
Un hombre condenado a muerte en Carolina del Sur por dos asesinatos cometidos en 2005 fue ejecutado el viernes mediante inyección letal.
Stephen Stanko, de 57 años, había recibido dos sentencias de muerte por crímenes separados: el asesinato de su novia en el condado de Georgetown y el de un amigo en el condado de Horry.
Stanko fue declarado muerto a las 18:34 horas (hora local), marcando la sexta ejecución en el estado en los últimos nueve meses, según reportó The Associated Press.

El primer crimen ocurrió en la casa de su novia, donde Stanko la estranguló mientras violaba a su hija adolescente. Aunque intentó asesinar a la joven cortándole la garganta, esta logró sobrevivir.
Horas después, Stanko disparó a un amigo en el condado de Horry y vació su cuenta bancaria. Ambos asesinatos lo llevaron al corredor de la muerte en dos ocasiones distintas.
La ejecución comenzó tras una declaración final de tres minutos y medio en la que Stanko pidió perdón a las familias de sus víctimas y solicitó no ser juzgado únicamente por el peor día de su vida.
“He vivido aproximadamente 20.973 días, pero me juzgan solo por uno”, expresó en su mensaje, leído por su abogado. También pidió perdón a las familias afectadas, mencionando: “Cuando me haya ido, espero que Christina, la familia de Laura y la familia de Henry puedan perdonarme. La ejecución podría ayudarlos. El perdón los sanará”.

Durante el procedimiento, los testigos observaron cómo los funcionarios de la prisión administraron la primera dosis del sedante pentobarbital.
Stanko pareció murmurar palabras y dirigió su mirada hacia las familias de las víctimas antes de dejar de respirar. Su muerte fue confirmada 28 minutos después de iniciada la ejecución, tras la administración de una segunda dosis del fármaco.
Entre los presentes en la ejecución se encontraban tres familiares de las víctimas, quienes no apartaron la vista de Stanko hasta mucho después de que este dejara de respirar.
También asistieron su hermano y su abogada, Lindsey Vann, quien ya había presenciado la ejecución de otro cliente en los últimos siete meses.

Stanko había solicitado inicialmente ser ejecutado por el pelotón de fusilamiento, un método recientemente aprobado en Carolina del Sur. Sin embargo, cambió de opinión tras conocerse los resultados de la autopsia de un recluso ejecutado mediante este método, que revelaron que las balas casi alcanzaron su corazón.
Finalmente, optó por la inyección letal, aunque sus abogados argumentaron que este procedimiento no se realiza de manera adecuada en el estado, citando casos previos en los que se encontraron líquidos en los pulmones de los reclusos.

El gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster, rechazó un indulto minutos antes de que comenzara la ejecución, siguiendo una tendencia histórica en el estado. Desde que se reinstauró la pena de muerte hace 50 años, ningún gobernador ha perdonado la vida de un condenado en las 48 ejecuciones realizadas.
La ejecución de Stanko es parte de un reciente aumento en la aplicación de la pena de muerte en Carolina del Sur, que estuvo 13 años sin realizar ejecuciones debido a la falta de acceso a los fármacos necesarios para la inyección letal. En respuesta, la Asamblea General del estado aprobó la implementación del pelotón de fusilamiento y una ley que protege la identidad de los proveedores de estos medicamentos.

Stanko fue la última de cuatro ejecuciones programadas en Estados Unidos durante la semana pasada. Florida, Alabama y Oklahoma también llevaron a cabo ejecuciones en días previos, destacando un caso en el que un recluso fue transferido de custodia federal a estatal para permitir su muerte.
Antes de su ejecución, Stanko disfrutó de una última comida especial, que incluyó pescado frito, camarones, croquetas de cangrejo, papa al horno, zanahorias, okra frito, pastel de cereza, pudín de plátano y té dulce.