Pasó una semana en el hospital, logró curarse en tiempo récord de un balazo recibido en la zona del tórax y, como yerba mala nunca muere, ya está de nuevo dispuesto a desatar la guerra por la barra brava: insólitamente, Matías el Gula Díaz, hermano del ex jefe de la barra brava de Los Andes, Juan Díaz, alias el Gallinón, apenas dejó el nosocomio, se juntó con otro ex jefe, José Anacleto Paz, y grabó un video prometiendo la madre de todas las batallas para el próximo sábado cuando el Milrayitas reciba a Deportivo Madryn desde las 17 horas por una nueva fecha de la Primera Nacional.
Teniendo en cuenta que el anterior enfrentamiento 15 días atrás terminó con dos heridos de bala, lo que puede pasar es mucho peor. Por eso, la Agencia de Prevención de la Violencia en el Deporte (Aprevide) decidió que el club no podrá vender entradas y sólo podrán ingresar al estadio Eduardo Gallardón los socios con cuota al día; lo que minimiza el riesgo de un enfrentamiento en la cancha, pero no en la zona del predio que tiene la institución en Villa Albertina, donde se produjo el choque que hirió de un balazo a Díaz.
En medio de una catarata de insultos, en un video que subió a sus redes sociales y envió a sus rivales, Gula les avisa que les va a quemar la casa, muestra el grupo que tiene por apoyo y los amenaza diciéndoles que sólo quería unas entradas y, como no se las dieron y lo balearon, ahora va por todo. Y, en esas imágenes a las que accedió y reproduce Infobae, les pone nombre y apellido a los enemigos a los que puso precio por sus cabezas: son Hernán, alias Puchi, y Walter Coronel, los jefes de la facción oficial de la barra. “Se re equivocaron conmigo y ahora se van a querer matar, giles”, cierra, mientras a su lado asiente toda la situación José Anaacleto Paz, quien está en libertad condicional tras cumplir la mayor parte de la condena a 14 años de prisión que le dieron por asesinar a un hincha de Banfield en 2013.
La interna estalló en aquel año, cuando Paz terminó preso y tuvo pocos lapsos de paz. Es que dominar el paravalanchas del club habilita a un montón de negocios que no terminan justamente en Los Andes. Si bien hay uno muy fructífero que tiene que ver con organizar torneos de fútbol por apuestas en el predio de Villa Albertina, todas las investigaciones judiciales de la última década ponen a la barra del club como una asociación ilícita que cobra peaje para trabajar en las obras en construcción de Lomas de Zamora, a los contratistas de obra pública que tienen que hacer conexiones de agua o luz y a las empresas privadas que prestan servicios de telefonía e internet, pero además hay otro mundo delictivo detrás que tiene su base en desarmaderos de autos, venta de estupefacientes, peso en los puestos de La Salada y vínculos políticos en el Concejo Deliberante. Un paquete de mucho dinero que envidian hasta varias barras de equipos de Primera División.
En su momento, con el Gallinón Díaz como hombre fuerte de la política, ya que era chofer de un ex intendente, y Paz como músculo y líder del grupo violento, el dúo tenía a la barra en un puño a punto tal que se llamaba, por entonces, “La descontrolada banda de José”. Pero Paz asesinó a un hincha de Banfield, lo mandaron finalmente a prisión (en su prontuario había tres causas por amenazas con armas a técnicos del club y acusaciones de poner una bomba molotov debajo del auto de un ex directivo, todo porque no cedían a sus pretensiones) y ahí se desató la primera interna. El Gallinón creía que era el turno de ser el amo y señor absoluto, pero Paz desde la prisión ordenó que la tribuna estuviera en manos de sus hijos Nicolás y Elías. Hubo una batalla y los herederos ganaron, pero apenas tuvieron un reinado de cuatro años: en 2017 fueron condenados a 15 años de prisión por el crimen de un rival en la interna de la barra a metros del estadio.
Ahí apareció un nuevo grupo: el de los hermanos Coronel, que ya tenían presencia fuerte en La Doce, ya que dominaban junto a Marcelo Aravena la facción Lomas de Zamora de la barra brava de Boca. Walter, el hermano mayor, estaba procesado por ser el que presuntamente había aportado las armas en la guerra interna de La Doce que en 2013 dejó dos muertos en las inmediaciones del Nuevo Gasómetro. Como se ve, toda discusión entre esta gente termina en víctimas fatales. Ahí se abrió un frente contra una facción del barrio Chaco Chico, que respondía a los Díaz, que fue derrotada. Y desde entonces los Coronel se quedaron con todo. En 2023 hubo elecciones y se pensaba que, como ganó la oposición, la barra iba a cambiar de manos, pero un tiroteo a metros del colegio del club y cuando salían los chicos, que sembró terror por todo Lomas de Zamora, dejó en claro que nadie estaba dispuesto a ceder siquiera una migaja de poder.
Así las cosas, Paz salió de prisión en el último trimestre del año pasado y empezó a juntar a su gente para dar la batalla. Primero hubo un aviso con una granada que se puso en el estadio en la previa de un partido con Laferrere del 24 de octubre, cuando Los Andes peleaba por el ascenso a la Primera Nacional, que finalmente consiguió. Pero no logró desbancar a sus rivales. Entonces este año se alió con el grupo de los Díaz, antiguos compinches y también rivales. Y el Gula trajo gente y se puso al frente de todo. A comienzos de mes, cuando Los Andes fue a San Nicolás a jugar contra Rosario Central por la Copa Argentina, se dio el primer enfrentamiento y el grupo disidente se quedó fuera de la cancha. Ese día no le dieron las entradas prometidas y todo terminó mal.
Por eso, dos semanas atrás, horas antes del partido contra Deportivo Maipú, Gula y los suyos fueron a copar la parada al predio de Villa Albertina, donde se junta la barra oficial. Estos, prevenidos, tenían las armas cargadas. Y dispararon. Hubo dos heridos, uno de ellos el líder, que terminó internado en una unidad de primera atención de Villa Fiorito. Después de las curaciones y la convalecencia, habló con José Anacleto Paz. Y el histórico ex líder le dijo que contaba con su apoyo más que nunca. Así reunieron en el barrio con una facción grande y decidida a todo. El video es el aviso de la guerra que se viene. El Aprevide tomó nota y actuó prohibiendo venta de entradas: sólo podrán ingresar socios. Pero eso seguramente no amedrentará a ninguno de los grupos en pugna que pelean por un botín enorme que poco tiene que ver con la pasión que los hinchas legítimos de Los Andes se verán impedidos de expresar por culpa de un grupo de delincuentes que viene desangrando al club hace más de una larga década.