
El fenómeno conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENSO) es uno de los principales motores de la variabilidad climática global.
Durante las próximas décadas podría experimentar una transformación radical como consecuencia de calentamiento provocado por las emisiones de gases de efecto invernadero, según advirtieron científicos de los Estados Unidos, Corea del Sur, Alemania e Irlanda.
Publicaron los resultados del estudio en la revista Nature Communications. El Niño podría volverse más intenso y frecuente por el cambio climático. La población de América y Europa podrían sufrir efectos de ese cambio.

Para América, se prevén lluvias extremas e inundaciones en la costa pacífica, sequías en el noreste de Brasil y alteraciones en la producción agrícola. En Estados Unidos, El Niño puede provocar tormentas intensas y temperaturas inusuales.
En Europa, aunque el efecto es menos directo, se esperan inviernos más suaves y cambios en los patrones de lluvia. Todo podría afectar la vida diaria, la economía y los ecosistemas de esas regiones.

“En un mundo más cálido, el Pacífico tropical puede atravesar un tipo de punto de inflexión climático, pasando de un comportamiento estable a uno oscilatorio inestable.
Esta es la primera vez que se identifica de manera inequívoca este tipo de transición en un modelo climático complejo”, afirmó Malte Stuecker, director del Centro Internacional de Investigación del Pacífico de la Universidad de Hawái y autor principal del trabajo.

El equipo internacional de investigadores utilizó modelos climáticos de alta resolución para proyectar que, en los próximos 30 a 40 años, los ciclos irregulares de El Niño y La Niña darán paso a oscilaciones mucho más regulares.
Estarán caracterizadas por fluctuaciones amplificadas de la temperatura superficial del mar.

“El acoplamiento aire-mar reforzado en un clima más cálido, junto con una mayor variabilidad meteorológica en los trópicos, conduce a una transición en la amplitud y la regularidad”, añadió Stuecker.
Las simulaciones computacionales de alta resolución incluyeron el modelo climático del Instituto Alfred Wegener (AWI-CM3) con una resolución horizontal de 31 kilómetros en la atmósfera y entre 4 y 25 kilómetros en el océano.
Permitieron anticipar que esos ciclos ENSO más intensos y regulares tenderán a sincronizarse con otros fenómenos climáticos globales, como la Oscilación del Atlántico Norte (NAO), el Dipolo del Océano Índico (IOD) y el modo del Atlántico Norte Tropical (TNA).

“Esta sincronización provocará fluctuaciones más intensas de las precipitaciones en regiones como el sur de California y la península ibérica, al aumentar el riesgo de efectos de latigazo hidroclimático”, explicó Axel Timmermann, director del Centro IBS de Física del Clima en la Universidad Nacional de Pusan, Corea del Sur, y coautor.
Según Timmermann, “la mayor regularidad del ENSO podría mejorar las previsiones climáticas estacionales. Sin embargo, los impactos amplificados exigirán estrategias de planificación y adaptación más robustas”.
El análisis incluyó también datos observacionales y simulaciones de otros modelos climáticos para validar los resultados.

“Nuestros resultados de simulación, que cuentan con el respaldo de algunos otros modelos climáticos, muestran que el comportamiento futuro del ENSO podría volverse más predecible, pero sus impactos amplificados supondrán desafíos significativos para las sociedades de todo el mundo”, señaló Sen Zhao, coautor principal del estudio e investigador de la Universidad de Hawái en Mānoa.
El trabajo publicado en Nature Communications alertó que el cambio climático de origen humano podría modificar de manera fundamental las características del ENSO y su interacción con otros procesos climáticos, incluso en regiones alejadas del Pacífico ecuatorial, como Europa.
“Nuestros hallazgos subrayan la necesidad de una preparación global para afrontar una variabilidad climática intensificada y sus efectos en cascada sobre los ecosistemas, la agricultura y los recursos hídricos”, concluyó Axel Timmermann.