
Daniel Day-Lewis respondió a las críticas hacia la actuación de método durante un encuentro con el crítico Mark Kermode en el Festival de Cine de Londres.
El actor afirmó que la mayoría de los cuestionamientos provienen de personas “que entienden poco o nada de lo que realmente implica”. Señaló que en los comentarios recientes existe una tendencia a caricaturizar la técnica y considerarla un culto o una ciencia falsa.
En esa misma línea, Day-Lewis expuso que el método solo busca incrementar la espontaneidad y la capacidad de reacción de los actores frente a la cámara.
“Todo el comentario reciente sobre el método es invariablemente de personas que entienden poco o nada de lo que realmente implica. Es casi como si pensaran que es una ciencia falaz o un culto”, afirmó.
Y agregó: “Pero solo es una forma de liberarse para que, cuando trabajas con tus colegas y te encuentras frente a las cámaras, puedas responder de cualquier modo que surja en ese momento”.

Insistió en que el método no implica un aislamiento de la vida real. Según su experiencia, se trata de tener una vivencia intensa en el trabajo actoral, permaneciendo abierto a lo que el personaje y la escena requieren.
“Si has hecho tu trabajo, deberías estar libre para aceptar lo que sea que pase a través de ti”, sostuvo.
Al recordar el origen de su enfoque, Daniel Day-Lewis explicó que nació en el rodaje de My Left Foot. Para interpretar a Christy Brown, escritor y pintor irlandés con parálisis cerebral, se mudó a Dublín y pasó meses escribiendo y pintando solo con el pie.
Durante ese tiempo, utilizó una silla de ruedas para aproximarse a las condiciones físicas de su personaje.
El artista de Hollywood describió ese proceso como esencial: “Me mudé a Dublín sin financiación segura. Tuve todo el tiempo del mundo para trabajar, convivía con personas maravillosas y tenía mi casa, mis pinturas y mi silla de ruedas”.

Relató que durante esos meses no había suficiente dinero para “las primeras escenas” y se mantuvo viviendo de esa manera. “Pensé: ‘no volveré a actuar de otra manera’”, aseguró.
Sobre la percepción pública, Day-Lewis insistió que su método resulta lógico y racional para su ejercicio profesional, y que muchos lo han tildado de excéntrico.
“Es sencillo describir lo que hago como si estuviera fuera de mi mente; muchas personas han estado encantadas de hacerlo. Pero para mí, tiene sentido. Tienes la obligación de tratar de entender, en la medida de lo posible, cómo se siente vivir esa experiencia”.
Refiriéndose a la actualidad, reconoció que sería inapropiado asumir hoy un papel como el de Christy Brown. Explicó que los criterios sobre la representación de personas con discapacidad han cambiado, y que incluso durante el rodaje algunas personas expresaron reservas sobre la elección del reparto.
Tras siete años alejado de la actuación, el actor regresó con Anemone, dirigida por su hijo Ronan Day-Lewis. En este nuevo proyecto actúa y además participa en el guion. La película marca su regreso tras El hilo fantasma (2017), filme después del cual confirmó su retiro.

Tiempo después, aclaró en Rolling Stone que nunca tuvo intención de retirarse totalmente. “Me hubiera ido mejor si simplemente hubiera mantenido la boca cerrada”, dijo en esa entrevista.
Durante la charla, Day-Lewis cuestionó también el elitismo asociado al acceso al teatro británico. Sostuvo que la educación y los privilegios todavía determinan quién forma parte del público, mientras que el cine históricamente ha sido más accesible.
“El teatro esencialmente depende de que la gente tenga el privilegio de una educación que les permita creer que tienen derecho a acudir. Es un grupo relativamente reducido y eso está mal”, sostuvo.
En relación a Anemone, admitió que las críticas influyen en los creadores y en las posibilidades de llegar a la audiencia.
“Los críticos pueden alentar o desalentar a la gente a verla. Son el intermediario entre nosotros y el público. Pero anhelamos que nuestro trabajo tenga sentido para la gente, y si no sucede así, es una sensación muy mala”.

Alertó sobre los riesgos de adaptar los proyectos a las expectativas ajenas: “Si tratas de anticipar cómo reaccionará la gente, es una enfermedad que afecta al cine en proporciones epidémicas”.
Daniel Day-Lewis recordó encuentros con figuras como Marlon Brando y Alec Guinness, y se refirió a la actuación de David Bradley en Kes de Ken Loach como una de las más impactantes que ha presenciado.
En su análisis final, afirmó que, aunque siente satisfacción por algunos de sus trabajos, encuentra que podría rehacer muchos otros desde cero, y valora haber rechazado más propuestas de las que aceptó.
“He hecho muy poco durante los años, pero supe desde muy joven que no intentaría bailar al ritmo de otros”, concluyó.