El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) calificó a Cuba de vivir un “genocidio silencioso”, haciendo referencia al caos que vive la isla ante la grave crisis sanitaria intensificada en el mes de octubre.
La organización acusa directamente a la élite de poder de el colapso que mantiene a la isla a merced de múltiples virus, en medio de la escasez de insumos esenciales y el secretismo oficial.
“Nos están matando”, es el clamor que resuena en las redes sociales de varios cubanos, según recogen las denuncias. El OCC sostiene que la indolencia y el egoísmo del régimen, encabezado nominalmente por Miguel Díaz-Canel, han disparado la cifra de víctimas mortales, la cual es “definitivamente mucho mayor” que los tres fallecidos que, hasta ahora, han reconocido los altos funcionarios de Salud Pública.
La llegada de la temporada de lluvias de 2025 encontró al país sin la capacidad para contener la proliferación de mosquitos transmisores. De acuerdo con el análisis del OCC, faltó el malatión y el combustible para las motomochilas de fumigación, así como el abate necesario para matar las larvas en los depósitos de agua.
El resultado es una coexistencia explosiva de al menos nueve virus en todo el país. Entre ellos se cuentan arbovirus como el dengue (incluida la variante hemorrágica), el chikungunya, el oropouche y el zika, además del de la hepatitis.
Tampoco se importaron elementos básicos para la atención médica: analgésicos para el dolor, antipiréticos para la fiebre y, crucialmente, reactivos para diagnosticar las enfermedades. En localidades como Perico o Cárdenas (Matanzas), el colapso es palpable: prácticamente toda la población ha padecido o padece de “el virus”, ante la imposibilidad de determinar de cuál se trata.
La infraestructura hospitalaria ha cedido ante la presión de la epidemia. Se reportan colapsos en centros de La Habana, Matanzas, Cienfuegos y Holguín, incluidos los hospitales pediátricos. La crisis se agrava por la escasez de personal médico, una situación que, según el OCC, se repite desde la pandemia de COVID-19.
El informe critica que el régimen de La Habana “prefiere exportar a los médicos y despojarlos de sus salarios para engrosar sus intocables cuentas bancarias,” priorizando la exportación de servicios sobre la salud de su propia población.
El Ministerio de Salud Pública optó por el secretismo, una estrategia que, según el OCC, busca proteger la imagen turística del país y el "cartel de potencia médica" con el que Cuba vende sus servicios al exterior. Solo después de asegurar que “no había ningún” fallecido, la cartera de salud reconoció tímidamente tres decesos.
La indignación ante la opacidad ha roto el cerco incluso entre figuras cercanas al oficialismo. La periodista Yirmara Torres Hernández escribió en redes sociales: “No hay muertos, porque los muertos solo les duelen a quienes los pierden... Porque para algunos son números... o la demostración de que todo está bajo control. (…) Lo que pasa es que duele el abandono. Lo que pasa es que duele que insulten tu inteligencia. Lo que pasa es que duele la burla... No. No hay muertos, pero los hay”.
Ante la falta de transparencia oficial, el OCC ha hecho un llamado urgente a los cubanos para que envíen los nombres, edades, lugares de residencia y fechas de deceso de aquellos compatriotas que, sin duda, hayan fallecido a consecuencia de los virus.
FUENTE: Redacción
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