
“Antes me maquillaba mucho más porque no me gustaba lo que veía en el espejo, estaba mal por dentro”, confesó Ester Expósito con una sinceridad desarmante. Durante años, explicó, sostuvo una relación tensa con su imagen, que solo logró sanar cuando comenzó a mirarse con más compasión.
Con apenas 25 años, Expósito ya había vivido varias vidas públicas. Su salto a la fama se produjo cuando interpretó a Carla en Élite, la serie de Netflix que la transformó en un fenómeno global. “Fue un antes y un después. Me abrió un montón de puertas y oportunidades”, recordó.
Sin embargo, aquella irrupción mediática tuvo un costo emocional: “Mi vida privada cambió completamente. La presión y la exposición explotaron por los aires”.
En la entrevista con ELLE, realizada en plena campaña como embajadora de Desigual y durante el rodaje de su nueva película, la actriz relató con claridad cómo fue reconstruyéndose tras el impacto de la fama.

“Viví momentos muy duros. Sé que soy una afortunada, pero no ha sido fácil”, reconoció. El proceso incluyó terapia, autoconocimiento, nuevos proyectos y una decisión firme de cambiar su relación con el trabajo, con su cuerpo y consigo misma. “Cada vez me veo mejor, lo estoy consiguiendo, porque por dentro cada vez me entiendo y me cuido mucho más”, afirmó.
Ester Expósito alcanzó la fama de forma explosiva. A los 18 años, se convirtió en uno de los rostros más reconocibles del streaming internacional gracias a su papel en Élite, una serie juvenil que rompió récords de audiencia.
Sin embargo, aquella exposición abrupta no siempre fue fácil de procesar. “Fue un antes y un después. Me abrió un montón de puertas y oportunidades, pero también cambió por completo mi vida privada”, recordó.
La presión mediática, los comentarios sobre su cuerpo y la pérdida de anonimato impactaron directamente en su bienestar.
Tras la serie, evitó repetirse y buscó proyectos distintos. “Después de Élite hice cosas muy diferentes. No he vuelto a repetir ese patrón”, señaló con determinación. Su objetivo fue claro desde el inicio: evitar el encasillamiento. “Obviamente me llegaron propuestas para hacer lo mismo, pero yo hice por no encasillarme”.
Su esfuerzo dio frutos. Hoy se encuentra rodando Marfil y Ébano, dos películas basadas en la bilogía de Mercedes Ron, donde interpreta a una joven bailarina envuelta en una trama de amor y suspense.
“Estoy tomando clases de ballet, he aprendido algo de boxeo, artes marciales y a usar armas. Son esos retos que como actriz me divierten”, expresó entusiasmada.
Durante años, la relación de Ester con su imagen estuvo atravesada por la crítica externa y la autoexigencia interna. “Antes me maquillaba mucho porque no me gustaba lo que veía. Pero no quería a la Ester de dentro, y eso condiciona lo que ves fuera”, confesó.
La terapia y el trabajo emocional la ayudaron a cambiar ese vínculo. “Cuanto más te trabajás por dentro, mejor te vas a percibir en tu reflejo”, reflexionó.

También compartió cómo enfrentó los rumores sobre su aspecto físico. “Lo que se dice sin saber, como que me he hecho 300 intervenciones en el rostro… no me he hecho ninguna cirugía, solo me hidrato los labios”, aclaró.
Al principio, esos comentarios la afectaban, especialmente por su juventud. Con el tiempo, aprendió a tomar distancia: “Ahora veo que no tiene que ver conmigo, sino con quienes hacen esos comentarios”.
Uno de los aspectos más reveladores de la entrevista fue la apertura con la que Expósito habló sobre su salud mental. Desde joven convivió con la ansiedad, pero fue en los últimos años cuando la situación se volvió crítica.
“La adolescencia fue muy complicada. Me sentía sola, sin amistades sólidas, iba al instituto sin motivación. Estaba apagada y perdida”, relató. La ansiedad creció hasta convertirse en un estado depresivo. “No hice nada para pararla, y al final derivó en un momento bastante tenebroso”.

La clave para revertirlo, explicó, fue dejar de intentar complacer expectativas externas. “Aprendí a que me dé igual lo que digan, a estar centrada en mi camino”, sostuvo. Desde entonces, comenzó un proceso de reconstrucción que incluyó terapia, medicación y un cambio de hábitos. “La edad, la madurez, entenderte… todo eso ayuda. Empezás a acercar lo que te conviene y a alejar lo que no”.
Fuera de cámara, Ester se describió como una persona desordenada, caótica y muy poco metódica. “Soy un desastre. La persona menos organizada y ordenada que te puedas imaginar. No cuido nada lo que como”, reconoció con humor.
Aunque confesó que en el trabajo es disciplinada y comprometida, aseguró que en su vida cotidiana le cuesta establecer rutinas. “La disciplina y yo no somos amigas. En mi manera de interpretar soy caótica y tiro de intuición”.
Ese estilo también se refleja en sus métodos de estudio. “Estudio el día antes, pero en la construcción del personaje soy más metódica”, aclaró.
En medio de su intenso presente profesional, Expósito proyecta también sus próximos pasos. Entre ellos, destaca uno muy especial: “Quiero escribir el guion para mi primera película y sacarlo adelante”.

Reconoció que escribir le resulta difícil, porque implica enfrentarse consigo misma. “Te escuchás todo el rato, y al principio odiás lo que produce tu mente. Es complicado no juzgarte y autoboicotearte”.
Además, expresó su deseo de organizarse mejor y adoptar una vida más estructurada. Y, en un giro que revela su espíritu aventurero, confesó su sueño de infancia:
“Ir a bañarme con tiburones blancos. Me van las emociones fuertes”. Bucea desde pequeña, una afición que heredó de su padre y que, hasta hoy, sigue alimentando.
El vínculo con la firma Desigual llegó en un momento en el que Ester se sentía más libre y empoderada. “Me gusta ese rasgo impredecible de Desigual, el espíritu provocador, de libertad y de colores. Me identifico con eso”, explicó.
La campaña Not a Doll, rodada en Los Ángeles, reflejó ese espíritu. “Fue un poco Old Hollywood, que me fascina. Va mucho con lo que está diseñando Desigual ahora”, comentó.

Su estadía en la ciudad californiana no fue solo por trabajo. Durante su tiempo allí, tuvo la oportunidad de conocer a directores, guionistas y productores. “Estoy empezando a hacerme con la ciudad, y ojalá aparezca pronto un proyecto allí”, expresó con ilusión.