El largo brazo de La Habana, la amenaza de espionaje en EEUU

hace 3 semanas 9

Este caso, que se suma a otros incidentes alarmantes como el de Víctor Manuel Rocha, un exembajador estadounidense que se declaró culpable de espiar para Cuba durante décadas, pondría de manifiesto la tenacidad de los servicios de inteligencia cubanos y su capacidad para infiltrar agentes en Estados Unidos.

Caso Hernández Cruz

Tomás Emilio Hernández Cruz, un exoficial de inteligencia cubana de 71 años, fue detenido en West Park, y es acusado de obtener fraudulentamente su residencia permanente tras ocultar su pasado como agente de alto rango del régimen castrista.

Las autoridades estadounidenses, en una investigación conjunta del Grupo de Trabajo contra el Fraude de Documentos y Beneficios de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) y la División de Miami del FBI, descubrieron que Hernández Cruz había ocupado puestos de alto nivel en la inteligencia cubana, específicamente infiltrándose en gobiernos extranjeros para obtener información sensible.

El caso es visto como un claro ejemplo de la estrategia de la dictadura cubana, que, acorde con sucesos similares anteriores, utiliza el engaño y la manipulación para lograr sus objetivos.

Hernández Cruz, según las autoridades, ocultó deliberadamente información crítica sobre su pasado, lo que para muchos demuestra una política del Estado cubano para infiltrar agentes en Estados Unidos.

Análisis de Zúñiga

Las declaraciones de Luis Zúñiga, expreso político cubano y más tarde miembro de la delegación de EEUU ante la ONU en Ginebra, proporcionan una valiosa perspectiva sobre la situación.

Zúñiga subrayó que la aparición cada vez más numerosa de funcionarios del régimen en Estados Unidos evidencia la convicción de estos “esbirros” de que “el régimen tiene sus días contados”, aunque estas personas, una vez en un país que consagra las libertades, “siguen instrucciones para ejecutar tareas de infiltración”.

De acuerdo con el exdiplomático, esta estrategia busca utilizar los asilos políticos que reciben los cubanos para infiltrar agentes, con la misión, según él, de realizar operativos contra el exilio cubano afincado principalmente en Miami, y desestabilizar a la resistencia cubana.

Implicaciones

El caso de Hernández Cruz, sumado al de Rocha y a la creciente presencia de funcionarios del régimen en territorio estadounidense mediante diversas estratagemas, plantea serias implicaciones para la seguridad nacional.

De hecho, el espionaje cubano representa una amenaza continua, especialmente en un momento en que las relaciones entre Estados Unidos y Cuba siguen siendo tensas.

La infiltración de agentes del régimen en Estados Unidos, como enfatizó Gutiérrez-Boronat, podría tener consecuencias graves. “Estos agentes pueden recopilar información de inteligencia, influir en la política estadounidense y socavar los esfuerzos de la oposición cubana”.

Por lo tanto, acorde con el opositor, “es crucial que las autoridades estadounidenses estén vigilantes y que tomen medidas enérgicas para detectar y neutralizar a los agentes encubiertos que operan aquí”.

¿Luz en el camino?

La detención de Hernández Cruz, junto con la condena de Víctor Manuel Rocha y la estrategia más amplia de la dictadura cubana, sirve como un recordatorio de la amenaza persistente que representa el espionaje cubano para su vecino más cercano —EEUU—, y al mismo tiempo más repudiado.

La designación de Marco Rubio como secretario de Estado de EEUU representa un momento histórico con profundas implicaciones para quienes anhelan una Cuba democrática.

Como hijo de inmigrantes cubanos y uno de los críticos más fuertes del régimen de La Habana, Rubio ha abogado en múltiples ocasiones por un cambio en la isla y ha denunciado las alianzas del gobierno cubano con actores internacionales como China, Irán y Rusia.

Su posición como jefe de la diplomacia estadounidense podría significar una política exterior más confrontativa hacia el régimen cubano, similar a la que caracterizó el primer mandato de Donald Trump, pero potencialmente con mayor intensidad debido a la influencia directa que ahora tendrá Rubio en la formulación de estrategias diplomáticas.

Con Rubio en esa alta posición, es fundamental para muchos que las autoridades estadounidenses continúen investigando y enjuiciando a los agentes cubanos que estarían cumpliendo misiones en el país y que se refuercen los controles de seguridad para que esta amenaza no siga latente.

Modus operandi

La dictadura utiliza una variedad de métodos para mantener el control en la Mayor de las Antillas y proyectar su influencia en el extranjero. Uno de sus principales instrumentos ha sido el espionaje.

Los servicios de inteligencia cubanos, conocidos como la Dirección General de Inteligencia (DGI), han operado en Estados Unidos y en otros países del mundo, recopilando información de inteligencia, reclutando agentes y llevando a cabo operaciones de desinformación.

Su objetivo, entre otras cosas, ha sido obtener información sobre las políticas y decisiones del gobierno estadounidense, influir en la opinión pública y socavar los esfuerzos de los grupos de exiliados y de la oposición interna.

El caso de Ana Belén Montes, exanalista del Pentágono que espió para Cuba durante años, es un ejemplo de los daños que el espionaje cubano puede causar a la seguridad nacional estadounidense.

Otro ejemplo emblemático de la actividad de espionaje cubano en territorio estadounidense es el caso de la Red Avispa. Desmantelada entre 1998 y 2001, esta red operó en Miami durante años, infiltrándose en organizaciones de exiliados cubanos y en instalaciones militares estadounidenses.

Además del espionaje internacional, la dictadura cubana echó mano de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), creados en 1960 por Fidel Castro, como herramienta para vigilar cada paso de los cubanos.

Presentados oficialmente como una organización de “defensa de la revolución”, su verdadera función ha sido actuar como un mecanismo de espionaje interno que permite al gobierno monitorear a la población en cada barrio y comunidad.

Los CDR recopilan información sobre las actividades, opiniones y relaciones de los ciudadanos, identificando a posibles opositores al régimen. Asimismo, fomentan la delación entre vecinos, generando un clima de desconfianza y temor que podría desincentivar cualquier tipo de disidencia.

En ese ambiente de coerción, los ciudadanos cubanos que se atreven a criticar al régimen o a expresar sus opiniones políticas corren el riesgo de ser perseguidos, encarcelados o incluso asesinados.

Patrón de infiltración

El caso Hernández Cruz no es visto como un incidente aislado, sino un ejemplo más del patrón de infiltración del régimen cubano en Estados Unidos. La detención de Víctor Manuel Rocha, quien traicionó su juramento al país y espió para Cuba, es un recordatorio de la amenaza que representa el espionaje cubano.

La creciente presencia de funcionarios del régimen en Estados Unidos, como señala el expreso político cubano Luis Zúñiga, refleja tanto la percepción del régimen sobre su propia inestabilidad como la estrategia de infiltración.

Entre la comunidad cubanoamericana en Florida, el arresto de Hernández Cruz generó fuertes reacciones.

Políticos y líderes opositores, como el congresista Carlos Giménez y el secretario nacional de la Asamblea de la Resistencia Cubana (ARC), Orlando Gutiérrez-Boronat, expresaron su preocupación por la presencia de agentes del régimen en Estados Unidos y llamaron a las autoridades a tomar medidas más enérgicas para proteger la seguridad nacional.

La comunidad cubanoamericana, que huyó de la represión y la falta de libertades en Cuba, es aún un firme opositor del régimen castrista. Muchos cubanoamericanos fueron víctimas de la represión política y de la persecución del régimen, y sufrieron la separación de sus familias.

Por lo tanto, la presencia de agentes del régimen en Estados Unidos es observada como una amenaza directa a la seguridad y al bienestar de los cubanos que han emigrado en busca de libertad y mejores condiciones de vida.

Raíces profundas

Para entender la amenaza que representa el espionaje cubano, es fundamental comprender la naturaleza del régimen cubano. Tras la revolución de 1959, Cuba se convirtió en una dictadura proclamada comunista que lideró Fidel Castro. Durante décadas, la dictadura controla todos los aspectos de la vida en la isla, desde la economía y la política hasta los medios de comunicación y la educación.

El régimen cubano se caracteriza por la represión política, la falta de libertades individuales y la violación sistemática de los derechos humanos. La disidencia ha sido brutalmente reprimida, y miles de cubanos han sido encarcelados, exiliados o asesinados por oponerse al régimen.

El gobierno totalitario de la isla es el más longevo del mundo, gracias primero a la represión y, en gran medida, al apoyo de la Unión Soviética durante la Guerra Fría y, posteriormente, al apoyo de Venezuela y otros países.

Sin embargo, el régimen ha enfrentado crecientes desafíos económicos y políticos en los últimos años, lo que ha llevado a un aumento de la emigración y a una creciente frustración entre la población cubana. Al hecho natural de vivir en Cuba se le llama comúnmente ‘sobrevivir’.

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