El reciente despliegue del USS Gerald R. Ford, el portaaviones estadounidense más grande, en aguas del Caribe ha marcado un cambio relevante en la postura militar de Estados Unidos en la región, según el análisis de Andrei Serbin Pont para Infobae en Vivo. “Apunta a una posible expansión militar contra Venezuela”, afirmó.
Para el especialista, la presencia de semejante fuerza bélica configura “un mensaje político contundente” y, al mismo tiempo, revela una preparación concreta ante la eventualidad de un enfrentamiento de alta intensidad.
En este contexto, Serbin Pont profundizó en el significado geopolítico del arribo del portaaviones estadounidense USS Gerald R. Ford y planteó los posibles escenarios que abre este movimiento inédito para el equilibrio regional y para el régimen de Nicolás Maduro.

Al detallar los aspectos técnicos y estratégicos de la operación, Serbin Pont destacó: “El USS Gerald R. Ford es el portaaviones más grande y moderno de la armada estadounidense. Su sola presencia representa una proyección de poder capaz de superar ampliamente cualquier fuerza regional”. El analista enfatizó que “no se trata de una operación regular del Comando Sur, que normalmente privilegia tareas humanitarias o de entrenamiento. Cuando se moviliza semejante despliegue de capacidades ofensivas, se está diciendo algo mucho más fuerte”.
“El 20% de la capacidad combativa de la Armada de Estados Unidos está hoy en el Caribe. Esto no ocurre por rutina. El mensaje hacia la región —y en especial hacia el régimen venezolano— es clarísimo: estamos listos para ejercer presión militar real si así se decide desde la Casa Blanca”.
Consultado acerca de la velocidad y la intención del despliegue, Serbin Pont explicó en su columna con Infobae en Vivo, en el programa de la mañana: “En un principio, el arribo se esperaba mucho antes, pero hubo demoras deliberadas. Que finalmente el portaaviones haya entrado en el área del Comando Sur, y no se haya dirigido a otros comandos con mayores desafíos, como el Indo-Pacífico, es un hecho inusual, casi sin precedentes”.
El aumento de la presión militar de Estados Unidos pone en alerta al régimen de Nicolás Maduro y al resto de SudaméricaLa decisión de reubicar un recurso estratégico, que normalmente opera en el Mediterráneo para mantener influencia sobre Medio Oriente y contrabalancear a Rusia, hacia el Caribe, deja entrever un cambio de prioridades para la administración estadounidense y sus asesores militares. “Este movimiento no responde solo a una necesidad táctica. Es un mensaje político y al mismo tiempo, un indicio de que están evaluando seriamente la hipótesis de una operación contra Venezuela”, remarcó el analista internacional.
Durante el intercambio, Serbin Pont hizo hincapié en la respuesta que exhibió el régimen de Nicolás Maduro ante el despliegue. “Históricamente, los ejercicios militares en Venezuela eran poco más que espectáculos mediáticos. Esta vez, sin embargo, están aplicando protocolos de descentralización de armamento y documentación, exactamente como se haría ante una amenaza real de ataque. Nadie piensa que pueden resistir un enfrentamiento directo con Estados Unidos, incluso ellos lo saben. Pero la amenaza es lo que pueda venir después: Maduro advierte con soltar armas y municiones a grupos irregulares si el régimen cae, y eso implica el riesgo de un caos difícil de controlar en una transición”.
El analista también se refirió a la posible existencia de operaciones encubiertas en territorio venezolano: “Hemos visto la presencia del MV Ocean Trader, un buque de operaciones especiales utilizado tanto por la CIA como por los Navy SEALs y la Delta Force. Está diseñado como una plataforma para infiltraciones y ha sido detectado cerca de las costas venezolanas en las últimas semanas. Su presencia es un indicio de posibles actividades clandestinas, orientadas a la recolección de información y preparación de posibles incursiones”.
A la hora de sopesar el impacto interno de una posible intervención, el especialista no dejó dudas sobre el clima de agotamiento social dentro de Venezuela: “Hay un porcentaje importante de venezolanos que considera que no saldrán del actual estado si no es mediante ayuda externa. Tras las últimas elecciones, ese sentimiento se agudizó. La desesperanza y la falta de horizontes viables incrementan el apoyo potencial a cualquier actor que prometa una salida, incluso una intervención armada extranjera”.
El movimiento del USS Gerald R. Ford es visto como una advertencia tanto para Venezuela como para potencias globales rivalesAdemás, el analista vinculó el timing del despliegue militar con variables estacionales y financieras: “El 30 de noviembre termina la temporada de huracanes en el Caribe, lo cual probablemente había condicionado hasta ahora las operaciones navales. Por otra parte, varios de los ataques más recientes ordenados por Donald Trump en distintos teatros ocurrieron después del cierre de los mercados financieros, minimizando el impacto inmediato en Wall Street. Es un patrón que no debe subestimarse”.
Asimismo, Serbin Pont destacó las disputas internas dentro de la burocracia militar estadounidense y su potencial incidencia en el Caribe: “El almirante Halsey, jefe del Comando Sur, está próximo a dejar su cargo. Se marcha tras una serie de desacuerdos ligados a la gestión de operaciones contra el narcotráfico. La inminencia de ese relevo también puede acelerar decisiones estructurales o la instrumentación de acciones que el nuevo titular quizá no comparta”, describió.
El analista fue enfático al considerar que, si bien los rumores sobre la decisión última descansan en fuentes de diferente entidad, la acumulación de recursos en la zona elimina cualquier duda sobre la capacidad de la administración Trump para ejecutar una operación. “Hoy la Casa Blanca dispone de todos los medios necesarios y la panoplia de herramientas militares para encarar una estrategia de fuerza. Si hay una orden, ya nada limita la acción”, sintetizó.
A lo largo del diálogo, Serbin Pont subrayó que el verdadero riesgo de un conflicto abierto excede la situación de Venezuela: “La escalada en el Caribe puede tener consecuencias regionales imprevisibles. Hay actores internacionales que ven con buenos ojos la caída de Maduro, pero no necesariamente están dispuestos a hacerse cargo del desorden que eso pueda provocar. La posibilidad de proliferación de armamento liviano en manos de grupos irregulares haría del Caribe una zona ingobernable a mediano plazo. La amenaza hoy no es solo para Caracas, sino para toda la cuenca caribeña y la estabilidad de Sudamérica”.
Sobre la posición del régimen de Maduro en este contexto, el analista remarcó la transición desde ejercicios retóricos hacia tácticas de supervivencia: “El régimen está adoptando medidas de dispersión de efectivos y recursos, prácticas típicas de un escenario de guerra irregular. No se plantean resistir convencionalmente, sino volver ingobernable el territorio en caso de una intervención directa. Ese anuncio, reiterado por Maduro, termina siendo una advertencia velada al propio Estados Unidos”.
Finalmente, Serbin Pont analizó la dinámica comunicacional y geopolítica que rodea el fenómeno: “El despliegue es una demostración de fuerza, pero también parte de una matriz de presión sobre otros actores globales. Sacar temporariamente recursos del Mediterráneo para ponerlos en el Caribe es también un mensaje a la OTAN y, por elevación, a potencias presentes en Medio Oriente, como Rusia e Irán. No solo Venezuela observa: el sistema internacional toma nota de cada movimiento de las piezas militares estadounidenses”.
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