El Fury realiza con éxito su primer vuelo semiautónomo en Estados Unidos

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El Fury de Anduril IndustriesEl Fury de Anduril Industries completa su primer vuelo semiautónomo en Estados Unidos, marcando un hito en la aviación militar con inteligencia artificial (Captura video)

El Fury, el avión de combate no tripulado desarrollado por Anduril Industries, ha realizado con éxito su primer vuelo de prueba de forma semiautónoma en Estados Unidos, consolidándose como uno de los protagonistas del programa de Aviones de Combate Colaborativos (CCA) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. Este hito, alcanzado el 31 de octubre de 2025, sitúa a Anduril en competencia directa con General Atomics, que también ha puesto en el aire su modelo YFQ-42A, y marca un punto de inflexión en la integración de inteligencia artificial en la aviación militar.

Según ha detallado 60 Minutes, el Fury ha despegado y completado su primer vuelo gestionando de manera autónoma el control del motor, la altitud y la navegación, todo bajo la supervisión de un operador humano que no ha pilotado el aparato de forma directa.

El Fury, identificado como YFQ-44A,El Fury, identificado como YFQ-44A, opera bajo el concepto de 'leal escudero', acompañando a cazas F-22 y F-35 en misiones de combate, reconocimiento y guerra electrónica (Captura video)

El sistema está diseñado para ejecutar misiones preprogramadas y adaptarse a las circunstancias del vuelo sin intervención humana, aunque el operador puede ordenar el aterrizaje o activar un “interruptor de emergencia” para abortar la misión en cualquier momento. Además, cualquier acción letal, como el lanzamiento de misiles, requiere la aprobación explícita de una persona.

Brian Schimpf, consejero delegado de Anduril, ha explicado en 60 Minutes que el objetivo principal de estos aviones es proteger la vida de los pilotos: “Estas aeronaves están pensadas, ante todo, para proteger la vida de los pilotos. Vuelan por delante de los cazas tripulados y pueden detectar y atacar al enemigo antes de que el piloto tenga que exponerse”.

El Fury, identificado oficialmente como YFQ-44A, se integra en el concepto de “leal escudero”, operando junto a cazas tripulados como el F-22 Raptor o el F-35 Lightning II, y está preparado para asumir tareas de combate aire-aire, reconocimiento, guerra electrónica y ataque a tierra, según el documento estratégico de Anduril.

El programa CCA o Collaborative Combat Aircraft (Aeronave de Combate Colaborativa) de la Fuerza Aérea de Estados Unidos representa un cambio doctrinal profundo: prioriza la producción masiva y asequible de aviones no tripulados para operar en tándem con cazas tripulados, con el objetivo de contrarrestar amenazas avanzadas como los sistemas de misiles de largo alcance. El plan interno de la USAF contempla la adquisición de al menos 1.000 aviones CCA, con un costo estimado de un tercio respecto a los cazas convencionales y un mantenimiento mucho más sencillo.

Esta estrategia permite asumir la pérdida de plataformas autónomas en entornos de alta amenaza, preservando así la vida de los pilotos y la operatividad de los cazas tripulados. La inversión prevista para el programa supera los USD 8.900 millones entre 2025 y 2029, y la decisión sobre qué modelo se producirá en masa está programada para el año fiscal 2026.

La competición entre Anduril y General Atomics en la primera fase del programa CCA enfrenta dos enfoques distintos. El Fury de Anduril, de 6,1 metros de longitud y 5,2 de envergadura, destaca por su desarrollo acelerado (556 días desde el diseño hasta el primer vuelo), su modularidad y el uso de componentes comerciales, lo que facilita la producción y reduce costos.

Su motor, un Williams FJ44-4M de 4.000 lbf, es un modelo comercial, y el avión puede alcanzar Mach 0,95 y soportar hasta 9G, igualando la maniobrabilidad de los cazas tripulados.

Por su parte, el YFQ-42A de General Atomics, que ha volado por primera vez en agosto de 2025, es notablemente más grande (casi 8,8 metros de longitud y 6,7 de envergadura) y podría estar optimizado para misiones de mayor alcance o carga útil.

La competencia entre Anduril yLa competencia entre Anduril y General Atomics impulsa la innovación en aviones no tripulados, con enfoques distintos en modularidad, autonomía y capacidad de producción (Captura video)

Sin embargo, General Atomics no ha confirmado públicamente que su primer vuelo haya sido semiautónomo, lo que otorga a Anduril una ventaja en madurez de software de autonomía.

La diferencia clave reside en la filosofía de desarrollo: mientras General Atomics apuesta por la estabilidad de una plataforma derivada de programas anteriores, Anduril ha priorizado la velocidad de integración de software y la adaptabilidad, apoyándose en la modularidad y la arquitectura abierta de su sistema.

El Fury ha heredado su diseño de Blue Force Technologies, una empresa adquirida por Anduril en septiembre de 2023, lo que ha permitido acelerar el proceso de desarrollo. El avión está concebido para ser modular, con capacidad para reconfigurar rápidamente sensores y cargas útiles en la línea de vuelo, y puede portar internamente dos misiles AIM-120 AMRAAM.

El elemento diferenciador del Fury es su software de autonomía, Lattice OS, que actúa como el cerebro del sistema. Este interpreta las órdenes de alto nivel del operador humano y las traduce en tareas concretas, coordinando múltiples aviones no tripulados para cumplir los objetivos de la misión bajo supervisión.

El programa CCA prevé laEl programa CCA prevé la adquisición de al menos 1.000 aviones no tripulados, con un costo y mantenimiento significativamente menores que los cazas convencionales (Captura video)

Además, Lattice gestiona el mantenimiento y la logística, asegurando que el avión esté siempre listo para operar y reduciendo los costes de sostenimiento.

Este enfoque digital permite que un solo operador supervise y coordine varios aviones autónomos, aliviando la carga cognitiva de los pilotos y facilitando la integración de los sistemas en la doctrina operativa de la Fuerza Aérea.

Anduril ha anunciado que fabricará el Fury en una nueva planta de producción, Arsenal-1, en Columbus, Ohio, que abrirá en 2026. Esta instalación está diseñada para producir “cientos de aviones” y responde a la necesidad de escalar rápidamente la fabricación para cumplir con el objetivo de al menos 1.000 unidades. El proceso de producción se basa en un flujo de trabajo completamente digital y en el uso de componentes comerciales, lo que permite controlar los costes y acelerar los plazos de entrega.

Esta estrategia industrial, junto con la modularidad y la arquitectura abierta del Fury, facilitará la integración internacional y la venta a aliados, reforzando la interoperabilidad y la disuasión frente a competidores globales.

El software Lattice OS delEl software Lattice OS del Fury permite la coordinación de múltiples drones autónomos bajo supervisión humana, optimizando la logística y el mantenimiento de la flota (Captura video)

El avance del Fury y del programa CCA tiene profundas implicaciones estratégicas y éticas. Palmer Luckey, fundador de Anduril, ha afirmado en 60 Minutes que la verdadera competencia no está entre contratistas de defensa, sino frente a potencias extranjeras hostiles: “Nuestro adversario no son otros contratistas de defensa, sino potencias extranjeras hostiles que buscan superar a Estados Unidos en lo económico y militar”.

Sobre el debate ético de las armas autónomas, Luckey ha defendido que “es más peligroso un arma sin inteligencia, como una mina que no distingue entre un autobús escolar y un blindado enemigo”, subrayando que la cuestión no es entre armas inteligentes y ausencia de armas, sino entre sistemas inteligentes y sistemas “tontos”.

El éxito del Fury valida la apuesta de la Fuerza Aérea por acelerar la innovación a través de contratistas no tradicionales y modelos de desarrollo digital, aunque advierte que el reto real llegará en las fases de despliegue y empleo operativo.

El primer vuelo semiautónomo del Fury no solo representa un logro tecnológico, sino que anticipa un futuro en el que la velocidad y fiabilidad de los sistemas autónomos serán determinantes para mantener la superioridad aérea. La decisión de producción prevista para 2026 marcará el rumbo de la aviación militar en la próxima década, donde la inteligencia artificial y la capacidad de adaptación rápida serán las claves del dominio en los cielos.

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