Hablemos en serio. Solo esbozar la pregunta es demostrar ignorancia en temas políticos y económicos y coquetear con el choteo. ¿Entonces por qué un sector de emprendedores privados y ciudadanos acusan a El Toque del actual desastre económico y cambiario? El registro de respuestas a esa interrogante, según Carlos, sociólogo, es muy amplio: “Y puede ir desde la ingenuidad, desconocimiento provocado por no contrastar la información hasta un concepto que en psicología se llama disonancia cognitiva. Es una teoría que explica el autoengaño y esa conducta habitual de varias generaciones de cubanos, expuestos a una dosis muy elevada de manipulación, censura y adoctrinamiento por parte del Estado durante más de seis décadas”.
“Damos por sentado que los seres humanos, por el hecho de pensar, se comportan de una manera racional. Que nuestras acciones se basan en conclusiones a las que llegamos a través de maneras lógicas. Sin embargo, especialmente en el sistema totalitario cubano, donde tus opiniones pueden ser consideradas delitos punibles y nuestras reflexiones sobre determinados temas, considerados sensibles, nos puede marcar como 'contrarrevolucionarios' de acuerdo al decálogo del régimen. Por un reflejo condicionado, las personas optan por una excusa superficial por encima de una decisión absurda que ya hemos tomado, aunque no nos hayamos dado cuenta”, explica el sociólogo.
Existen numerosos ejemplos de conductas contradictorias entre los cubanos habituados a vivir en dictadura. Personas que en privado opinan de una forma y en público simulan apoyar al régimen e incluso llegan a participar en golpizas y linchamientos verbales (actos de repudio). Fingir, aplaudir en lo que no cree, votar solo por complacer a gobernantes que pregonan que su modelo es irrevocable, son muestras concretas de la ambigüedad y cobardía cívica de una amplia franja de cubanos que residen en la Isla. En el exilio, por comodidad, reflejos condicionados o temor, un segmento de compatriotas rehúyen posicionarse en público en contra del castrismo.
Los disparates que practican las dictaduras comunistas suelen ser tan morbosos y demenciales, que condenados a muerte se retractan de sus opiniones políticas delante de una cámara de televisión. La autocracia verde olivo es una maquinaria despiadada de vender miedo e irracionalidad. Por eso un sector de emprendedores privados y ciudadanos acusan a El Toque por la imparable inflación y el alza del dólar en el mercado informal. Es el caso de Osmel, dueño de un bodegón, quien considera que “El Toque, en su guerra contra los canallas del gobierno, afecta a negocios privados y a la población, porque cada vez que sube un peso el dólar estadounidense, los proveedores suben el precio de las mercancías y nos vemos obligados a subir los precios. Eso trae aparejado la pérdida de clientes y la disminución de las ventas”.
¿Cuál es el precio del dólar que se considera ideal?, le preguntó DLA a dueños de negocios en La Habana. Algunos coinciden que mientras más bajo, mejor. “Entre 300 y 380 pesos sería perfecto”, dice el propietario de un taller de reparación de computadoras y celulares. Los emprendedores que no están conectados con el sistema, señalan con el dedo al verdadero culpable, la dictadura castrista. Víctor, dueño de una hamburguesería al oeste de la capital, opina que “hay que ser muy comemierda o estúpido para pensar que unos tipos que viven fuera de Cuba con un software que es público y una computadora tengan al gobierno casi en jaque mate. Siento pena por esos colegas y esos ciudadanos que consideran que El Toque es el culpable del desastre económico. La web de El Toque es muy seguida porque es la única referencia cambiaria que se acerca a la tasa real de compra y venta del dólar y el euro. No es exacta, pero no hay otra".
"Si cualquiera puede manipular esas tasa cambiaria, ¿entonces por qué el gobierno no diseña una tasa y le pone a las divisas el precio que mejor les convenga?”, pregunta el emprendedor y responde: “No lo hacen porque no tienen divisas y no es tan simple manipular el mercado cambiario informal. Los dueños de negocios no debemos olvidar que no podemos acceder a comprar dólares en el sistema bancario porque el Estado no los vende. Por culpa del Estado, nos vemos obligados a comprarlos en la calle al precio de El Toque. La otra realidad es que cada vez entran menos dólares a Cuba, pues no solamente ha disminuido el turismo, también las remesas familiares y los viajes de cubanos residentes en el exterior. La demanda supera por mucho la oferta. Lo que está ocurriendo es una burda campaña propagandística”, asegura Víctor.
Gustavo, economista, recuerda que “es una práctica habitual del gobierno cubano de acusar a otros por su letal ineficiencia. La culpa siempre la tiene el 'bloqueo yanqui' o la 'contrarrevolución'. Ellos se creen que están por encima del bien o el mal. Y la culpa de que el dólar haya sepultado al peso y marque las pautas en la economía nacional es por los disparates por ellos aprobados, como la Tarea Ordenamiento, los programas que han inventado para reactivar la economía que no han funcionado y el aciago manejo de los servicios públicos y las empresas estatales que la mayoría solo da pérdidas”.
“Lo más fácil es buscar un enemigo externo. Esta campaña no es nueva. Ya en 2022 las autoridades armaron su circo propagandístico cuando en el mes de agosto abrieron un mercado cambiario al mismo precio de El Toque en ese momento. No les funcionó porque en un principio solo compraban divisas. Cuando semanas después iniciaron la venta, fue limitada a 100 dólares o euros per cápita. Y ocurrió que la tasa en el mercado informal se disparó de 115 pesos por un dólar a casi 300 pesos”.
“En encuentros académicos, profesores universitarios de economía han reconocido que la tasa de El Toque es la que se más acerca al precio real del dólar. La inacción del régimen, al no abrir un mercado cambiario serio, que compre y venda divisas con una tasa flotante acorde al cambio mundial, es lo que ha complicado el problema, sobre todo a la hora de invertir en la agricultura, la industria o el sistema electroenergético. Y no erogar un tercio de las inversiones en la construcción de hoteles que no superan el 30 por ciento de ocupación. La importación de alimentos y otros bienes le genera ganancias del 300 por ciento a GAESA. Esa estrategia económica es la que ha arruinado al país”, subraya el economista habanero.
En los últimos siete años, el 90 por ciento de los rubros productivos en los sectores agrícola y empresarial administrados por el Estado, ha descendido entre un 60 y 80 por ciento. Una verdadera debacle económica. Números que solo se justifican en caso de guerra. La estrategia de la dictadura ha sido huir hacia adelante. La narrativa de los voceros del régimen con el dólar estadounidense es digna de un filme de Cantinflas.
En algún momento de 2005, un enfurecido Fidel Castro apareció en la televisión estatal y prohibió la circulación del dólar después de que las autoridades estadounidenses revelaron cuentas por más de cuatro mil millones de dólares en bancos suizos. En 1994, Castro había suplantado el dólar por el peso convertible (CUC), conocido como 'chavito'. Y penalizó al billete verde con un impuesto del 20 por ciento. Eran los años de vacas gordas.
Desde Miraflores, su compadre ideológico, Hugo Chávez, había conectado una tubería de petróleo y dólares a La Habana. Mientras Venezuela producía más de dos millones de barriles de combustible, los petrodólares de Chávez servían para diseñar la anhelada revolución continental y sostener al 'chavito' con miles de millones de dólares. Pero llegó la crisis económica en Venezuela. Y los millones de CUC sin un respaldo en divisas suscitaron deudas con los proveedores extranjeros. La economía local entró probablemente en su crisis terminal.
El modelo cubano es inviable. Siempre priorizó la subversión y las consignas políticas a la economía. Lo sensato era desecharlo, vender en subasta cientos de empresas que generaban pérdidas, privatizarlas y apostar por una economía de mercado. Era la única salida y el consejo que le daban sus socios comunistas de Vietnam y China. Desde la óptica de la dictadura, hubiera sido la mejor estrategia. Gobernaban sin elecciones y ejerciendo la represión a los opositores. Y con una economía capitalista podrían ganar tal vez miles de millones de dólares e insertarse en la economía mundial.
La doctrina de Barack Obama hacia Cuba fue una oportunidad de oro perdida por el miedo y la estupidez de los funcionarios y militares castristas. Rusia y buena parte de los países occidentales condonaron hasta el 90 por ciento de la deuda. Nunca antes la dictadura tuvo la posibilidad de desatar las fuerzas productivas y permitir que los cubanos crearan riquezas. Se apostó por la retranca y el numantismo político buscando un escenario de mayores concesiones por parte de Estados Unidos.
Llegó Trump a la Casa Blanca y se trancó el dominó. Luego se desató la tormenta perfecta. El autócrata Raúl Castro designó como su testaferro a Miguel Díaz-Canel, un funcionario político tan obediente como mediocre. Cuando ocupó la silla presidencial, habló claro: Cuba es continuidad. Más castrismo, pero sin un socio que pague la factura de los continuos disparates. Cada ley o decreto a partir de la llegada de Díaz-Canel ha sido un tiro en el pie.
En medio de la pandemia del Covid-19 y la inflación, no había nadie a quien culpar: la tasa cambiaria de El Toque no existía. El régimen aprobó la Tarea Ordenamiento, al frente puso a Marino Murillo, con la intención de enderezar el absurdo financiero con tres tasas cambiarias diferentes. Enseguida el plan se fue al garete. El exministro de economía, Alejandro Gil, defenestrado dos años después, intentó salvar el desastre con una táctica de urgencia: “dolarizar parcialmente la economía”. Aquello no cuajó.
Entonces, la dictadura alardeó de tener sus bóvedas repletas de dólares, primero los prohibió y después los autorizó con la obligación de que los cubanos los cambiaran por una nueva moneda virtual llamada MLC. Otra forma de saquear a los cubanos, igual que el canje de joyas por pacotillas en la década de 1980 o el robo del 90 por ciento del salario a los profesionales que cumplen misiones en el exterior.
Cuando El Toque creó su tasa de referencia cambiaría en 2021, el dólar estaba a 45 pesos. Fue la creación de 11 mil MIPYMES, que al no poder acceder a divisas de forma legal y la estampida de más de un millón y medio de cubanos que escapaban del manicomio castrista, lo que provocó que el dólar se valorizara aceleradamente. Esa demanda del billete verde, la dramática reducción productiva en todos los sectores y el déficit de ofertas de bienes y servicios, entre otras causas, son las que han provocado la devaluación del peso. Con esos condicionantes, el dólar no parará de aumentar su valor en el mercado informal. El culpable es el régimen castrista. No El Toque.
hace 21 horas
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