
Dos ciudadanas estadounidenses fueron arrestadas por agentes de la Patrulla Fronteriza en California tras ser descubiertas transportando a dos niñas mexicanas, de 10 y 12 años, con quienes no tenían ningún vínculo familiar. Las autoridades determinaron que se trataba de menores no acompañadas que habían sido ingresadas al país de forma irregular a través del puerto de entrada de San Luis, en la frontera entre México y Arizona.
El hecho ocurrió el martes 8 de abril de 2025 en el puesto de control migratorio de la autopista 86, ubicado cerca de Westmorland, California. El vehículo en el que viajaban las mujeres fue detenido para una inspección de rutina por agentes asignados al Sector El Centro. Tras una revisión secundaria, se confirmó que las identificaciones que las mujeres presentaron sobre las niñas no coincidían con su identidad real. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) informó oficialmente sobre el caso el jueves 10 de abril mediante un comunicado publicado en su sitio web.
Las dos mujeres adultas enfrentan cargos federales bajo la sección 1324 del título 8 del Código de Estados Unidos, que penaliza el transporte y contrabando de personas en situación migratoria irregular. El vehículo fue confiscado como evidencia y las niñas quedaron bajo la custodia de las autoridades competentes en atención a menores no acompañados.
El arresto tuvo lugar en uno de los controles migratorios que opera la Patrulla Fronteriza sobre la autopista 86, al sur de California. Se trata de un corredor frecuente para detectar el tránsito irregular de personas entre los estados fronterizos del suroeste estadounidense. Los agentes interceptaron un SUV plateado que se acercaba al punto de revisión.
El vehículo estaba ocupado por dos mujeres adultas: una conducía y la otra ocupaba el asiento del copiloto. En la parte trasera, las autoridades observaron que dos niñas se encontraban dormidas. Al solicitar detalles sobre su ruta y propósito del viaje, la conductora afirmó inicialmente que estaban viajando desde Arizona hacia California. Sin embargo, posteriormente cambió su declaración, admitiendo que habían ingresado a Estados Unidos desde México.
Estas inconsistencias llevaron a los agentes a trasladar el vehículo a una inspección secundaria, según confirmó CBP.

Durante la inspección secundaria, los agentes revisaron las tarjetas de identificación presentadas para las niñas. De inmediato notaron que las fotografías y nombres no coincidían con las menores que viajaban en el asiento trasero. Ante esa situación, los oficiales realizaron preguntas adicionales y determinaron que las niñas no tenían ninguna relación con las dos mujeres adultas.
Las autoridades también constataron que la conductora del vehículo no conocía a la madre de las menores ni podía proporcionar información clara sobre su parentesco o propósito del viaje. Posteriormente, se confirmó que las niñas eran ciudadanas mexicanas clasificadas como menores no acompañadas, es decir, niñas que cruzaron la frontera sin estar acompañadas por sus padres o tutores legales.
Ambas ciudadanas estadounidenses fueron acusadas formalmente bajo el artículo 1324 del título 8 del Código de EE.UU., que penaliza el contrabando, transporte o albergue de personas extranjeras que ingresan o se encuentran ilegalmente en el país. Esta disposición contempla penas que pueden incluir varios años de prisión, especialmente cuando el caso involucra a menores de edad.
El vehículo utilizado para el transporte fue incautado como parte de la investigación. Las identidades de las mujeres no han sido reveladas por las autoridades hasta el momento.
El jefe de la Patrulla Fronteriza del Sector El Centro, Gregory K. Bovino, calificó el incidente como una manifestación preocupante del tráfico infantil en la frontera sur. “Y así, señores, es como comienza el tráfico de niños”, declaró en el comunicado. “Es casi insoportable pensar en los crímenes atroces que podrían enfrentar niños que no están con sus padres. El entorno fronterizo ha estado plagado de este tipo de actividad durante los últimos años; sin embargo, el enfoque ha cambiado, y ahora se imponen duras condenas a los contrabandistas que dañan a los niños”.
Las autoridades estadounidenses han incrementado sus esfuerzos para combatir el tráfico y contrabando de menores, en respuesta al aumento en la detección de casos similares en distintos puntos fronterizos de California, Texas, Arizona y Nuevo México.

Cuando se identifican menores no acompañados en la frontera, son remitidos a la Oficina de Reasentamiento de Refugiados (ORR), una dependencia del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Esta institución es la encargada de proporcionar albergue temporal, atención médica y procesos de reunificación familiar en coordinación con autoridades consulares y organizaciones no gubernamentales.
En este caso, CBP confirmó que las niñas fueron clasificadas como menores no acompañadas y puestas bajo la custodia de las autoridades correspondientes, aunque no se precisó si serán repatriadas o si existe algún proceso legal en curso para su eventual reunificación con familiares.
Casos como este han sido reportados con mayor frecuencia en los últimos años. Según datos oficiales de la CBP, miles de menores de edad cruzan cada año la frontera sur sin compañía de adultos responsables. En muchos casos, son utilizados por redes de tráfico de personas para facilitar el ingreso de migrantes o como parte de esquemas de explotación.
Las autoridades han advertido que estas prácticas no solo violan la ley migratoria, sino que exponen a los menores a riesgos graves, incluidas situaciones de abuso, trata, trabajo forzado o desaparición.