
A más de dos años del trágico accidente del submarino Titán, los equipos de recuperación han conseguido localizar y analizar la cámara sumergible que formaba parte del vehículo. El análisis del dispositivo reveló la presencia de una tarjeta de memoria en buen estado que contenía archivos de imagen y video, aunque ninguno corresponde al fatídico día de la implosión del sumergible.
El hallazgo arroja nueva luz sobre los detalles técnicos y operativos previos a la tragedia, pero deja abiertas las incógnitas sobre los momentos finales de la expedición.
El descubrimiento fue reportado por Scott Manley a través de su cuenta de X, donde detalló información clave sobre el estado y contenido de la cámara recobrada. El dispositivo identificado era una Rayfin Mk2 Benthic, diseñada para resistir profundidades de hasta 6.000 metros gracias a su estructura de titanio.

A pesar de que la carcasa se conservaba casi intacta, la lente de cristal de zafiro se encontraba destruida, reflejo del daño extremo sufrido en el accidente. Al desmontar la cámara, los rescatistas hallaron una tarjeta SD en una de las placas electrónicas, lo que permitió preservar parte del material grabado previo al siniestro.
Los expertos forenses duplicaron el contenido de la tarjeta y lograron acceder a nueve imágenes y 12 videos. Sin embargo, debido a la configuración del dispositivo para guardar los datos en una unidad externa, ninguno de estos archivos documenta la inmersión al Titanic.
En su lugar, el material correspondía a pruebas realizadas en el Marine Institute de Terranova, punto de partida habitual para las misiones del Titán. Entre los registros recuperados figuraban imágenes de las instalaciones y algunas tomas submarinas poco profundas.

El sumergible Titán había partido de Terranova el 16 de junio de 2023, con la intención de explorar los restos del Titanic, ubicados a 3.800 metros de profundidad. La pérdida de comunicación ocurrió tras una hora y 45 minutos de inmersión, y los primeros restos del vehículo fueron localizados cuatro días después, confirmando la hipótesis de una implosión catastrófica.
No se hallaron restos de los tripulantes, marcando el episodio como una de las tragedias más sonadas en la exploración marina reciente.
El Titanic reposa bajo el océano en una zona donde la presión alcanza las 380 atmósferas. Aunque existen vehículos capaces de operar a tales profundidades, el Titán arrastraba desde antes del siniestro numerosos antecedentes problemáticos.

El exdirector de operaciones de la empresa calificó el accidente como “evitable”, y miembros destacados de la comunidad submarina, como James Cameron, advirtieron en una carta enviada a OceanGate que la expedición estaba “yendo por el camino de la catástrofe”.
Es pertinente señalar que tras la tragedia, OceanGate decidió cesar su actividad, poniendo fin a sus operaciones en el sector de inmersión profunda.
El descubrimiento de la cámara y su contenido aporta evidencia documental sobre las actividades y rutinas previas de la tripulación del Titán, aunque no logra ofrecer información visual sobre el desenlace del accidente.

La extracción exitosa de archivos demuestra la robustez de algunos componentes tecnológicos utilizados en expediciones extremas, pero el hecho de que la cámara no almacenara capturas del fatídico día mantiene el misterio sobre los últimos momentos de la nave y sus ocupantes.