
El presidente Donald Trump calificó como una “gran victoria” la votación del sábado por la noche en el Senado de Estados Unidos, que permitió abrir el debate formal sobre su ambicioso proyecto de reforma fiscal y presupuestaria, conocido como “One Big Beautiful Bill”.
“Esta noche presenciamos una GRAN VICTORIA en el Senado con el ‘GRAN, GRANDE Y HERMOSO PROYECTO DE LEY’, pero no habría sido posible sin el fantástico trabajo de los senadores Rick Scott, Mike Lee, Ron Johnson y Cynthia Lummis”, escribió Trump en un mensaje publicado en su plataforma Truth Social.

El mandatario agradeció a los senadores que respaldaron la medida y sostuvo que son “personas que realmente aman a nuestro país”. Añadió que como presidente está “orgulloso de todos ellos” y expresó su compromiso de trabajar junto a ellos para “impulsar la economía, reducir el gasto innecesario, proteger la frontera, luchar por los militares y veteranos, y garantizar que Medicaid ayude a quienes realmente lo necesitan”.

El proyecto, cuya votación para apertura de debate fue aprobada por 51 votos contra 49, propone una reestructuración significativa del gasto público federal. Contempla la extensión de recortes tributarios iniciados durante la primera presidencia de Trump, un aumento de 350.000 millones de dólares para seguridad nacional, y el desmantelamiento de incentivos fiscales creados para apoyar energías renovables y tecnologías limpias.
A la vez, introduce profundos recortes en programas sociales, como Medicaid y cupones de alimentos, con el fin de compensar parcialmente los 4,5 billones de dólares en exenciones fiscales proyectadas. El efecto neto, según estimaciones independientes, añadiría más de 3 billones de dólares a la deuda federal.
La jornada del sábado estuvo marcada por una serie de negociaciones intensas y retrasos en la cámara alta. Dos senadores republicanos, Thom Tillis y Rand Paul, se unieron a los 47 demócratas para rechazar la moción inicial. El vicepresidente JD Vance permaneció en el Capitolio ante la posibilidad de un empate, que finalmente no se materializó.

El respaldo al plan fiscal dentro del Partido Republicano no es unánime. Algunos senadores expresaron preocupación por el impacto de los recortes en servicios de salud y asistencia social, en particular en zonas rurales.
El senador Tillis, por ejemplo, afirmó que la propuesta obligaría a Carolina del Norte a “eliminar la cobertura de Medicaid para cientos de miles” de personas. Por su parte, varios demócratas advirtieron sobre la magnitud de los cambios y denunciaron que el texto de 940 páginas fue presentado sin el tiempo necesario para un análisis adecuado.
“Republicanos no quieren decirle al país qué contiene el proyecto”, sostuvo el líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, quien exigió que el documento completo sea leído en el pleno del Senado antes de iniciar el debate.

A pesar del inicio del debate, el futuro del proyecto permanece incierto. Cualquier enmienda en el Senado requerirá una nueva votación en la Cámara de Representantes, donde el liderazgo republicano también enfrenta divisiones internas.