El fenómeno “Sinners” convierte a Michael B. Jordan en referente del cine actual

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El éxito de Sinners ha transformado a Michael B. Jordan en una de las figuras más indiscutibles del cine contemporáneo. La película, un thriller original de vampiros dirigido por Ryan Coogler y protagonizado por Jordan, ha recaudado 341 millones de dólares en taquilla, según reportó New York Magazine.

Este logro no solo ha revitalizado el debate sobre la viabilidad de las películas originales en Hollywood, sino que también ha consolidado a Jordan como una estrella de primer nivel, superando años de escepticismo sobre su estatus y abriendo nuevas oportunidades en una industria marcada por la incertidumbre y la discusión sobre la representación afroamericana.

Sinners irrumpió en la cartelera con una fuerza poco habitual para una película no basada en una franquicia preexistente. Su estreno generó 46 millones de dólares en su primer fin de semana en Norteamérica, una cifra que, aunque destacada, fue recibida con cierto escepticismo por parte de algunos medios y ejecutivos de la industria.

The New York Times calificó el resultado con “un gran asterisco”, mientras que Variety enfatizó en redes sociales que la rentabilidad aún estaba lejos de alcanzarse, citando los elevados costos de producción y marketing.

Sin embargo, la magnitud del éxito de Sinners resulta aún más notable en un contexto donde la asistencia a los cines no ha recuperado los niveles previos a la pandemia y la producción nacional de películas enfrenta una crisis prolongada.

Michael B. Jordan en laMichael B. Jordan en la reciente tapa de New York Magazine

De acuerdo con New York Magazine, la película ha generado un tipo de conversación cultural que no se veía desde el estreno de ¡Huye! (2017) de Jordan Peele, ocho años atrás. El filme no solo ha dominado la taquilla, sino que ha sido objeto de numerosos análisis sobre raza, apropiación cultural y sexualidad, temas que han alimentado el debate mediático y social en torno a su impacto.

El éxito de Sinners no estuvo exento de dudas iniciales dentro de Hollywood. Reporteros y ejecutivos parecían dispuestos a minimizar el desempeño de la película, cuestionando tanto su rentabilidad como el acuerdo de producción entre Warner Bros. y Ryan Coogler, que otorga al director derechos de propiedad sobre la obra después de 25 años.

Un ejecutivo advirtió a Vulture que este tipo de acuerdos “podría ser el fin del sistema de estudios”. Ben Fritz, periodista de The Wall Street Journal, describió el ambiente en la industria como uno de “casi resentimiento y frustración”, preguntándose cómo Coogler y Jordan lograron financiar una película original de 100 millones de dólares.

En este contexto de aversión al riesgo y austeridad, el desempeño de Sinners se percibe como una anomalía y un desafío a las tendencias dominantes. La encuesta de salida realizada durante el estreno, citada por Deadline y recogida por New York Magazine, reveló que el 47% de los asistentes eligió ver la película principalmente por la presencia de Michael B. Jordan, lo que subraya su poder de convocatoria y su creciente atractivo como protagonista.

Michael B. Jordan emerge comoMichael B. Jordan emerge como una de las grandes estrellas de Hollywood tras años de papeles en franquicias (REUTERS/Maja Smiejkowska)

Hasta hace poco, Michael B. Jordan rara vez figuraba en las discusiones sobre el futuro de las grandes estrellas de Hollywood. Mientras actores como Glen Powell, Timothée Chalamet y Paul Mescal acaparaban titulares, Jordan quedaba relegado a papeles en franquicias o proyectos de alto perfil, pero sin el reconocimiento pleno de su estatus.

El crítico Noah Gittell se preguntaba en 2024 por qué Powell era visto como el salvador de las salas de cine y no Jordan, quien ya había protagonizado varios éxitos de taquilla. La colaboración entre Jordan y Ryan Coogler ha sido fundamental en su ascenso.

Desde Estación Fruitvale (2013) hasta Creed (2015) y Pantera Negra (2018), la dupla ha cosechado tanto éxito comercial como reconocimiento crítico. Coogler, en declaraciones recogidas por New York Magazine, fue directo: “Lo que necesito es algo muy raro. Necesito estrellas de cine“.

Para el director, Jordan representa ese valor diferencial que puede atraer a audiencias globales. A sus 38 años, Jordan combina juventud, carisma y una presencia física imponente, atributos que lo han convertido en una figura ideal para una industria que busca equilibrar imagen y contenido en la era post-George Floyd. Su perfil, descrito como “vagamente político pero no divisivamente militante”, ha facilitado su aceptación tanto por parte del público como de los estudios.

El éxito de Jordan y Sinners se inscribe en un momento de cambio en la percepción de la diversidad en Hollywood. Si bien hace cinco años la inversión de Warner Bros. en Jordan se habría presentado como un triunfo de la representación negra, hoy el discurso ha evolucionado. Pamela Abdy, ejecutiva del estudio, destacó la amplitud del atractivo de Jordan: “A los hombres les gusta; a las mujeres les gusta”.

El atractivo de Jordan paraEl atractivo de Jordan para hombres y mujeres refleja una nueva etapa en la representación cinematográfica (Photo by Richard Shotwell/Invision/AP)

El periodista Ben Fritz explicó a New York Magazine que el entusiasmo por proyectos liderados por afroamericanos, que alcanzó su punto máximo entre 2016 y 2020, ha disminuido junto con el interés de ciertos sectores sociales influyentes. A pesar de ello, Jordan se mantiene como uno de los pocos actores negros capaces de garantizar tanto éxito de taquilla como reconocimiento crítico, junto a figuras como Daniel Kaluuya.

La trayectoria de otros actores afroamericanos, como Jonathan Majors, Anthony Mackie, John Boyega y John David Washington, ha estado marcada por altibajos, mientras que la muerte de Chadwick Boseman representó una pérdida irreparable para la industria. Jordan, consciente de la responsabilidad que implica su posición, ha invertido en su propia productora, Outlier Society, y ha diversificado sus actividades como embajador de marcas y filántropo.

"Sinners" presenta a los gemelos"Sinners" presenta a los gemelos Smoke y Stack, interpretados por Michael B. Jordan, en el delta del Misisipi de 1932 tras su paso por Chicago (Warner Bros.)

Sinners narra la historia de dos hermanos gemelos, Smoke y Stack, interpretados ambos por Michael B. Jordan, que regresan al delta del Misisipi en 1932 tras trabajar para Al Capone en Chicago. Su objetivo es abrir un club de música, pero la llegada de un grupo de vampiros blancos, liderados por Remmick (Jack O’Connell), desencadena una serie de eventos que exploran temas de poder, cultura y supervivencia.

La película utiliza el género de terror para abordar cuestiones históricas y sociales, como la segregación racial y la apropiación cultural. Los vampiros ofrecen a los protagonistas no solo dinero, sino una supuesta “fellowship”, una vía de escape psicológico del racismo de la época, aunque con condiciones ocultas que amenazan con despojar a los personajes de su humanidad y su cultura.

Jordan ofrece una interpretación dual que ha sido elogiada por la crítica. Como Smoke, encarna la contención y el peso del trauma, mientras que Stack representa la energía y el carisma. El propio actor explicó a New York Magazine que utilizó recursos físicos, como el calzado, para diferenciar la gestualidad y el movimiento de cada personaje.

El futuro de Michael B. Jordan parece tan prometedor como diverso. Tras el éxito de su debut como director con Creed III (2023), que recaudó 276 millones de dólares a nivel mundial, Jordan prepara nuevos proyectos como I Am Legend 2 y una adaptación de Rainbow Six, además de contemplar una cuarta entrega de Creed.

El éxito de "Creed III"El éxito de "Creed III" impulsa a Michael B. Jordan a explorar nuevos géneros y franquicias (Eli Ade/MGM via AP)

Su objetivo, según declaró, es emular las trayectorias de figuras como Denzel Washington, Tom Cruise, Will Smith y Leonardo DiCaprio, no solo como actor, sino como productor y empresario. La productora Outlier Society se ha convertido en un laboratorio para el desarrollo de sus propios proyectos, permitiéndole mantener el control creativo y estratégico sobre su carrera. “Me gusta jugar ajedrez”, afirmó Jordan, subrayando su enfoque a largo plazo y su disciplina.

El reconocimiento a Michael B. Jordan no se limita al público. Figuras como Ben Stiller y Tom Cruise han expresado públicamente su admiración, y la crítica especializada coincide en que su trabajo en Sinners merece atención en la próxima temporada de premios.

Vanity Fair calificó su actuación como “probablemente su mejor trabajo”, mientras que Variety señaló que, tras haber sido ignorado en Estación Fruitvale y Pantera Negra, ahora “exige atención para el Oscar“. Michael De Luca, ejecutivo del estudio, declaró a New York Magazine: “Sinners fue probablemente lo menos arriesgado que haremos este año“.

Con la expectativa de una nominación al Oscar y una agenda repleta de proyectos, Michael B. Jordan se encuentra en un momento clave de su carrera. Su equipo y sus colaboradores consideran que su estatus como protagonista es incuestionable. “Mike merece ser un protagonista, punto“, afirmó Phillip Sun, su representante, en declaraciones recogidas por New York Magazine.

La industria, que durante años dudó de su capacidad para liderar grandes producciones, ahora observa cómo Jordan redefine el concepto de estrella en Hollywood, combinando talento, estrategia y una visión de largo plazo que promete seguir marcando tendencia en los próximos años.

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