La Capilla Sixtina cerró este domingo sus puertas a turistas y visitantes para comenzar los preparativos del cónclave que elegirá al sucesor del papa Francisco, quien falleció el pasado 21 de abril a los 88 años.
Este histórico recinto, obra cumbre del Renacimiento italiano, se transformará en el epicentro de la Iglesia Católica durante los próximos días, mientras el mundo espera conocer quién será el nuevo líder de más de 1,300 millones de fieles católicos.
Tras la solemne ceremonia fúnebre celebrada el sábado en la Plaza de San Pedro, que congregó a líderes mundiales y cientos de miles de fieles, el Vaticano ha confirmado oficialmente que el cónclave comenzará el próximo 7 de mayo, una vez finalizado el tradicional novenario de luto por el Pontífice fallecido.
¿Por qué el cónclave para elegir al próximo papa se celebra en la Capilla Sixtina?
La elección de la Capilla Sixtina como sede del cónclave no es casualidad. Los impresionantes frescos de Miguel Ángel, particularmente el monumental “Juicio Final” que cubre la pared del altar, tienen un profundo significado simbólico para los cardenales electores.
La Capilla Sixtina, construida en el siglo XV bajo el papado de Sixto IV (de quien toma su nombre), ha sido escenario de cónclaves desde 1492. Su techo, decorado por Miguel Ángel entre 1508 y 1512, representa escenas del Génesis, entre las que destaca “La Creación de Adán”, una de las imágenes más reconocibles del arte occidental.
Según explica Javier Martínez-Brocal, corresponsal de varios medios españoles e internacionales en Roma, el cónclave es en la Capilla Sixtina porque los frescos de Miguel Ángel representan el “Juicio Final”, que recuerda a los cardenales que, de ese nombre que escriban en esa papeleta, le rendirán cuentas en su juicio final.

Preparativos técnicos para un evento histórico
El cierre de la capilla implica una serie de trabajos logísticos meticulosos. Entre ellos destaca la instalación de la emblemática chimenea desde la cual se emitirá el humo que comunicará al mundo el resultado de las votaciones: negro cuando no se alcance la mayoría necesaria de 2 tercios; blanco cuando un nuevo papa haya sido elegido.
Los equipos técnicos del Vaticano también se encargarán de instalar las mesas y sillas para los 135 cardenales electores, los sistemas de detección de dispositivos electrónicos para garantizar el secreto de las deliberaciones, y las habitaciones provisionales donde se alojarán durante el proceso.
Los cardenales electores: un cónclave global
El próximo 7 de mayo, 135 cardenales menores de 80 años ingresarán en solemne procesión a la Capilla Sixtina entonando la Letanía de los Santos, una antigua plegaria gregoriana que implora la guía divina. Este grupo de purpurados, procedentes de los 5 continentes, representa la universalidad de la Iglesia Católica en el siglo XXI.
Antes de comenzar las votaciones, cada cardenal jurará mantener el más estricto secreto sobre las deliberaciones. Cuando el maestro de ceremonias pronuncie la fórmula latina “Extra omnes” (“todos fuera”), las enormes puertas se cerrarán, dejando a los electores completamente aislados del mundo exterior hasta que elijan al nuevo Pontífice.
Aunque oficialmente no existen campañas electorales en un cónclave, los nombres de varios cardenales ya comienzan a circular como posibles sucesores de Francisco. Entre los favoritos destacan el actual Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin (italiano, 70 años), considerado un diplomático experimentado con una visión equilibrada, y el cardenal filipino Luis Antonio Tagle (67 años), conocido por su dedicación a los problemas sociales y su empatía hacia los migrantes.
Los próximos días serán cruciales para la formación de consensos entre las diferentes sensibilidades presentes en el Colegio Cardenalicio. Las llamadas congregaciones precónclave servirán para que tanto el sector considerado progresista como el conservador busquen apoyos y perfilen candidatos.
No está claro cuánto tiempo permanecerá cerrada la capilla, ya que el cónclave puede extenderse por días o incluso semanas, aunque la tendencia en los últimos procesos ha sido hacia elecciones relativamente rápidas.
Mientras tanto, la Plaza de San Pedro se prepara para recibir a miles de fieles que esperarán pacientemente la aparición del humo blanco y las palabras “Habemus Papam” (“Tenemos Papa”) que anunciarán el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica.
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