Del experimento escolar a la revolución deportiva: la historia del baloncesto, del gimnasio de Springfield a las grandes ligas

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Pese al paso del tiempo,Pese al paso del tiempo, el baloncesto conserva la esencia de sus orígenes: reglas claras, acción vertiginosa y un espíritu de comunidad y desafío (Imagen Ilustrativa Infobae)

En menos de siglo y medio, el baloncesto evolucionó de una solución improvisada para entretener a estudiantes en un frío invierno de Massachusetts a una de las industrias deportivas más influyentes del planeta. Lo que comenzó con canastas de melocotón, se expandió y profesionalizó, enfrentó épocas de segregación, impulsó la participación femenina y hoy mueve multitudes, contratos millonarios y figuras internacionales.

El origen del baloncesto se remonta a diciembre de 1891 en la International YMCA Training School de Springfield, Massachusetts. James Naismith, un joven profesor de educación física, recibió el encargo de crear una actividad que entretuviera a un grupo de alumnos inquietos durante el invierno. La propuesta debía evitar el contacto físico brusco y las lesiones que ocurrían en deportes como el fútbol americano o el rugby, especialmente bajo techo.

Naismith ideó entonces un juego en el que dos equipos intentaran introducir un balón en la meta rival. Sin recursos sofisticados, solicitó dos cajas al conserje, quien le entregó un par de canastas de melocotón. Colocó las canastas a 3,05 metros en los extremos del gimnasio y usó un balón de fútbol para el primer partido, celebrado el 21 de diciembre de 1891. El resultado fue caótico: los jugadores recurrían a empujones y forcejeos, uno terminó inconsciente y hubo varios heridos. “Los chicos empezaron a placarse, patear y golpear en los tumultos; terminaron en una pelea campal en el centro del gimnasio antes de que pudiera separarlos”, relató Naismith años después, según National Geographic.

Pese a ese accidentado inicio, la idea resultó atractiva y Naismith se dedicó a ajustar las reglas. Así nacieron las trece primeras normas del baloncesto, destinadas a frenar la agresividad y garantizar el dinamismo del juego. Entre ellas: no se podía correr con el balón, se prohibía golpear con el puño y las faltas se sancionaban con expulsión temporal o definitiva.

James Naismith inventó el baloncestoJames Naismith inventó el baloncesto para entretener a sus alumnos y evitar lesiones en deportes de contacto (Grosby)

La curiosa invención se propagó rápidamente entre estudiantes y docentes. El 12 de marzo de 1892 se disputó el primer partido público en la YMCA de Springfield, enfrentando a profesores contra alumnos ante 200 espectadores, como narró el Springfield Republican.

El éxito no tardó en cruzar límites locales. La publicación de las reglas en la revista de la YMCA y la inmediata adopción por otras escuelas y universidades sirvieron de vehículo de expansión. La simplicidad del equipamiento –bastaban una pelota y dos canastas– y la facilidad de organización multiplicaron la práctica en Estados Unidos.

La estructura reglamentaria resultó ser otro factor clave. Naismith corrigió las fallas del primer partido y diseñó trece reglas que siguen inspirando al baloncesto moderno: el balón debía lanzarse en el lugar donde se recibía, las faltas eran castigadas con severidad y los árbitros tenían autoridad absoluta sobre el juego. Los partidos eran de dos tiempos de 15 minutos, y en caso de empate, se jugaba hasta convertir un gol. Estas bases simplificaron la adopción del baloncesto en otras instituciones académicas y recreativas, convirtiéndolo en un fenómeno ascendente.

Las primeras reglas del baloncestoLas primeras reglas del baloncesto buscaban frenar la agresividad y garantizar el dinamismo del juego (Grosby)

El surgimiento internacional del baloncesto se debió, en gran parte, a la YMCA y su extensa red fundada en el siglo XIX. Muchos estudiantes extranjeros que aprendieron el deporte en Massachusetts lo llevaron a Europa, América Latina y Asia al regresar a sus países. Pronto surgieron equipos improvisados y reglamentos adaptados en Canadá, Japón, China e India, consolidando una temprana comunidad internacional.

Hacia 1905, el baloncesto ya era reconocido oficialmente como deporte de invierno en los institutos estadounidenses. El paso hacia la élite llegó con el Comité Olímpico Internacional, que permitió la exhibición del baloncesto en los Juegos de San Luis 1904. Sin embargo, fue en los Juegos de Berlín 1936 donde el baloncesto debutó como disciplina oficial, bajo la lluvia y en una cancha de arcilla, con la participación de equipos de todos los continentes.

La Segunda Guerra Mundial reforzó la globalización del baloncesto. Los soldados estadounidenses introdujeron el deporte en bases militares de Europa y Asia, multiplicando su popularidad. Poco después, los campeonatos internacionales empezaron a proliferar y la FIBA, fundada en 1932, organizó los primeros torneos mundiales y continentales, construyendo una estructura competitiva sólida reconocida por todos los países miembros.

El paso del baloncesto amateur al profesional fue gradual pero inevitable. En 1898 se fundó la primera liga profesional, la National Basketball League (NBL), con seis equipos de la región noreste de Estados Unidos. Aunque la liga existió solo cinco años, sentó las bases para futuras experiencias profesionales.

En 1937, la NBL resurgió con el patrocinio de grandes compañías, integrando trece equipos y estableciendo el salario de los jugadores. El gran salto llegó con la creación en 1946 de la Basketball Association of America (BAA). Esta liga pronto se fusionó con la reincorporada NBL para dar origen a la NBA en 1949, que definió la estructura moderna del baloncesto profesional.

El baloncesto universitario, mientras tanto, adquiría una dimensión épica. El torneo de la NCAA, instituido en 1939 con ocho equipos, fue creciendo hasta convertirse en el fenómeno conocido como March Madness, que hoy reúne a los 68 mejores equipos universitarios y moviliza a millones de espectadores en Estados Unidos y en el extranjero, con contratos televisivos que superan los USD 1.000 millones, según The New York Times.

El baloncesto debutó como deporteEl baloncesto debutó como deporte olímpico oficial en los Juegos de Berlín 1936, consolidando su proyección internacional (Archivo)

El salto definitivo del baloncesto al escenario internacional ocurrió a finales del siglo XX. La NBA, con estrellas como Magic Johnson, Larry Bird y el carismático Michael Jordan, se transformó en un vehículo de globalización deportiva como ningún otro. Las retransmisiones vía satélite, los productos licenciados y las giras internacionales convirtieron a la liga y a sus figuras en influencers mundiales, estableciendo el baloncesto como referente juvenil y cultural en todos los continentes.

Un punto clave fue la participación del “Dream Team” estadounidense en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. Bajo la nueva normativa olímpica que permitía profesionales, la selección reunió a las máximas leyendas de la NBA. La superioridad y carisma del equipo —con Jordan, Bird, Johnson, Charles Barkley y Patrick Ewing— demostraron el atractivo internacional de la disciplina y dispararon el número de practicantes. Desde entonces, jugadores internacionales empezaron a ocupar lugares de protagonismo en la NBA: desde Manu Ginóbili hasta Luka Dončić.

La NBA surgió en 1949La NBA surgió en 1949 tras la fusión de ligas previas y revolucionó el baloncesto profesional (AFP)

El siglo XXI confirmó al baloncesto como una de las grandes industrias deportivas. La NBA multiplica su facturación anual —solo en 2023 superó los USD 10.000 millones, de acuerdo con The New York Times— y los contratos televisivos, el merchandising y el marketing digital mantienen a la liga relevante entre el público joven y global. La WNBA, fundada en 1996, sigue creciendo en audiencia y contratos, con jugadoras que se convierten en referentes de igualdad e inspiración para niñas y mujeres en todo el mundo.

La NBA y la WNBALa NBA y la WNBA lideran la globalización, la diversidad y la igualdad en el baloncesto contemporáneo (REUTERS/Mike Blake)

Pese al paso del tiempo, el baloncesto conserva la esencia de sus orígenes: reglas claras, acción vertiginosa y un espíritu de comunidad y desafío. Lo que comenzó como un juego sencillo con canastas de melocotón es hoy un símbolo de diversidad, adaptabilidad y prestigio global.

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