
El rechazo de Todd McFarlane al traje negro de Spider-Man no fue una simple cuestión de gustos personales, sino el detonante que llevó a la creación de Venom, uno de los personajes más reconocidos de Marvel Comics.
Esta transformación de una aversión creativa en un fenómeno cultural comenzó en 1988, cuando McFarlane asumió el papel de dibujante en la serie The Amazing Spider-Man, según relata el sitio web Vida Extra.
Para entender el trasfondo de esta historia, es necesario remontarse a 1984, año en que el simbionte que daría origen al traje negro debutó en la saga Secret Wars. En ese momento, Spider-Man obtuvo el nuevo atuendo de manera accidental, al intentar reparar su traje habitual.
El diseño original del traje negro, que presentaba una estética radicalmente distinta al clásico rojo y azul, fue adquirido por Marvel a un fan por apenas 220 dólares de la época, con algunos ajustes posteriores. Este cambio marcó una etapa relevante en la narrativa del personaje y sembró la semilla de futuras tensiones creativas.
Cuando McFarlane llegó a The Amazing Spider-Man en 1988, se encontró con la obligación de dibujar al héroe con el traje negro, una tarea que le resultaba incómoda tanto a nivel personal como profesional.

McFarlane expresó en varias ocasiones su rechazo: “Tengo que cargarme ese traje negro. No puedo dibujarlo. Spider-Man, no es Spider-Man. El niño que hay en mí me dice que este no es mi Spider-Man. Es como dibujar a Batman con lunares de colores. En plan, si tengo que dibujar a Spider-Man vamos a ponerlo de rojo y azul de nuevo, ¿verdad? Con las telarañas y todo”, recordó el artista en declaraciones recogidas por Vida Extra.
Sin embargo, la decisión de modificar el aspecto de Spider-Man no dependía únicamente de McFarlane. El editor jefe de Marvel Comics, Jim Shooter, junto con otros miembros del equipo editorial, sentía un aprecio especial por el traje negro y por la historia de Secret Wars.
Ante esta resistencia, McFarlane propuso una solución que conciliaba sus preferencias con las del equipo editorial: “La gente en Marvel me decía cosas como, ‘No, al editor jefe, Jim Shooter, y a más personas, les gusta mucho el traje’. Y les dije... ‘Bueno, ¿por qué no tomamos el traje de Peter Parker y se lo ponemos a otro? Alguien más, o simplemente inventaré otro personaje. Es fácil’. De modo que podemos tener el traje negro... Y luego podemos tener a Peter Parker y yo puedo dibujarlo de la manera que quiero dibujarlo”, relató el dibujante, según narró Vida Extra.

El siguiente paso fue crear un personaje lo suficientemente atractivo como para justificar la transferencia del traje negro. En ese momento, el atuendo ya no estaba vinculado al simbionte, sino que era simplemente una prenda de color negro.
McFarlane comenzó a desarrollar ideas, inspirándose en el contexto de Secret Wars, que transcurría en otro planeta y permitía la introducción de elementos alienígenas. Así nació el concepto visual de Venom: “Pensé ‘Uh... Secret Wars está teniendo lugar en otro planeta. Aliens, bien.’ Y así que dibujé ese aspecto de Venom. Una gran cosa que parecía alienígena. Y lo mandé y todo lo aprobaron. Todo el mundo estaba contento. El traje negro no se pierde, ganamos a otro villano. El traje de Peter Parker regresa, todos contentos... Pero no teníamos ni idea de la que se iba a armar con ese personaje”, recordó McFarlane.

La aparición de Venom en los números 298 a 300 de The Amazing Spider-Man marcó un punto de inflexión. El personaje no solo permitió que Peter Parker recuperara su icónico traje rojo y azul, sino que también introdujo a un nuevo antagonista con una presencia imponente y un trasfondo alienígena.
La recepción fue inmediata: Venom se consolidó como uno de los villanos y antihéroes más populares de Marvel, expandiéndose rápidamente a series propias de cómics, videojuegos y una trilogía cinematográfica. Además, la historia de la especie simbionte, desarrollada posteriormente, se convirtió en uno de los elementos más destacados dentro del universo editorial de Marvel.
El papel de Venom, tal como la reconstruye Vida Extra, demuestra que una preferencia personal puede convertirse en un hito de la cultura pop, y que el trayecto entre el rechazo y el éxito mundial puede ser tan breve como la publicación de tres números de cómic.