EEUU alertó que Al Qaeda representa una “amenaza persistente” tras sus últimos llamados a perpetrar atentados terroristas

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Terroristas de Al Shabab, filialTerroristas de Al Shabab, filial de Al Qaeda en Somalia (AP/Farah Abdi Warsameh)

Las autoridades de Estados Unidos señalaron la existencia de “una amenaza persistente” por parte de Al Qaeda tras recientes llamados de la organización terrorista para organizar ataques dentro del país. De acuerdo con un documento desclasificado del Centro Nacional Antiterrorista de Estados Unidos (NCTC, por sus siglas en inglés), los llamados resurgieron en un contexto de conflictos globales y la participación militar estadounidense en varias zonas.

“El resurgimiento de los llamamientos de Al Qaeda a ejecutar atentados en el país pone de relieve su persistente y duradera amenaza para el país, los funcionarios estadounidenses y la seguridad pública”, indicó el NCTC.

Asimismo, advirtió que Al Qaeda, en especial su filial en Yemen, denominada Al Qaeda en la Península Arábiga (AQPA), intenta aprovechar tanto sus publicaciones en medios digitales como los conflictos armados que involucran a Estados Unidos, con el objetivo de inspirar a posibles atacantes. El documento subrayó que la AQPA es la única filial que ha logrado perpetrar un atentado en territorio estadounidense.

Durante el pasado mes de julio, la filial yemení difundió el décimo número de la revista en inglés “Inspire Guide”, en la que celebró varios ataques ocurridos en territorio estadounidense e instó a sus seguidores a actuar en el país mediante métodos simples, como armas de fuego, explosivos, cuchillos, atropellos intencionados o cócteles molotov. Según el NCTC, el contenido de estas publicaciones apunta especialmente contra personas u organizaciones que manifiestan apoyo a Israel y contra fuerzas del orden o autoridades gubernamentales de Estados Unidos.

Entre las instrucciones detalladas, los dirigentes de AQPA sugirieron atacar también a grandes reuniones públicas, incluidas protestas masivas o situaciones de disturbios civiles, que consideran oportunidades propicias para la comisión de atentados. El documento desclasificado incluyó que en junio de este año Saad Atif al Aulaqi, uno de los principales líderes de la filial yemení, difundió un video en el que exhortó a cometer actos violentos dirigidos contra el presidente, el vicepresidente y altos funcionarios estadounidenses, así como contra congresistas y sus familias.

EEUU afirma que Al QaedaEEUU afirma que Al Qaeda es "una amenaza persistente"

La novena edición de “Inspire Guide”, difundida ese mismo mes, apeló también a la acción de lobos solitarios en suelo estadounidense. Los objetivos definidos por la organización terrorista coinciden con los planificados para los ataques posteriores al 11-S, entre ellos la aviación, infraestructuras simbólicas, instalaciones militares o gubernamentales, así como la sociedad civil.

Como parte de las recomendaciones del NCTC, las autoridades norteamericanas sugirieron a los funcionarios y agentes federales modificar sus rutinas diarias para dificultar la vigilancia, evitar divulgar información sensible sobre trabajo, desplazamientos o ubicaciones, y no portar distintivos oficiales fuera del horario laboral. El organismo enfatizó que las amenazas recientes de Al Qaeda buscan justificar o incitar la violencia contra cualquier objetivo vinculado, real o supuestamente, a agravios o adversarios ideológicos, alentando el miedo y la inestabilidad política.

La expansión de la filial de Al Qaeda Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM) ha transformado el panorama de seguridad en África Occidental, donde la organización se ha consolidado como la fuerza militante mejor armada de la región y una de las más poderosas a nivel global. Según declaraciones de Héni Nsaibia, analista sénior para África Occidental del proyecto ACLED, recogidas por The Washington Post, “están creando un protoestado que se extiende como un cinturón desde el oeste de Mali hasta las fronteras de Benín… Es una expansión sustancial, incluso exponencial”.

El avance del JNIM ha sido acompañado por una serie de ataques de gran envergadura, como el más mortífero registrado contra soldados en Benín, y la toma de ciudades clave en Burkina Faso y Mali. El grupo, que cuenta con hasta 6.000 combatientes según estimaciones de funcionarios regionales y occidentales, ha aprovechado las estrategias fallidas de los gobiernos locales y las atrocidades cometidas por fuerzas estatales para fortalecer su legitimidad y capacidad de reclutamiento. “Tenían miedo y acudieron a ellos”, relató Amadou Diallo, refugiado burkinés de 69 años, al describir cómo sus hijas y sus esposos se unieron al JNIM tras la matanza de fulanis a manos de milicianos, en declaraciones a The Washington Post.

La filial de Al QaedaLa filial de Al Qaeda ha tomado importantes ciudades de Burkina Faso y Mali (Guy Peterson/For The Washington Post)

El impacto de la insurgencia islamista se refleja en los datos del Instituto para la Economía y la Paz, que sitúan al Sahel como el epicentro mundial del terrorismo, con el 51% de las muertes globales por este fenómeno en la región. En 2024, Burkina Faso fue el país más afectado por la violencia terrorista por segundo año consecutivo, mientras que Níger experimentó el mayor aumento de muertes relacionadas con el terrorismo a nivel mundial. La expansión del JNIM hacia el sur ha provocado que Togo y Benín registren cifras récord de ataques y víctimas.

La respuesta internacional, especialmente de Estados Unidos, ha disminuido notablemente. Los drones estadounidenses han sido retirados de África Occidental y los planes para reubicarlos en Costa de Marfil y Benín fueron cancelados, según exfuncionarios estadounidenses citados por el diario capitalino. Actualmente, menos de 200 soldados estadounidenses permanecen en la región, frente a los aproximadamente 1.400 que había en 2023. “JNIM está en ascenso”, declaró uno de los exfuncionarios estadounidenses al mismo medio. “En una región donde solíamos monitorear lo que ocurría, ya no tenemos las herramientas necesarias”.

El JNIM, fundado en 2017 en Mali como una organización paraguas que agrupa a cuatro grupos extremistas islamistas, está liderado por Iyad ag Ghali y Amadou Koufa. La combinación de sus liderazgos, uno tuareg y otro fulani, ha dotado al grupo de un atractivo transversal y ha generado incertidumbre sobre sus objetivos. El modelo de operación del JNIM se basa en la adaptación local: “El grupo opera con un modelo de ‘franquicia’, adaptando sus estrategias a las costumbres locales y su reclutamiento a las reivindicaciones locales”, explicaron expertos a The Washington Post.

El financiamiento del JNIM proviene de una red de actividades ilícitas: minería de oro en Burkina Faso y Mali, robo de ganado, secuestros, contrabando de drogas y motocicletas, y una creciente recaudación de impuestos en comunidades bajo su control. “El grupo ha proliferado hasta tal punto que ahora afecta directamente a la seguridad nacional [de EEUU]”, advirtió Aneliese Bernard, ex asesora del Departamento de Estado. “Se están expandiendo sin inmutarse hacia los países que desde hace tiempo consideramos socios sólidos en materia de seguridad”.

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