FOTO DE ARCHIVO: El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, observa mientras hace un anuncio sobre el escudo antimisiles Cúpula Dorada junto al secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth (no en la foto), en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos. 20 de mayo de 2025. (REUTERS/Kevin Lamarque)La iniciativa de defensa antimisiles Cúpula Dorada impulsada por el presidente Donald Trump, atraviesa fuertes retrasos tras el cierre del gobierno durante 43 días y la falta de un plan definido para utilizar los primeros 25.000 millones de dólares asignados al programa, informaron ocho fuentes familiarizadas con la situación a Reuters. Estos fondos, establecidos como parte del paquete de conciliación presupuestaria aprobado en verano, aún no han sido traducidos en un plan de gastos detallado, advirtieron dos fuentes de la administración, una fuente del Capitolio y dos ejecutivos del sector, todos bajo condición de anonimato, ante la confidencialidad del programa.
El cierre gubernamental detuvo contrataciones y apartó a personal esencial de sus funciones de aprobación y firma de contratos. Como resultado, persisten dudas sobre el cumplimiento de la promesa de Trump: que el sistema —con un coste total estimado de 175.000 millones de dólares— esté operativo para proteger el territorio continental de Estados Unidos para 2028.
Más de una docena de fuentes en la administración, el Pentágono, el Congreso y la industria de defensa coincidieron en advertir los retos persistentes que enfrenta la principal prioridad de defensa nacional del actual presidente. “No creo que hayan avanzado mucho, pero tampoco creo que vaya todo terriblemente mal”, aseguró uno de los funcionarios.
El plan de gastos, exigido en el proyecto de ley de financiación y a presentar ante el Congreso a finales de agosto, se espera ahora para diciembre. Este aplazamiento, en el contexto del exigente calendario de la administración, ha hecho que algunos miembros de la industria teman que contratos clave no se adjudiquen antes de la fecha interna límite del Pentágono, el 31 de diciembre, lo que podría elevar los costos.
Un portavoz de la Casa Blanca señaló que la Cúpula Dorada es “un proyecto visionario liderado por un presidente visionario” y que se requiere “mucho trabajo para crear un sistema así”, asegurando colaboración entre los implicados en el desarrollo de la tecnología. Otro portavoz del Pentágono subrayó la necesidad de proteger la evolución del programa: “Reconociendo la intención de los adversarios de explotar los avances de la Cúpula Dorada, estamos protegiendo rigurosamente las ventajas estratégicas de Estados Unidos inherentes a este programa”.
El general Michael Guetlein, director del programa, cumplió con el plazo de mediados de noviembre para entregar un plan de implementación, actualmente en revisión. Se prevé que a partir de dicho plan se inicie la adjudicación de contratos para el desarrollo y prueba de satélites, interceptores, estaciones terrestres e infraestructura de red. No obstante, fuentes internas afirman que la arquitectura definitiva del plan todavía se encuentra en elaboración y que pasará varias semanas antes de su conclusión. Este retraso ha impedido la licitación de programas y ha ralentizado la transición del proyecto desde la planificación a la ejecución.
De acuerdo con expertos del sector, esta demora incrementa la preocupación sobre la necesidad de un presupuesto mayor y una prolongación de plazos. Todd Harrison, investigador principal del American Enterprise Institute, estimó en septiembre que un sistema robusto capaz de contrarrestar todo tipo de amenazas podría costar hasta 3,6 billones de dólares durante los próximos 20 años.
El programa también ha tenido dificultades para completar la plantilla interna. Guetlein todavía no ha alcanzado el objetivo de 30 empleados y recientemente perdió a un director técnico clave del Comando Espacial de EEUU. No obstante, ya se ha elegido a un nuevo responsable para ocupar ese cargo, confirmaron dos de las fuentes consultadas por Reuters. Paralelamente, Guetlein ha logrado movilizar contratistas y establecer colaboración con el centro de desarrollo de cohetes en Redstone, Alabama.
Tom Karako, experto en seguridad armamentística del Center for Strategic and International Studies de Washington, argumentó que la razón de designar a un general de cuatro estrellas es su capacidad para “romper cristales y conseguir que las cosas se hagan”, aunque advirtió que mientras predomine la indecisión en los niveles superiores, “nada de esto va a empezar jamás”.
Los desafíos no se limitan a la burocracia. Diversas fuentes de la industria señalaron que los posibles contratistas muestran reservas respecto a los altos costos iniciales del desarrollo de interceptores espaciales. Según documentos revisados Reuters, el Pentágono contempla que las empresas asuman esos costos durante la competición, contraviniendo la práctica habitual de que el gobierno financie al menos parte de las investigaciones de riesgo.
El programa prevé el desarrollo de cuatro versiones distintas de interceptores y la colaboración de grupos de hasta cinco empresas, con premios en metálico que, según una presentación del Pentágono, podrían alcanzar los 340 millones de dólares, repartidos por resultados en pruebas en órbita. Posteriormente, los contratos de producción podrían suponer entre 1.800 y 3.400 millones de dólares anuales. Directivos del sector calculan que el desarrollo y prueba de un interceptor podría suponer inversiones entre 200 y 2.000 millones de dólares.
Se espera la participación de firmas como Lockheed Martin, Northrop Grumman, RTX y Boeing para competir por los componentes principales cuando los contratos estén disponibles.
Por su parte, el Departamento de Defensa ha realizado avances al centralizar sistemas de alerta temprana mantenidos por diferentes agencias, destinados a defenderse de misiles balísticos, hipersónicos y de crucero. Según dos fuentes de la industria y dos funcionarios estadounidenses, estos sistemas integran información recopilada por satélites, inteligencia sobre el terreno y acciones de ciberespionaje, que se transferirán al sistema para mejorar su capacidad de reacción ante posibles amenazas.
(Con información de Reuters)
hace 1 hora
1







English (US) ·
Spanish (ES) ·