Emma Stone revela cómo explicó a su hija de cuatro años que se que se iba a quedar calva para su última película: “¿No es estúpido y divertido?"

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BUGONIA | Tráiler Oficial

Cuando Emma Stone se sentó en el asiento trasero de un auto para una toma que sólo tenía una oportunidad de salir bien, todo el equipo de producción comprendió el peso del momento. Según reconoce ahora en una entrevista, la actriz doble ganadora del Oscar, aceptó rasurarse la cabeza en plena grabación de Bugonia, la nueva comedia negra del director Yorgos Lanthimos que llega a nuestros cines el próximo 7 de noviembre. Pero antes de la transformación física, la artista se concentró en una tarea diferente: preparar emocionalmente a su hija de cuatro años para ver a su madre sin cabello.

El rodaje de Bugonia reunió de nuevo a Lanthimos y Stone tras sus exitosas colaboraciones en La favorita, Pobres criaturas y Kinds of Kindness. En este proyecto, Stone interpreta a Michelle Fuller, directora de una empresa de biomedicina, cuya identidad es cuestionada de formas insólitas. Sin embargo, en la vida real, la mayor incertidumbre radicaba en la complejidad técnica y emocional de filmar la escena en la que se rapaba la cabeza.

El equipo solo disponía de una oportunidad para conseguir la toma. El propio Yorgos Lanthimos explicó que instaló cuatro cámaras en el automóvil para minimizar riesgos: “Sólo podía hacerse una vez, así que debíamos estar seguros de que ningún equipo fallaría”, relató el cineasta. Para Stone, la espera entre preparativos prolongados y ensayos le generó ansiedad. “Me decían: ‘Listos en diez minutos... no, en treinta... no, en una hora’. La espera aumentó la anticipación y hubo un momento donde tuve dudas, pero Yorgos conversó conmigo y logré tranquilizarme. Al final, adoré todo el proceso”, contó la actriz.

La escena en cuestión muestra a Michelle inconsciente mientras es rapada. Emma Stone confesó que se preparó mentalmente para quedarse completamente inmóvil: “Estaba ahí, meditando, diciéndome que debía quedarme quieta. Si abría los ojos o me movía, lo arruinaría todo”. Esta disciplina contrastó con los nervios sobre su apariencia y, ante la inminente transformación, la actriz pensó primero en la reacción de su hija, Louise Jean. Desde semanas antes del rodaje, Stone se esforzó por transmitirle tranquilidad a la niña. La artista reveló que fue directa con ella: “Le dije: ‘Voy a afeitarme la cabeza. Me voy a quitar el cabello y volverá a crecer. ¿No es estúpido y divertido? Podemos hacer lo que queramos con el pelo, ¡puede cambiar siempre!’. Ella respondió: ‘Está bien’ y lo aceptó con naturalidad”, rememoró la actriz en la entrevista publicada por USA Today.

(Focus Features)(Focus Features)

El impacto familiar de los cambios de apariencia se multiplicó en el set. Jesse Plemons, coprotagonista y amigo cercano de la actriz —a quien llama por su nombre real, Emily—, confesó que se sintió más ansioso que la propia Stone durante el rodaje. “Pensé: ‘Emily está comprometiéndose de verdad, así que es mi turno de dar lo mejor’”, compartió con humor. Plemons también pasó por una transformación para su papel: debió dejarse crecer el cabello mucho más de lo habitual, lo que desconcertó inicialmente a sus hijos Ennis y James. Según recuerda, uno de ellos llegaba a levantarle el sombrero en público para burlarse del nuevo tono rojizo de su pelo.

El proceso fue igualmente complicado a nivel técnico. Plemons relató que después de Bugonia trabajó con el director Alejandro Iñárritu, quien solicitó teñirle el cabello de rojo intenso para un nuevo proyecto. Volver a su color natural fue una odisea: “Me hice varios tratamientos, parecía estar cerca y luego de una semana el rojo regresaba, como un virus”, bromeó. Stone empatizó con sus dificultades: “Sí, el rojo es implacable”.

La dinámica entre participación artística radical y vida privada quedó plasmada en la relación de los actores con sus hijos. Los niños, testigos y jueces directos de los experimentos estilísticos de sus padres, reaccionaron con una franqueza que Stone y Plemons agradecen. De fondo, persiste la reflexión sobre la capacidad del cine para alterar la imagen y, transversalmente, influir en el entorno familiar, un efecto inevitable en la carrera de intérpretes que, como Stone, apuestan por decisiones audaces ante la cámara.

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