El arte, la moda y los pódcasts marcan la escena cultural de Nueva York

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Vista nocturna del Metropolitan OperaVista nocturna del Metropolitan Opera en Lincoln Center, con afiches de sus producciones iluminando la entrada.

La temporada del Metropolitan Opera inició con una propuesta inusual: la adaptación operística de “The Amazing Adventures of Kavalier & Clay”, la novela de Michael Chabon que explora el nacimiento del cómic en la Nueva York de los años cuarenta. Bajo la dirección de Bartlett Sher, con libreto de Gene Scheer y música de Mason Bates, la obra se estrenó el 21 de septiembre y promete una experiencia sensorial que fusiona historia, arte y música en tres universos visuales y sonoros diferenciados.

La escenografía, diseñada por Jenny Melville de 59 Studio, articula tres mundos principales. El primero, Europa, se representa con una estética granulada en blanco y negro, evocando escenarios como Praga, los campos de batalla franceses y los trenes hacia los campos de concentración. Melville explicó a The New Yorker que “todo eso se representa en este aspecto granulado, en blanco y negro”. La música acompaña la gravedad de este entorno con cuerdas inquietantes, mandolina y sintetizadores analógicos, además de tubas wagnerianas, en alusión al compositor favorito de Adolf Hitler, según detalló Mason Bates al mismo medio.

El edificio del New YorkEl edificio del New York City Ballet junto al Metropolitan Opera, epicentro cultural de la ciudad.

El segundo universo es la ciudad de Nueva York, donde los protagonistas desarrollan su carrera artística. Melville señaló a The New Yorker que “Nueva York es mucho más realista. Es el único espacio donde usamos utilería muy naturalista”. En este ambiente, la partitura se apoya en el sonido de las big bands, con “saxofones y desparpajo”, en palabras de Bates, y melodías en fa sostenido mayor, un guiño a la predilección de Irving Berlin por esa tonalidad, lo que genera una paleta sonora vibrante.

El tercer mundo es el del cómic, donde el público presencia el proceso creativo desde el primer boceto hasta el producto impreso, mediante proyecciones digitales de colores intensos. Bates explicó a The New Yorker que “no se trata tanto de una tonalidad como de una mezcla fantasmagórica de electrónica y orquestación Technicolor”.

El músico David Byrne duranteEl músico David Byrne durante su presentación en Nueva York, combinando narrativa, música y performance.

A pesar de sus diferencias, estos tres universos se entrelazan a través del trauma y el escapismo, así como de sus elementos artísticos. Un ejemplo es la transformación de una figura que salta de un puente en Europa en un boceto proyectado, lo que ilustra la fusión de realidad y creación. Bates reflexionó en diálogo con The New Yorker sobre la vigencia del tema: “Buscamos una fuerza del bien cuando nos enfrentamos al autoritarismo. Desafortunadamente, eso no ha cambiado realmente desde los años cuarenta”. La obra plantea, en 2025, la pregunta sobre el sentido de crear arte en contextos políticos opresivos y reafirma la capacidad del arte para ofrecer una vía de humanidad y esperanza. Como escribió Chabon, “escapar de la realidad es un desafío que vale la pena”.

En paralelo, la ciudad de Nueva York acoge otras propuestas artísticas que exploran la memoria, la identidad y la cultura. El Museum of the City of New York presenta hasta el 19 de abril la exposición “Robert Rauschenberg’s New York: Pictures from the Real World”, centrada en las fotografías en blanco y negro que Robert Rauschenberg tomó en la ciudad. Sus imágenes capturan momentos fugaces y detalles cotidianos, como carteles rasgados o una bombilla desnuda. Rauschenberg expresó a The New Yorker: “qué maravilloso es tener una excusa para mirar todo”.

Espectadores atentos durante una funciónEspectadores atentos durante una función que forma parte de la vibrante agenda cultural de otoño en Nueva York.

En Powerhouse Arts, un espacio industrial renovado en Brooklyn, la coreógrafa danesa Mette Ingvartsen lidera “Skatepark”, el primer espectáculo del festival Powerhouse: International. Un grupo de patinadores y skaters utiliza rampas, instrumentos y micrófonos para crear una atmósfera punk, modelando la convivencia a través de sus movimientos y reglas implícitas, según describió The New Yorker.

El MOMA exhibe hasta el 13 de octubre dos obras de Ufuoma Essi que exploran la memoria y su impacto en los cuerpos negros. En “Half Memory” (2024), inspirada en el concepto de “rememory” de Toni Morrison, la cámara Super 8 de Essi recorre fragmentos de San Francisco, Nueva York y París, dotando a las imágenes de una textura de archivo. The New Yorker destaca que, cuando la película estalla en fulguraciones abstractas de color, parece implosionar bajo el peso de los recuerdos que contiene.

La música también ocupa un lugar destacado en la agenda cultural. David Byrne, conocido por su trayectoria con Talking Heads y proyectos como “Stop Making Sense” y “American Utopia”, presenta junto a Ghost Train Orchestra su nuevo espectáculo “Who Is the Sky?” en el Radio City Music Hall (30 de septiembre, 1, 10 y 11 de octubre). Byrne promete una experiencia inmersiva de narración en vivo, según informó The New Yorker.

En el ámbito cinematográfico, el Museum of the Moving Image proyecta el 27 y 28 de septiembre “The Heartbreak Kid” (1972), dirigida por Elaine May y protagonizada por Charles Grodin, Jeannie Berlin y Cybill Shepherd. La película, que no ha sido reeditada por cuestiones de derechos, es reconocida por su visión irónica sobre la autoafirmación y la búsqueda de la felicidad, y fue nominada a los premios Oscar.

La obra “The Essentialisn’t” de Eisa Davis, en el espacio HERE hasta el 28 de septiembre, reinterpreta los arquetipos de la feminidad negra a través de la música, la performance y la poesía. Davis inicia su actuación sumergiéndose en un tanque de agua y recurre a metáforas acuáticas que evocan tanto el Pasaje Medio como un rito de bendición. Entre episodios, plantea la pregunta: “¿Se puede ser negro y no actuar?”, y ofrece respuestas musicales junto a Princess Jacob y Jamella Cross, alternando entre números de llamada y respuesta y afirmaciones introspectivas.

El universo de los podcasts culturales vive un momento de transformación, según analizó Sarah Larson en The New Yorker. Programas emblemáticos celebran hitos: “In Our Time”, conducido por Melvyn Bragg en la BBC desde 1998, se despide tras explorar temas como dragones y la evolución de los pulmones. “WTF with Marc Maron”, que definió el formato desde 2009, concluye su ciclo y será objeto de un documental titulado “Are We Good?”. “Kreative Kontrol”, dirigido por Vish Khanna desde Edmonton, alcanzó su episodio mil este verano, con entrevistas destacadas a figuras como David Berman y los miembros de Fugazi. Además, “This American Life” cumple treinta años y “Fresh Air” celebró medio siglo, con la reciente participación de Terry Gross en “Talk Easy with Sam Fragoso”.

En el contexto de la moda, septiembre se consolida como el mes de referencia en Nueva York. El cine Metrograph, en el Lower East Side, acompaña la exposición “Superfine” del Metropolitan Museum con el ciclo “Starving for Beauty!: Superfine Stories on Screen” (20 y 21 de septiembre), curado por Monica L. Miller. Entre las películas seleccionadas figuran “The Gospel According to André” (2017), sobre André Leon Talley, el primer hombre negro en ser director creativo de Vogue; “Black Is... Black Ain’t” (1995), de Marlon Riggs, que explora la diversidad de la experiencia negra en Estados Unidos; “Looking for Langston” (1989), de Isaac Julien, una meditación sobre la identidad queer negra a través de la figura de Langston Hughes; “Dressed Like Kings” (2007), de Stacey Holman, sobre los concursos de elegancia masculina en Sudáfrica; y “Portrait of Jason” (1967), de Shirley Clarke, un documental que retrata a Jason Holliday en una conversación maratónica.

La agenda cultural neoyorquina se completa con exposiciones, festivales y propuestas que abordan desde la memoria y la identidad hasta la experimentación artística y la celebración de la diversidad.

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