
Casi la mitad de los casos de demencias podrían retrasarse, ralentizarse o incluso prevenirse controlando los factores de riesgo que pueden predisponer al desarrollo de esta enfermedad, según un informe de la revista The Lancet. Entre esos factores de riesgo se encuentran el tabaquismo, la obesidad, el consumo excesivo de alcohol, el aislamiento social y la hipertensión arterial.
En relación a este último factor de riesgo, un nuevo estudio comprobó que reducir la presión arterial ayuda a disminuir el riesgo de demencia en un 15% y en un 16 % el deterioro cognitivo sin demencia.
El ensayo, liderado por Jiang He y su equipo del Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern, Estados Unidos, se realizó en pacientes mayores de 40 años con hipertensión no tratada.

“El tratamiento antihipertensivo puede prevenir la demencia en pacientes con hipertensión no controlada”, afirmó el profesor Jiang He. “Dada la alta prevalencia de la hipertensión no controlada en todo el mundo, esta eficaz intervención debería adoptarse ampliamente y ampliarse para reducir la carga global de demencia”.
De acuerdo a los últimos registros emitidos por la Organización Mundial de la Salud, en 2021 más de 57 millones de personas vivían con demencia, y se estima que esta cifra podría alcanzar los 139 millones en 2050.
En el estudio, publicado en la revista Nature Medicine, el equipo de investigadores de China y Estados Unidos realizaron un ensayo que incluyó a 33.995 personas mayores de 40 años con presión arterial alta no controlada en 326 aldeas rurales chinas.
El equipo de Jiang He seleccionó al azar 163 de los 326 pueblos del estudio.
Este grupo de intervención, compuesto por un total de 17.407 personas participaron de una intervención intensiva conducida por los “médicos del pueblo” –profesionales comunitarios sin formación médica–.

La estrategia incluyó la provisión de medicamentos antihipertensivos gratuitos o de bajo costo, con dosis adaptadas a cada paciente, además de asesoramiento sobre la adherencia al tratamiento y cambios en el estilo de vida, como reducción del consumo de sal, la pérdida de peso y la moderación del alcohol. También se les proporcionó equipamiento e instrucciones para controlar la presión arterial en sus hogares.
Por otro lado, las personas del grupos de control, las otras 163 aldeas, que abarcaban a 16.588 participantes, recibieron la atención habitual y la medición de su presión arterial en un centro sanitario. Si bien se recomendaron cambios en el estilo de vida y algunos tomaron medicamentos para bajar la presión arterial, este grupo no recibió tensiómetros ni medicamentos gratuitos para el hogar, ni asesoramiento.
Después de cuatro años de seguimiento, los investigadores encontraron que el grupo de intervención mostró un 15% menos de riesgo de desarrollar demencia y un 16% menos de deterioro cognitivo en comparación con el grupo de control.

Los autores del estudio advirtieron que aún es necesario investigar si la disminución del riesgo se sostiene más allá del período de seguimiento de cuatro años. También señalaron que se requiere evaluar si los resultados pueden replicarse en otras poblaciones fuera del contexto rural chino.
Además, los investigadores señalaron que el ensayo no fue diseñado para comparar el efecto de diferentes clases de medicamentos antihipertensivos sobre la demencia o el deterioro cognitivo.
Los investigadores afirmaron que la demencia es una de las principales causas de muerte y discapacidad en todo el mundo, por lo que los resultados de este ensayo en el que se utilizaron tratamientos para la hipertensión tradicionales podrían ayudar a reducir el riesgo de esta enfermedad cognitiva que amenaza con un gran aumento de casos hacia 2050.