
Cocinar con estufas de gas, un hábito arraigado en millones de hogares en el mundo, podría estar exponiendo a las familias a niveles peligrosos de benceno.
Científicos de la Universidad de Stanford, en los Estados Unidos, realizaron un estudio que reveló que las personas que residen en hogares con alta dependencia de estufas a gas y sistemas de ventilación deficientes enfrentar más riesgos de desarrollar cáncer.
Los riesgos que tienen los niños son casi el doble de los adultos por su mayor vulnerabilidad fisiológica, de acuerdo con el trabajo que los científicos publicaron en la revista Journal of Hazardous Materials.

Las estufas de gas emiten benceno, que es un compuesto químico clasificado como carcinógeno de nivel 1 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), a niveles que podrían representar riesgos graves para la salud en casas con ventilación insuficiente.
En Estados Unidos, un 38 % de los hogares utiliza estufas de gas natural o propano, lo que equivale a aproximadamente 47 millones de viviendas.
Según los investigadores, esto expone a millones de personas a la inhalación de benceno, un contaminante asociado con la leucemia y otros problemas de salud graves.

Los resultados son especialmente alarmantes para el 5 % de las estufas que más emiten benceno, las cuales afectan directamente a unas 6.3 millones de personas.
Los niños parecen ser los más vulnerables debido a su menor peso corporal, tasas de respiración más altas y más tiempo pasado en los hogares.
El riesgo de cáncer asociado con su exposición fue 1.85 veces mayor que el de los adultos en los escenarios de uso intensivo de estufas de gas sin ventilación, según un índice utilizado por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos para medir probabilidades de desarrollar cáncer.

Al utilizar el modelo CONTAM, una herramienta de simulación avanzada desarrollada para estudiar la calidad del aire en ambientes interiores, los investigadores analizaron 24 tipos de viviendas típicas en EE.UU., incluyendo casas unifamiliares, apartamentos y casas prefabricadas.
El límite de seguridad en la concentración de benceno establecido por la Agencia de Protección Ambiental de California es de 1 partes por mil millones. Los resultados fueron los siguientes:
- Cocinas mal ventiladas en viviendas pequeñas pueden alcanzar concentraciones de benceno superiores a 3 partes por billón (ppb) después de unas pocas horas de uso intensivo de estufas.
- Las habitaciones registraron concentraciones similares debido a la dispersión del benceno desde la cocina. Las personas pasaban un tercio de su día en esas áreas.
- Los riesgos de salud fueron más pronunciados en apartamentos, donde las emisiones de benceno encuentran menos espacio para disiparse, mientras que las casas unifamiliares presentaron los niveles de riesgo más bajos debido a su mayor ventilación.

El uso de campanas extractoras con alta eficiencia y la apertura de ventanas reducen significativamente los niveles de benceno. Sin embargo, esas medidas no logran eliminar completamente los riesgos asociados.
En hogares con máxima ventilación, las concentraciones de benceno se redujeron hasta en un 99 %.
Pero incluso bajo los mejores escenarios ventilados, las probabilidades de desarrollar cáncer permanecieron superiores al límite tolerable en el caso de uso prolongado de las estufas y en el 95 % de las viviendas evaluadas con mayores emisiones.
“Nuestros resultados demuestran que las emisiones de benceno de estufas de gas son una fuente importante de contaminación del aire interior que hemos estado subestimando. Esto tiene implicaciones significativas para la salud pública, especialmente para los niños y aquellas personas que pasan largos períodos en casa”, señaló Anchal Garg, primera autora del estudio.

El análisis estima que la exposición al benceno atribuible al uso de estufas de gas en hogares de alto riesgo podría causar entre 16 y 69 casos adicionales de leucemia al año.
Aunque esta cantidad puede parecer baja en comparación con los 62.770 casos de leucemia previstos anualmente por la Sociedad Americana contra el Cáncer, representa un aumento evitable que afecta sobre todo a menores de edad.
Incluso en casos de uso moderado, los riesgos cancerígenos en niños en habitaciones superan con creces el umbral considerado aceptable por la OMS.
Para reducir la exposición al benceno en las casas, los investigadores recomiendan:
- Considerar estufas eléctricas o de inducción como alternativas más seguras que eliminen por completo el riesgo vinculado a la combustión del gas.
- Mejorar la ventilación con el uso de campanas extractoras externas eficientes y abriendo ventanas durante y después de cocinar.
- Aumentar la concienciación sobre la calidad del aire en interiores y monitorear de manera más estricta las emisiones de los hogares.

Sin embargo, los autores reconocen desafíos estructurales: no todas las viviendas están equipadas con campanas de extracción externas, y algunas áreas residenciales cercanas a fuentes de contaminación externa, como industrias o tráfico vehicular, podrían dificultar el acceso a aire fresco.
Aunque el estudio se centró en Estados Unidos, los resultados podrían ser extrapolables a los países donde las estufas de gas son comunes.
La investigación subrayó la importancia de abordar el problema de los contaminantes del aire en interiores como una prioridad de salud pública mundial.
En última instancia, esta evidencia podría impulsar regulaciones ambientales más estrictas sobre los contaminantes residuales del gas y fomentar la transición hacia tecnologías más limpias.