El complejo de centros de datos Stargate de OpenAI en Abilene, Texas (Scott Ball/The New York Times)No sería exagerado describir este periodo de crecimiento hiperactivo en la industria tecnológica como un momento histórico.
Nvidia, que fabrica chips informáticos esenciales para crear inteligencia artificial, dijo el miércoles que su beneficio trimestral se disparó a casi 32.000 millones de dólares, un 65 por ciento más que hace un año y un 245 por ciento más que el año anterior.
Hace apenas tres semanas, Nvidia se convirtió en la primera empresa que cotiza en bolsa con un valor de 5 billones de dólares. Microsoft, Google, Apple y Amazon también se valoran ahora en billones. En sus trimestres más recientes, las cuatro empresas declararon más de 110.000 millones de dólares en ganancias combinadas.
“Se ha hablado mucho de una burbuja de la inteligencia artificial”, dijo Jensen Huang, director ejecutivo de Nvidia, tras el espectacular informe trimestral de su empresa. “Desde nuestro punto de vista, vemos algo muy diferente”.
Sin embargo, algunos expertos del sector afirman que hay algo inquietante detrás de todas estas noticias positivas. Observan lo mismo que Huang: un crecimiento espectacular, gran creación de riqueza y también un castillo de naipes. Dicen que es difícil saber cuál será el daño si se derrumba.
El crecimiento de Nvidia puede explicarse. La demanda de chips de la empresa no significa que la gente quiera usar IA. Simplemente, significa que las empresas están construyendo sistemas gigantescos de IA con la esperanza de que alguien pague por utilizarlos. Al fin y al cabo, el repunte de Nvidia en Wall Street solo duró unas horas, y el precio de las acciones de la compañía cayó alrededor de un 3 por ciento al final de la jornada del jueves. Un giro brusco en las acciones tecnológicas arrastró a la baja a todo el mercado, y el S&P 500 cayó 1.6 por ciento en la jornada.
Sin embargo, el principal argumento de los pesimistas contra el auge de la IA es el dinero que está entrando en el mundo de las empresas emergentes y los miles de millones que esas empresas están gastando en centros de datos.
OpenAI, la empresa que inició el auge hace tres años, tiene ahora un valor estimado de 500.000 millones de dólares, lo que la convierte en la empresa emergente más valiosa del mundo. Anthropic, archirrival de OpenAI, tiene un valor estimado de 183.000 millones de dólares. Se cree que Thinking Machines Labs, creada en febrero, ya está valorada en decenas de miles de millones de dólares.
El sólido trimestre de Nvidia calmó brevemente las preocupaciones de Wall Street sobre el gasto en inteligencia artificial (Eric Lee/The New York Times)OpenAI no es rentable y no espera serlo hasta 2030. Anthropic también está en números rojos. Thinking Machines acaba de sacar su primer producto.
Eso no les ha impedido gastar. Anthropic dijo recientemente que invertiría 50.000 millones de dólares en nuevos centros de datos. Sam Altman, el célebre director ejecutivo de OpenAI, dijo que su empresa se comprometía a gastar 1,4 billones de dólares en potencia de cálculo para sus proyectos de IA.
“Lo que está haciendo OpenAI es el caso más dramático de ‘Finge hasta que lo logres’ que jamás hayamos visto”, comentó Gil Luria, jefe de investigación tecnológica de D.A. Davidson. “Están asumiendo enormes compromisos que literalmente no pueden permitirse”.
OpenAI y sus socios están invirtiendo 500.000 millones de dólares en nuevos centros de datos en Estados Unidos como parte de lo que llaman Proyecto Stargate. En dólares de hoy, eso es suficiente para financiar 15 veces el Proyecto Manhattan. Podría pagar todo el proyecto lunar Apolo, dos veces.
“Tan solo Stargate —si de verdad alcanza los 500.000 millones de dólares— sería el mayor proyecto de infraestructuras del mundo, varias veces”, afirmó Evan Conrad, director ejecutivo de San Francisco Compute, una empresa emergente especializada en hardware para IA.
Un portavoz de OpenAI señaló mediante un comunicado que la empresa creía que su trayectoria iba en la dirección correcta, con 800 millones de usuarios semanales y más de un millón de usuarios empresariales.
“El progreso en los avances generacionales —como los ferrocarriles, la electricidad e internet— viene de una inversión audaz y una convicción a largo plazo”, aseguró el portavoz, Steve Sharpe. “En menos de tres años hemos construido la plataforma para consumidores y empresas de más rápido crecimiento de la historia”.
Las empresas tecnológicas, los gobiernos y sus socios de todo el mundo gastarán casi 3 billones de dólares en centros de datos de aquí a 2028, según los analistas de Morgan Stanley. Para conseguirlo, pedirán prestado casi un billón de dólares a bancos y otras instituciones financieras.
El chatbot Claude de Anthropic es cada vez más popular entre los consumidores; algunas personas pagan más de 100 dólares al mes por acceder a los chatbots (Kelsey McClellan para The New York Times)En los últimos 12 meses, Google, Microsoft, Amazon y Meta gastaron cerca de 360.000 millones de dólares en nuevos centros de datos. Con sus enormes ganancias, pueden permitírselo. Otras empresas tienen que endeudarse. Esto incluye a empresas consolidadas como el fabricante de software Oracle y otras más pequeñas con nombres como CoreWeave y Nebius.
Como esa deuda está en manos de un amplio abanico de instituciones financieras —incluidos prestamistas privados de crédito y bancos tradicionales—, los expertos se esfuerzan por comprender el nivel de riesgo del sistema.
Además, los críticos afirman que algunos de los acuerdos que OpenAI ha cerrado con fabricantes de chips, empresas de computación en nube y otros son extrañamente circulares. OpenAI va a recibir miles de millones de las empresas tecnológicas, pero también va a enviar miles de millones a esas mismas empresas para que le paguen la potencia de cálculo y otros servicios.
A algunos analistas financieros les preocupa que estos acuerdos hagan que el mercado parezca más fuerte de lo que es en realidad. En última instancia, la salud del mercado dependerá de si empresas como OpenAI pueden obtener beneficios antes de que la deuda las abrume.
(The New York Times demandó a OpenAI y Microsoft, pues alegó infracción de los derechos de autor de contenidos periodísticos relacionados con los sistemas de IA. Las dos empresas han negado las afirmaciones de la demanda).
Nvidia también ha hecho algunos tratos que han suscitado dudas sobre si la empresa se está pagando a sí misma. Anunció que invertiría 100.000 millones de dólares en OpenAI. La empresa emergente recibe ese dinero a medida que compra o alquila los chips de Nvidia.
El martes, Nvidia anunció un acuerdo similar de 10.000 millones de dólares con Anthropic, que comprará 30.000 millones de dólares en computación de IA respaldada por chips de Nvidia. Ese dinero se destinará en realidad a comprar potencia de cálculo a Microsoft, que también invirtió 5000 millones de dólares en Anthropic.
Goldman Sachs ha calculado que Nvidia obtendrá el 15 por ciento de sus ventas el año que viene de lo que los críticos también llaman acuerdos circulares.
Muchas empresas justifican su gasto porque no solo están fabricando un producto, sino que están creando algo que cambiará el mundo: la inteligencia artificial general, o IAG, una máquina que puede hacer cualquier cosa que haga el cerebro humano. El problema es que ninguno de ellos sabe cómo hacerlo.
Pero Anton Korinek, economista de la Universidad de Virginia, afirma que el gasto estará justificado si Silicon Valley alcanza su objetivo. Se muestra optimista al respecto.
“Es una apuesta por la IAG o la quiebra”, afirmó Korinek.
Los chatbots y generadores de imágenes de las empresas de IA ya son utilizados por cientos de millones de personas. Muchos de ellos pagan cuotas mensuales que pueden superar los 100 dólares. Pero no está tan claro si los clientes empresariales —la verdadera gallina de los huevos de oro de la industria tecnológica— están tan dispuestos a utilizar la IA.
Casi 8 de cada 10 empresas han declarado que aún no han utilizado tecnologías de IA. Otras tantas afirman que estas tecnologías “no han tenido un impacto significativo en los resultados”, según un estudio reciente de McKinsey & Co.
No obstante, las empresas tecnológicas afirman que el interés empresarial se está consolidando. Microsoft, Google y Amazon afirman que tienen más demanda de clientes que oferta disponible y que esperan seguir limitadas hasta el año que viene.
Las enormes ganancias de Google le permiten invertir fuertemente en inteligencia artificial sin endeudarse (Kelsey McClellan para The New York Times)Sin embargo, incluso entre algunos ejecutivos de las empresas más ricas de Silicon Valley, el dinero que circula es preocupante.
Sundar Pichai, el director ejecutivo de Alphabet, la empresa matriz de Google, dijo en una entrevista con la BBC esta semana que el gasto y las valoraciones por las nubes estaban impulsados, al menos en parte, por la “irracionalidad”. Si el mercado se desploma, agregó, el daño será generalizado. “Creo que ninguna empresa será inmune, ni siquiera nosotros”, afirmó.
Los veteranos del sector tecnológico suelen comparar el auge de la inteligencia artificial con la burbuja de los sitios puntocom de los años noventa. Cuando aquella burbuja estalló, desaparecieron cientos de nuevas empresas y las compañías establecidas que vendían tecnología a esos jóvenes experimentaron enormes pérdidas. Pero otras tuvieron un éxito duradero y, de hecho, cambiaron el mundo, sobre todo Amazon y Google.
“Cuando se producen burbujas, la gente inteligente se emociona demasiado por una pizca de verdad”, comentó Altman a la prensa a principios de este año. “¿Estamos en una fase en la que los inversionistas en su conjunto están demasiado excitados con la IA? Mi opinión es que sí. ¿La IA es lo más importante que va a ocurrir en mucho tiempo? Mi opinión también es que sí”.
© The New York Times 2025.
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