo de más de 60 años de carrera, una composición en particular quedó relegada a la historia por un motivo único: nunca logró adaptarse al formato de sus shows.
Se trata de “Sweet Black Angel”, una de las piezas más singulares y, a la vez, menos revisitadas por el grupo en sus conciertos.
Compuesta por Mick Jagger y Keith Richards, “Sweet Black Angel” fue incluida en uno de los discos más aclamados del grupo, Exile on Main St. (1972). La canción adopta una estructura country-blues con influencias caribeñas y destaca no solo por su sonido atípico dentro del repertorio de los Stones, sino también por su fuerte carga política: rinde homenaje a la activista de los derechos civiles Angela Davis.
El gesto de Jagger y Richards respondía a los tiempos de profundos cambios sociales y al activismo emergente en los Estados Unidos de comienzos de los años setenta.
Sin embargo, a pesar de su relevancia y del reconocimiento de la crítica, “Sweet Black Angel” solo fue interpretada en vivo una vez. Ocurrió el 24 de junio de 1972 en Fort Worth, Texas, durante la gira de presentación del álbum. Desde entonces, el tema quedó excluido de los repertorios de la banda. “Mick y yo hicimos el tema y dijimos: ‘Está muy bien’, pero nunca pareció encajar realmente en un show de los Stones. Lo tocamos en vivo solo una vez, y llamaba la atención como un resfriado”, recordó Keith Richards en una entrevista con Harper’s Bazaar en 2017.

Pese a que muchas canciones del repertorio de los Rolling Stones han pasado por transformaciones y actualizaciones a lo largo de los años, “Sweet Black Angel” siempre presentó un desafío especial para el grupo. La misma naturaleza introspectiva, la instrumentación y el carácter narrativo de la canción hacían que no se fusionara con la energía explosiva que caracteriza a los conciertos de la banda.
Keith Richards explicó que, aunque la canción tiene gran importancia para el grupo a nivel personal y artístico, nunca encontró su lugar en el setlist. El guitarrista confesó: “Lo meto durante los ensayos y veo qué sucede. ¿Sigue siendo bastante relevante, verdad? Y eso es desafortunado. Este material permaneció con nosotros demasiado tiempo”. De alguna forma, la propia vigencia del mensaje de “Sweet Black Angel” no fue suficiente para otorgarle un rol fijo en la experiencia en vivo que la banda había construido a lo largo de los años.
La exclusión de “Sweet Black Angel” de los conciertos de los Rolling Stones no ha pasado desapercibida para los seguidores más detallistas del grupo, quienes consideran la balada como una joya oculta de la discografía. A pesar de la ausencia en vivo, el legado del tema sigue vigente por su componenda política y musical, así como por haberse convertido en un caso singular dentro de la historia del rock: una canción que sus propios creadores optaron por no presentar ante el público de forma recurrente.
En la cultura de la música popular, son muy pocos los ejemplos de piezas tan reconocidas, incluidas en álbumes esenciales, que hayan sido interpretadas solo una vez y luego relegadas incluso cuando la banda continúa en actividad. La historia de “Sweet Black Angel” refleja la capacidad de los Stones para innovar, pero también para seleccionar con sumo cuidado qué canciones se transforman en ritos compartidos por sus millones de fanáticos alrededor del mundo.