
Los hermanos Lyle y Erik Menéndez comparecerán este jueves y viernes ante la junta de libertad condicional de California, un hecho clave tras más de tres décadas en prisión por el asesinato de sus padres en 1989.
Ambos solicitan su liberación luego de ser resentenciados en mayo de 2025, un giro procesal que les otorgó por primera vez la posibilidad de libertad condicional.
La audiencia de libertad condicional para Erik Menéndez está programada para este jueves 21 de agosto, mientras que la de Lyle Menéndez se realizará el viernes 22 de agosto. Al concluir ambas sesiones, la junta decidirá si los hermanos son aptos para acceder a la libertad condicional.
Si la respuesta es positiva, la decisión pasará al gobernador de California, Gavin Newsom, quien podrá aprobar, rechazar o modificar la resolución. En caso de aprobación, la liberación se hará efectiva aproximadamente cinco meses después. Si la petición se niega, la siguiente revisión podría demorar entre tres y quince años.

El proceso es seguido con atención tanto por familiares como por las autoridades de Los Ángeles. La familia Menéndez reconoció en un comunicado que el procedimiento es “riguroso”, pero se mantienen “cautelosamente optimistas”.
Los allegados subrayaron que los hermanos “han mostrado un crecimiento sostenido” y que han asumido completa responsabilidad: “expresan sincero remordimiento a la familia hasta hoy y han construido una vida significativa definida por propósito y servicio”.
La Fiscalía del condado de Los Ángeles, representada en esta etapa por Nathan Hochman, reiteró su postura contraria a la liberación. Hochman destacó en una declaración emitida este miércoles: “continuamos oponiéndonos a su liberación porque no han demostrado plena comprensión de sus crímenes ni han mostrado estar completamente rehabilitados, por lo tanto, siguen representando un riesgo para la sociedad”.
El fiscal añadió que “la incapacidad de demostrar comprensión y responsabilidad total es un factor crítico para evaluar la idoneidad para la libertad condicional”. Según Hochman, la decisión final de la Fiscalía dependerá de la evidencia que se presente durante las audiencias de esta semana.

Lyle Menéndez, de 57 años, y Erik Menéndez, de 54, fueron condenados originalmente a cadena perpetua sin derecho a libertad condicional por el asesinato a tiros de sus padres, José y Kitty Menéndez, en 1989. Los jóvenes, que tenían 21 y 18 años al momento del crimen, argumentaron haber actuado en defensa propia tras años de abusos.
En mayo pasado, el juez Michael Jesic resentenció a ambos a 50 años a cadena perpetua con derecho a libertad condicional, siguiendo una recomendación del ex fiscal de Los Ángeles, George Gascón. Durante la audiencia, el juez se dijo impactado por las cartas de apoyo de funcionarios penitenciarios y por el trabajo positivo realizado por los Menéndez dentro de la prisión.
Ambos hermanos reconocieron su responsabilidad ante la corte. Lyle admitió haber cometido perjurio durante el juicio original y se disculpó: “maté a mi mamá y a mi papá. No pongo excusas”. Erik, por su parte, expresó: “cometí un acto atroz... No existe justificación para lo que hice”.
Erik también habló de su búsqueda de redención: “he recorrido un largo camino en este proceso y no dejaré de intentar hacer una diferencia”.

De forma paralela, los Menéndez mantienen activa una petición de hábeas corpus respaldada en nuevos elementos no presentados durante el proceso original.
Estos incluyen el testimonio de un exintegrante de la agrupación Menudo, quien en la docuserie “Menendez + Menudo: Boys Betrayed” (Menéndez + Menudo: Chicos traicionados) afirmó haber sido abusado sexualmente por José Menéndez.
Además, la defensa presentó una carta escrita por Erik a su prima ocho meses antes del crimen, donde describió presuntos abusos. Aunque la prima testificó en el juicio, la carta apareció años después, según la abogada de los hermanos.
No obstante, la fiscalía desestimó el valor probatorio de estos elementos y, en un reciente documento, Nathan Hochman consideró que “esta petición no cumple con los estándares fácticos ni legales para justificar un nuevo juicio”.
Hochman fue enfático en que “la defensa central de los Menéndez siempre fue la legítima defensa, no el abuso sexual. El jurado rechazó esa versión y distintas instancias judiciales han confirmado la condena. Nada en la supuesta ‘nueva’ evidencia cambia esto”.