
Estados Unidos confirmó la deportación o auto-repatriación de dos millones de inmigrantes en situación irregular durante los primeros ocho meses del segundo mandato del presidente Donald Trump, una cifra que marca un ritmo inédito, según reveló el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
Desde el pasado 20 de enero, fecha en que inició el nuevo periodo presidencial de Trump, aproximadamente 1,6 millones de personas abandonaron el país por decisión propia, mientras que otras 400.000 fueron deportadas por autoridades federales, según datos oficiales recogidos por Reuters y The Associated Press (AP).
“La administración Trump está en camino de romper récords históricos al deportar cerca de 600.000 inmigrantes indocumentados antes de que finalice el primer año desde que el presidente regresó a la Casa Blanca”, reportó el DHS.
Funcionarios de la administración atribuyen estos resultados a un endurecimiento significativo de la política migratoria. La secretaria adjunta del DHS, Tricia McLaughlin, subrayó que los datos evidencian el impacto de las nuevas directrices implementadas.

“Las políticas del presidente Trump y el liderazgo de la secretaria Kristi Noem están funcionando y volviendo más seguras las comunidades estadounidenses”, expresó McLaughlin, en declaraciones difundidas por la agencia AP.
Añadió que el refuerzo de los operativos migratorios busca retirar de las calles a personas con antecedentes criminales e instó “a quienes permanezcan de manera ilegal: autodepórtense o serán arrestados y expulsados”.
El DHS enfatizó que, durante los cuatro meses previos, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) no permitió el ingreso de inmigrantes irregulares.
La política migratoria estricta también está impactando el ámbito laboral y administrativo. En las últimas semanas, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha gestionado más de 150.000 solicitudes de empleo. Según el DHS, todos los nuevos puestos adjudicados corresponden a ciudadanos estadounidenses desde que Donald Trump retomó el poder.
El departamento remarcó que “la capacidad de deportación sigue expandiéndose mientras la secretaria Noem negocia nuevas instalaciones de detención”, enumerando locaciones como Alligator Alcatraz, Speedway Slammer, Cornhusker Clink y Louisiana Lockup.
En los primeros días del nuevo periodo presidencial, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, confirmó el inicio de los vuelos de deportación y difundió imágenes de migrantes abordando aeronaves militares en dirección a sus países de origen. “El presidente Trump envía un mensaje firme y claro al mundo: quien ingrese ilegalmente a Estados Unidos enfrentará graves consecuencias”, manifestó Leavitt, según lo reportado por AP.
La intensificación de estas medidas ha coincidido con la ausencia de liberaciones masivas de migrantes en territorio estadounidense y responde a una directriz oficial cuyo objetivo declarado es aumentar la eficiencia y rapidez en los procesos de arresto, detención y deportación de inmigrantes en situación irregular, según el DHS.