Jara, candidata del pacto oficialista Unidad Por Chile, lidera los sondeos de opinión de cara al proceso electoral a celebrarse el próximo 16 de noviembre con entre 24% y 29% de la intención del voto, seguida del líder republicano con entre 16% y 23% de respaldo. A la contienda, a la que están llamados a votar 17.77 millones de ciudadanos -160,935 en el exterior-, se suma el nombre del libertario Johannes Kaiser, quien habría subido al menos cinco puntos en las últimas dos semanas.
Estos comicios, en los que se elegirá al reemplazo del mandatario izquierdista Gabriel Boric, se vislumbran como un termómetro electoral del descontento regional con la política tradicional y, a su vez, como un reflejo de la tensión entre la búsqueda de estabilidad social y la demanda de autoridad frente a la inseguridad que azota al país centroamericano, con la penetración de organizaciones criminales como el Tren de Aragua.
“Chile llega al 16 de noviembre con una competencia abierta y polarizada, pero con una leve inclinación a un duelo entre Jeannette Jara y José Antonio Kast en segunda vuelta”, explica el magistrado del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano en el exilio, Luis Manuel Marcano, profesor e investigador en la Universidad San Sebastián de Chile, en conversación con DIARIO LAS AMÉRICAS.
Una comunista al frente
El hecho de que una militante comunista encabece las encuestas en uno de los países históricamente más moderados de América Latina ha despertado atención internacional. Pero, según Marcano, “que una militante comunista lidere la intención de voto habla menos de un giro ideológico duro y más de un voto popular que premia una figura con perfil socialdemócrata práctico”.
En su opinión, Jara “ha capitalizado la fatiga con la derecha tradicional y sus divisiones internas”, apoyándose en temas concretos como la reforma laboral, las 40 horas semanales y una narrativa de justicia social sin confrontación.
“La narrativa de 'orden con justicia social' ha calzado en un electorado cansado de promesas incumplidas. Es, sí, en parte reacción al desgaste de figuras tradicionales del centro-derecha, pero también a la fragmentación del bloque opositor”, señala-.
Uno de los fenómenos más llamativos de esta campaña es el ascenso del candidato libertario Johannes Kaiser, quien ha pasado del margen al tercer o cuarto lugar en apenas semanas. Marcano explica que su crecimiento “se alimenta de dos corrientes: una veta antisistema, de castigo a la ‘política de siempre’, y otra de ‘mano dura’ ante el miedo cotidiano”.
Para el académico, “protesta y orden conviven en el mismo caudal”, un reflejo del desencanto que atraviesa a la sociedad chilena. Kaiser -afirma- “ha capturado a jóvenes varones, votantes muy activos en redes sociales, atraídos por un discurso libertario de Estado mínimo y seguridad maximalista”, aunque su base “sigue siendo más pequeña que la de Kast”.
Los ejes que dominan la elección
La seguridad pública y la migración dominan la agenda electoral chilena. A juicio de Marcano, ambos temas se han convertido en factores determinantes para la decisión del voto. “Estos temas están ‘marcando’ la elección. La inseguridad, asociada al crimen organizado y la migración irregular, reordena prioridades del votante y empuja propuestas de control fronterizo, aumento de facultades policiales y cárceles de alta seguridad”, precisa.
Pese a que la tasa de homicidios consumados ha registrado una baja por tercer año consecutivo, disminuyendo un 13,8% en el primer semestre de 2025 respecto al mismo periodo de 2024, más del 87% de las personas percibe un aumento de la delincuencia a nivel nacional y más de la mitad de los chilenos (56,6%) se considera expuesto ante el delito, de acuerdo con la Encuesta Nacional Urbana de Seguridad Ciudadana (ENUSC) 2024.
Marcano explica que este clima favorece a los candidatos con propuestas más punitivas. “En ese terreno, la derecha (especialmente Kast) recoge réditos; la centroizquierda intenta responder con inversión barrial, control financiero del delito y coordinación regional”, indica.
En este sentido, advierte que el resultado podría depender del tono de la campaña final. “Si el clima noticioso se mantiene dominado por delitos de alto impacto, puede inclinar la balanza hacia las ofertas más punitivas”, asegura.
En este contexto de creciente inseguridad, ha resurgido el fantasma de Augusto Pinochet, una figura que vuelve a dividir a los chilenos. Para el investigador, “el nombre vuelve no por nostalgia mayoritaria, sino porque ciertos segmentos asocian ‘orden’ con ‘autoridad fuerte’ en contextos de miedo”.
Esa evocación, explica, no se traduce necesariamente en un respaldo ideológico, sino en una búsqueda emocional de certidumbre. “Es una memoria selectiva que olvida costos democráticos, pero que reaparece cuando la vida diaria se percibe amenazada”, explica.
“Algunos actores usan ese símbolo para contrastar con la inseguridad actual; otros lo rechazan frontalmente. En términos electorales, no es hegemónico, pero sí rinde en nichos de alta movilización”, agrega.
Jóvenes, redes y campañas virales
En un escenario mediático completamente digitalizado, Marcano observa transformaciones profundas en la forma en que los jóvenes se relacionan con la política. “Los jóvenes no son un bloque uniforme: conviven microcomunidades digitales hiperpolitizadas con mayorías volátiles”, explica.
Considera que las plataformas sociales se han convertido en el principal terreno de disputa electoral. “TikTok, Twitch y X están moldeando una militancia ‘líquida’: menos orgánica, más episódica, con influencers que actúan como ‘punteros’ del siglo XXI”, advierte.
Asegura que Kaiser y Kast “han encontrado terreno fértil entre esos votantes, especialmente hombres jóvenes de sectores medios”; mientras que Jara “ha crecido cuando logra traducir reformas a beneficios concretos y cuando terceros validan su experiencia de gestión”.
El resultado es una campaña “fragmentada, de mensajes cortos, virales y segmentados, que pueden mover uno o dos puntos decisivos en cuestión de días”, refiriéndose al peso creciente de los llamados trackers digitales frente a las encuestas tradicionales.
De cara a la jornada del 16 de noviembre, Marcano considera que “con voto obligatorio y alto nivel de decisión, el escenario más probable sigue siendo Jara versus Kast en segunda vuelta”. No obstante, advierte que los movimientos en el tercer pelotón -donde se disputan Evelyn Matthei, Kaiser y Franco Parisi- “podrían definir las transferencias cruciales” para el 14 diciembre, cuando está previsto el balotaje si ninguno de los candidato logra hacerse con el 50% más uno de los votos.
“Nadie luce perfilado para ganar en primera vuelta”, subraya el magistrado. “El desenlace dependerá del clima de orden/seguridad en la última semana y de la participación efectiva. Si seguridad domina la agenda, Kast llega más ancho; si priman 'bolsillo y derechos sociales' con tono de moderación, Jara mantiene la delantera”, apunta.
Marcano destaca un hecho que considera revelador sobre el actual clima político chileno: la marginalidad del candidato Marco Enríquez-Ominami, conocido por haber expresado abiertamente su apoyo al régimen venezolano. “Marco Enríquez-Ominami -quien ha sido señalado como el único candidato del actual panorama que explícitamente apoya públicamente al régimen de Nicolás Maduro en Venezuela- ha quedado completamente al margen del ranking de favoritos”, resalta.
Las encuestas, añade, “ya no lo sitúan siquiera entre los tres primeros y su porcentaje de intención de voto es mínimo, lo que evidencia que ese respaldo internacional tan poco convencional para la política chilena no ha logrado traducirse en capital electoral significativo”.
ebritop22
hace 2 horas
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