Irán: ¿cambió de opinión Trump o solo hay modificación de estrategia y prioridades?

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Donald Trump advirtió que noDonald Trump advirtió que no permitirá que Irán desarrolle un arma nuclear (REUTERS/Kai Pfaffenbach)

A la revista Time le señaló que estaba dispuesto a reunirse con el líder supremo o el presidente, sin embargo, si no hay acuerdo previo, será un fracaso, quizás repitiendo lo que ocurrió con Kim Jong-un el 2019 en la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas.

En la entrevista, Trump clarificó que él no había intervenido impidiendo que Israel atacara los sitios nucleares de la República Islámica. Sus palabras fueron: “Pienso que se puede llegar a un acuerdo sin atacar. Es posible que lo tenga que hacer, porque Irán no debe tener un arma nuclear… pero les dije que prefiero un trato”.

Loable propósito, pero ¿se puede confiar en Irán?, y si no se está deteniendo a Israel, ¿qué es lo que está pasando? Mi impresión es que sin duda EEUU ha ingresado a una nueva ronda negociadora con Irán, y hay reuniones que son innegable evidencia al respecto, a pesar de los incumplimientos y la conocida intención de eliminar a Israel, así como su antinorteamericanismo y su desprecio a la idea misma de Occidente, además de cuan distinta hubiera sido la invasión de Irak si Israel no le hubiera destruido en 1981el programa atómico de Saddam.

En nuestros días, los hechos muestran que EEUU e Irán tuvieron este 26 de abril una tercera ronda de negociaciones, ahora en Omán, quien siempre ha actuado como intermediario, aunque las reuniones mismas hayan sido “indirectas”. La semana anterior había sido en Roma, y aunque no tocaron el tema nuclear, ambos países estuvieron satisfechos, calificando la reunión como “un avance”.

Ahora, ni siquiera se mencionó el tema de los misiles, y aquí yo agrego la palabra “todavía”, toda vez, que esta capacidad no solo les permite llegar a Israel y a países árabes, sino a Europa, por mucho que la Unión Europea siga en la negación, y la esperanza de Teherán es seguir progresando, léase, el destinatario final es obviamente el propio EEUU.

Se presente como se presente, no hay duda de que una negociación existe, por incipiente que sea, y al respecto en Trump no es un cambio total de opinión, ya que contrario a su leyenda negra, en toda su historia personal y no solo con Irak, sin ser un pacifista, siempre postuló que el ataque militar debiera ser la última opción como también que EEUU no debiera involucrarse en guerras interminables en tierras lejanas. En refuerzo de la tesis de la negociación, es llamativo el hecho que en los nombres que hoy figuran hay funcionarios que en su trayectoria al igual que en lo que sirve de predictor que son intervenciones en reuniones académicas, destacan posiciones contrarias a la confrontación con Irán.

El ministro de Exteriores deEl ministro de Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, encabezó la delegación del régimen persa durante las nuevas conversaciones indirectas con EEUU en Omán (AP Foto/Fatima Shbair)

Al igual que las negociaciones Israel-Hamas son reuniones “indirectas”, pero solo en el nombre ya que están en cuartos contiguos, por lo que existen respuestas inmediatas. Y en Omán, lo más destacable a mi juicio no fueron palabras de buena crianza, sino que por primera vez hubo una reunión técnica donde EEUU planteó sus ideas acerca de cómo limitar el programa atómico iraní.

Las delegaciones fueron presididas por el ministro iraní de Exteriores y el enviado especial estadounidense para Oriente Medio y no deja de ser interesante que el “cauto optimismo” del ministro se base en algo tan preciso como “si la única demanda de EEUU es que Irán no tenga armas nuclearse, esa demanda es alcanzable”, y no deja de ser un avance real que ya se pueda concordar en “el” problema a resolver, toda vez que a pesar de ser una nueva negociación, solo ha habido tres encuentros, donde ya dos han sido rondas específicas, una semana detrás de la otra, una en Roma y otra en Mascate, capital de Omán, y siempre la calificación ha sido de “constructiva”.

En todo caso, en esta última surgió una diferencia, toda vez que mientras la Casa Blanca habló de que se avanzaba, “pero aún quedaba mucho por hacer”, el ministro iraní enfatizó en que “todavía hay diferencias”, ya que “las posiciones aún no se han acercado lo suficiente para un pacto”, declaraciones que en todo caso fueron hechas a la TV estatal para consumo interno, por lo que hay que tener presente lo dicho por el mediador, el ministro de Exteriores de Omán, quien confirmó que se trabaja rápido, toda vez que la próxima semana habrá otra reunión “para seguir” buscando resolver (las) diferencias”.

No hay duda que Trump ha optado por darle una oportunidad a la diplomacia, y al igual que en el tema de los aranceles, habría que evitar que nos confundiéramos por la dureza de las amenazas, y habría que observar que a través de toda su trayectoria pública, y mucho antes de llegar a la Casa Blanca, siempre Trump propuso buscar tratos sobre intervenciones militares, no sólo en Irak, sino también en el orgullo con el que siempre destacó que mientras fue presidente, EEUU no ingresó a nuevas guerras.

El cambio se nota en lo siguiente: siempre criticó el acuerdo de Obama con los ayatolas, porque se devolvía el dinero embargado desde la toma de la embajada de Teherán, además que permitía que Irán pudiera adquirir su bomba en 15 años. Así que Trump retiró a Washington del acuerdo, iniciando después la llamada “política de máxima presión”, que produjo un daño significativo a diferencia de las sanciones del presidente Biden, ya que Trump dificultó la capacidad de hacer negocios de Irán y vender su petróleo, lo que iría a cambiar para Teherán con el acuerdo estratégico con Rusia con quien habían tenido diferencias en Siria, a pesar de apoyar ambos al mismo dictador, además que solucionó muchos problemas económicos al negociar con China un acuerdo preferencial en petróleo.

Esa nueva capacidad económica y política de Irán se manifestó en que pudo desestabilizar buena parte del Medio Oriente con su política de proxis, es decir, milicias y grupos terroristas cercanos y manipulados por Teherán, que tuvo su máxima expresión en los ataques hutíes al petróleo de Arabia Saudita, en el apoyo a la invasión de Hamas el 7 de octubre y el llamado “Frente de la Resistencia” contra Israel que consultaba nada menos que 7 frentes, si a Hamas se agregaba a Hezbolá en El Líbano, a los Hutíes en Yemen, a milicias chiitas en Siria e Irak, a la Yihad Islámica en Gaza y la Cisjordania, a la propia Guardia Revolucionaria iraní como patrocinadora del terrorismo a nivel mundial y no solo en el Medio Oriente, como se demostró en Buenos Aires, y el inédito enfrentamiento directo con ataques del propio Irán a Israel.

El retiro del acuerdo, además de concordar con la posición de Israel fue justificada con lo que ese país encontró en una audaz acción de inteligencia del Mossad que pudo extraer información sobre el programa atómico iraní, desde un lugar secreto. El acercamiento de Israel con el gobierno de Trump marcaba un cambio en ambos sentidos, después de la difícil relación que se tuvo durante la administración Obama, en cierto modo, agravada por la acción de Netanyahu de acercarse a la oposición al entonces presidente en el Congreso, que, aunque se tratara de diferencias sobre Irán, no correspondía a lo apropiado para aliados, que siempre debiera ser de Estado a Estado.

La relación con Israel, marcado por el innegable deseo de la Casa Blanca de que Netanyahu no continuara de primer ministro, también actitud impropia de aliados se manifestó en un doble sentido en la administración Biden, ya que, por un lado, con enorme velocidad apoyó militarmente a Israel cuando se produjo lo que inició la actual guerra, por mucho que se quiera olvidar, que fue la invasión de Hamas, y la toma de rehenes, israelíes, estadounidenses y de otras nacionalidades. Ese apoyo se mezcló con presiones para que Israel detuviera sus avances bélicos, incluyendo embargos a la entrega de cierto tipo de armas, ya que había una fuerte oposición a Israel en sectores del partido Demócrata, en la campaña que ganó Trump, quien siempre habló de la solución militar frente a Irán y del apoyo a una ofensiva total contra Hamas, coincidiendo en todo con Netanyahu.

Israel y EEUU buscan evitarIsrael y EEUU buscan evitar que Irán siga desarrollando su programa nuclear (REUTERS/Kevin Mohatt)

Hoy, la posición oficial de EEUU sigue consultando la amenaza militar, pero se ha agregado que no es la preferencia de la Casa Blanca y solo sería en caso de verse obligada a actuar si Teherán sigue adelante con la producción de una bomba nuclear, posibilidad que es real, ya que el régimen ha acelerado en forma significativa su capacidad, de tal modo que actualmente enriquece uranio al 60%, por encima del límite del 3,67% fijado por el pacto de Obama, que también contaba con el apoyo de Londres, Europa, y Rusia.

Este último encuentro de Omán duró solo horas y al igual que el de Roma se hizo en sábado, ya que el viernes es el día especial de oración y descanso en Irán y otros países musulmanes. Sin duda, algo ha cambiado en la posición pública de Trump, si se le compara con sus críticas al comportamiento anterior de EEUU, con lo hecho en su gobierno 2016-2020 y, sobre todo, su reciente campaña y los primeros días de su actual administración.

A lo dicho, se pueden agregar las decisiones tomadas frente al terrible resurgimiento del antisemitismo en EEUU y el mundo occidental, donde hay una batería de acciones para que no vuelva a ocurrir, que incluye quitarle dineros públicos a los lugares donde ello fue tolerado, aunque implique ser llevado a tribunales por universidades del nivel de Harvard.

La gran diferencia con la administración Biden no ha sido el discurso de condena a la judeofobia, sino la voluntad de usar la legislación antidiscriminación en contra de quienes cayeron en esas conductas, incluyendo las universidades, además de usar el poder sancionatorio del Departamento de Justicia y al FBI en la búsqueda de los extranjeros y estadounidenses que estuvieron detrás de esas acciones antisemitas.

En el caso de Irán, no es un misterio para nadie que el régimen busca el levantamiento de las sanciones económicas. Por ahora, el primer elemento de discrepancia que ha surgido es otro, ya que todo parece indicar, que por distinta que sea la comparación con Obama, se unen que, si existiera un acuerdo sobre el programa atómico, Trump seguramente aceptaría el levantamiento de sanciones, que además fueron muy efectivas en su gobierno anterior.

De las declaraciones conocidas, la discrepancia que se ha establecido es que Teherán solo parece haber aceptado que la negociación debiera limitarse a la capacidad nuclear, mientras que EEUU apunta al programa de misiles iraní y el apoyo de Teherán a grupos terroristas. Por su parte, el régimen, incluyendo al líder supremo, siempre han negado que busquen armas atómicas, lo cual se desmiente al igual que su apoyo al terrorismo, por innumerables acciones, tanto que tiene mucho sentido lo hecho por Marco Rubio, quien en su capacidad de secretario de Estado estuvo en el encuentro que dio el puntapié inicial a esta ronda negociadora y que señaló que si Irán solo quiere un programa nuclear civil “pueden tener uno como tantos otros países en el mundo, importando el material enriquecido”, y probablemente hoy la Casa Blanca aceptaría lo mismo que el pacto de Obama el 2015, que ese material podría también ser suministrado por Rusia.

En todo caso, como EEUU está intentando una última negociación con Irán, no está demás, que, en cada encuentro, privada y públicamente se reitere la oposición a que la República islámica enriquezca uranio en su territorio, ya que la duda es cuan confiable puede ser el régimen fundamentalista, e imagino que en la Casa Blanca debe haber dudas semejantes, además que Teherán ha demostrado un enorme talento para negociar, encontrar “comprensión” en varias cancillerías europeas, igual que apoyos en adversarios de EEUU y siempre respaldo, en Latinoamérica, en un arco que incluye desde las dictaduras castrochavistas hasta distintos presidentes que tienen en común su antisemitismo, como Boric, Lula, Petro, otros.

En el caso de EEUU, en el pasado el régimen ha demostrado que es capaz de usar el lenguaje que quiere escuchar su interlocutor, y en la negociación de Obama, además del buenismo del líder estadounidense, hubo una exitosa manipulación, al arrastrarlo a una negociación, donde hubo demoras como también engaño, además de una trampa no siempre percibida, ya que no existió negociación de buena fe, toda vez que lo único que le interesaba a los ayatolas es el objetivo de preservar su poder, es decir, ese instrumento que es Irán. El hecho que no quieren poner en peligro a Irán fue demostrado el año pasado, no solo en la forma como retrocedieron en su enfrentamiento con Israel, sino también en la confrontación con misiles y drones que tuvo lugar en enero del 2024 con otro país nuclear como lo es Pakistán, a quien responsabilizaron de ataques desde su territorio por grupos que usan a ese país como base para ataques terroristas, ya que reivindican territorio iraní en nombre de algo antiguo, Baluchistán, uno más de los tantos conflictos que a pesar de ser poco conocido, nunca se deja de tener una opinión equivocada, generalmente sesgada.

Al respecto de las actuales conversaciones entre Irán y EEUU hay que recordar dos cosas que seguramente las conocen y muy bien los negociadores iraníes, siendo la primera que simplemente la invasión de Rusia a Ucrania no hubiese sido igual, si esta hubiese mantenido en su territorio las bombas atómicas que le dejó la desaparición de la URSS, a cambio de una promesa de la promesa conjunta de EEUU y Reino Unido de garantizar esas fronteras. Para EEUU lo segundo era evitar toda proliferación nuclear, desde 1945 un componente esencial de la política exterior de EEUU, y que, en la década del 90 se hizo presente no solo con Ucrania, sino también con Bielorrusia, y otros programas menores en países como Sudáfrica.

Por lo tanto, que se le pida algo similar a Irán no es nada especial, solo que este objetivo no figuró en el acuerdo del 2015. La relación privilegiada que existió con el Shah Reza Pahlevi sufrió un quiebre total con la revolución islámica del ayatola Jomeini, donde el error de apreciación de la administración Carter (compartido con Israel y todo el occidente) condujo a la toma de la Embajada de EEUU y los rehenes.

El régimen iraní aclaró queEl régimen iraní aclaró que la cuestión nuclear no es negocibale (Office of the Iranian Supreme Leader/WANA via REUTERS)

El régimen sufrió mucho con la invasión de Irak el 22 de septiembre de 1980, pero lograron no solo sobrevivir, sino salir fortalecidos después de su fin el 20 de agosto de 1988, en lo que fue no solo la guerra más prolongada del siglo XX, sino también una etapa más en la larga hostilidad árabe-persa, acontecimiento clave para entender lo que hoy ocurre con Arabia Saudita y otros países árabes sunitas que están en un creciente proceso de acercamiento con Israel, ante el temor al enemigo común, relación que a pesar de Gaza ha seguido fortaleciéndose, en lo que es un conflicto que se remonta a la sucesión del profeta Mahoma en el siglo VII de nuestra era, entre las ramas sunitas y chiita del islam

Lo mencionado no es solo historia, sino un antecedente para entender lo que occidente en general parece no comprender del todo, en relación con una región donde como ninguna otra, las decisiones están hoy determinadas por los avances de Irán hacia la bomba, y la pregunta de si la tiene o no.

Por cierto, desconozco si ello ha ocurrido, sin embargo, no lo creo, estando seguro de que 1) Israel no puede atacar con éxito sin EEUU, ya que sin su apoyo no tendría ni la bomba para destruir instalaciones a gran profundidad como tampoco el avión de ataque para transportarla. 2) Irán está cerca, ya que una vez que un conocimiento ingresa a una sociedad no lo abandona, aunque nada indica que haya resuelto problemas como ponerla dentro de un misil. 3) Son negociadores muy inteligentes y si no se logra que voluntariamente acepten no continuar con la bomba, se deberá atacar para evitar un escenario como el que EEUU tiene con Corea del Norte, que nadie la toca, a pesar de ser un país mucho más pobre. 4) Irán está corriendo para tener la bomba, después de la pérdida que sufriera en Siria, que Israel además destruyera capacidades militares de sus proxis en Gaza y Líbano, y que Washington decidiera confrontar a los hutíes. Si llega a tener la bomba, simplemente no hay ataque. 5) Difícilmente van a volver a encontrar a un Irán tan débil, sobre todo después de haber fracasado en causar algún daño a Israel y que la respuesta destruyera prácticamente sus defensas aéreas, dejando desnudo de protección el lugar donde tiene enterrado su programa nuclear. 6) La ideología del régimen corresponde a una dictadura teocrática totalmente excluyente.7) Si consigue la bomba, sería despertar una carrera armamentista en la región, toda vez que no sólo Arabia Saudita, sino también Egipto y Turquía buscarían tenerla.

¿Atacará EEUU? No sé, no estoy seguro, solo creo que, si lo hace Israel, no lo impediría, además de facilitar el armamento necesario, prestando después apoyo diplomático ante el vendaval de críticas que aparecerán en todas partes, con la probable excepción de países árabes sunitas que conocen mejor a los ayatolas iraníes, y que, por ser igualmente amenazados, se alegrarán de lo hecho por Israel.

Máster y PhD en Ciencia Politica (U. de Essex), Licenciado en Derecho (U. de Barcelona), Abogado (U. de Chile), excandidato presidencial (Chile, 2013)

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