
Un estudio reciente ha establecido un vínculo significativo entre la toxina colibactina, producida por cepas específicas de la bacteria E. coli, y el desarrollo del cáncer colorrectal en edades tempranas. Este hallazgo, publicado en Nature y liderado por el profesor Ludmil Alexandrov de la Universidad de California, San Diego, representa un avance crucial en la comprensión de los factores microbianos que pueden influir en nuestra salud a largo plazo. Según Newsweek, la investigación analizó casi 1.000 casos de cáncer colorrectal de 11 países, enfocándose en las mutaciones de ADN características de individuos jóvenes expuestos a esta toxina antes de los 10 años.
La implicación de microorganismos en la génesis del cáncer no es completamente nueva, pero esta investigación ofrece un enfoque más detallado sobre cómo ciertas bacterias intestinales pueden actuar como desencadenantes en edades tempranas. La colibactina se comporta como un mecanismo de competencia entre bacterias, con el potencial de alterar el código genético humano e iniciar mutaciones que podrían culminar en cáncer colorrectal décadas después. UC San Diego subraya que esta perspectiva abre la posibilidad de desarrollar métodos de prevención basados en la modificación del microbioma intestinal desde edades tempranas.
El reconocimiento de estos factores microbianos introduce una nueva dimensión en la prevención del cáncer, que tradicionalmente se ha enfocado en aspectos dietéticos y heredables. La posibilidad de intervención temprana, a través de probióticos o dietas personalizadas, podría revolucionar la manera en que abordamos el riesgo de cáncer relacionado con la microbiota. Este enfoque proactivo no solo subraya la importancia de un entorno intestinal saludable, sino que también plantea preguntas sobre cómo las prácticas actuales, desde el uso de antibióticos hasta las elecciones dietéticas, podrían estar influenciando el riesgo de cáncer en generaciones futuras, como lo indica NPR.

Históricamente, el cáncer colorrectal ha sido considerado una enfermedad predominantemente de adultos mayores; sin embargo, en las últimas dos décadas, los casos en personas menores de 54 años han aumentado un 11%. Actualmente, estos casos representan uno de cada cinco diagnósticos en países como Estados Unidos y otras naciones de altos ingresos. Este aumento ha sido notable aun en pacientes que no presentan los factores de riesgo típicos como la obesidad, antecedentes familiares de cáncer, o un estilo de vida sedentario, lo que ha intensificado la necesidad de investigar posibles factores ambientales ocultos, conforme a los hallazgos publicados por UC San Diego.
El estudio reveló que las personas menores de 40 años tienen entre tres y cinco veces más probabilidades de presentar cambios genéticos específicos de la colibactina que los adultos mayores con cáncer. La colibactina es una genotoxina producida por ciertas cepas de E. coli, una bacteria común en el intestino. Esta toxina actúa como un “sistema de armas” para las bacterias en el ambiente intestinal, dañando el ADN de las células humanas adyacentes e iniciando cambios genéticos que pueden derivar en cáncer, explicó Alexandrov a NPR.

No todas las personas que portan bacterias productoras de colibactina desarrollan cáncer. Los estudios indican que entre el 20% y 30% de la población alberga estas cepas bacterianas, pero su efecto varía dependiendo de factores como la composición del microbioma, hábitos dietéticos, y la presencia de otros desencadenantes ambientales. Este conocimiento sugiere que las exposiciones y condiciones que afectan al microbioma intestinal podrían jugar un papel importante en el riesgo de desarrollar cáncer, según el informe de UC San Diego.
El trabajo también ha destacado que los cánceres ligados a la colibactina son más prevalentes en regiones como Estados Unidos y Europa Occidental, donde el consumo frecuente de productos cárnicos procesados y el amplio uso de antibióticos podrían estar influyendo. Si bien el estudio ha establecido una asociación significativa, no ha demostrado una causalidad directa, por lo que se necesitan más investigaciones para comprender completamente estos vínculos complejos, tal como se detalla en Newsweek.
Dado el aumento en las tasas de cáncer colorrectal de inicio temprano, los investigadores exploran métodos para mitigar el impacto de las cepas bacterianas productoras de colibactina. Una posibilidad prometedora involucra el uso de probióticos que desplazan estas cepas dañinas, reduciendo así el riesgo de cambios genéticos adversos en el intestino. Además, se están desarrollando pruebas de heces para detectar mutaciones relacionadas con colibactina, lo que proporcionaría una herramienta de advertencia temprana para facilitar intervenciones preventivas, como lo señala UC San Diego.
Dentro de las recomendaciones más tradicionales, los expertos sugieren continuar con estilos de vida saludables, que incluyen el seguimiento de una dieta al estilo mediterráneo, actividad física regular, y evitar fumar. También instan a la población a estar atenta a síntomas tempranos del cáncer colorrectal, tales como dolor abdominal, pérdida de peso inexplicada o sangrado rectal.

Las futuras líneas de investigación se centrarán en identificar cómo los niños se exponen a las bacterias productoras de colibactina, así como en evaluar la influencia de factores ambientales y dietéticos específicos. Alexandrov comentó a SciTechDaily que “si alguien adquiere una de estas mutaciones impulsoras a los 10 años, podría acelerar su calendario de desarrollo de cáncer en décadas, enfrentándose a esta enfermedad a los 40 en lugar de a los 60”.
Marcos Díaz Gay, coautor del estudio, indicó a UC San Diego Today: “Nuestro objetivo inicial era examinar patrones globales del cáncer colorrectal para entender por qué algunos países tienen tasas mucho más altas que otros, pero al profundizar en los datos, uno de los hallazgos más interesantes y sorprendentes fue la frecuencia con que aparecieron mutaciones relacionadas con colibactina en casos de aparición temprana”.
Este estudio ofrece una nueva perspectiva sobre cómo ciertos factores microbianos durante la infancia pueden influir en el riesgo de cáncer más adelante en la vida. Aunque reste mucho por investigar, estos resultados proporcionan un enfoque novedoso para el entendimiento y la potencial prevención del cáncer colorrectal, teniendo en mente la importancia del microbioma y sus interacciones con factores ambientales en la salud humana a largo plazo, como detalló Newsweek en su cobertura.