
Muchas veces llegan correo electrónicos que parece provenir de una alerta urgente sobre un supuesto problema con su cuenta, o un mensaje inesperado con una oferta demasiado buena para ser verdad.
Detrás de estas comunicaciones, cada vez más convincentes, se esconde una de las amenazas digitales más frecuentes y peligrosas de la actualidad: el phishing.
Según la información publicada por la Federal Trade Commission (FTC), los ciberdelincuentes lanzan miles de ataques de phishing cada día, logrando con frecuencia engañar a usuarios y obtener acceso a datos personales, cuentas bancarias y credenciales sensibles.
El phishing, según explica Microsoft Support, es un tipo de ataque que busca robar dinero o identidad al inducir a las personas a revelar información personal, como números de tarjetas de crédito, datos bancarios o contraseñas, en sitios web que simulan ser legítimos.
Los ciberdelincuentes suelen hacerse pasar por empresas reconocidas, amigos o conocidos, utilizando mensajes falsos que contienen enlaces a páginas fraudulentas.

Estos ataques no se limitan al correo electrónico. Los estafadores emplean mensajes de texto, redes sociales, aplicaciones de mensajería e incluso videojuegos para contactar a sus víctimas.
El objetivo es siempre el mismo: obtener información confidencial que les permita acceder a cuentas, realizar transacciones no autorizadas o vender los datos a otros delincuentes.

Reconocer un intento de phishing puede resultar complicado, ya que los estafadores perfeccionan sus métodos para imitar a la perfección a empresas y organizaciones reales.
Sin embargo, existen señales de alerta que pueden ayudar a identificar estos fraudes.
De acuerdo con el National Cyber Security Centre (NCSC) y Microsoft Support, los mensajes de phishing suelen presentar una o varias de las siguientes características:
- Urgencia o amenazas: los correos o mensajes insisten en que se debe actuar de inmediato para evitar una penalización o aprovechar una oferta limitada. Esta presión busca que la víctima no tenga tiempo de reflexionar o consultar con alguien de confianza.
- Remitentes desconocidos o inusuales: los mensajes pueden provenir de direcciones de correo desconocidas, remitentes marcados como externos o usuarios que contactan por primera vez. También es común que el dominio del correo electrónico no coincida con el de la empresa que supuestamente lo envía, o que presente pequeñas alteraciones, como letras cambiadas o números en lugar de letras.
- Errores gramaticales y ortográficos: las empresas serias cuidan la calidad de sus comunicaciones. Mensajes con faltas de ortografía, gramática deficiente o traducciones extrañas pueden ser indicio de un fraude.
- Saludo genérico: correos que inician con frases como “Estimado cliente” o “Señor/a” en lugar de usar el nombre real del destinatario suelen ser sospechosos.
- Enlaces y archivos adjuntos sospechosos: los mensajes invitan a hacer clic en enlaces o descargar archivos. Al pasar el cursor sobre el enlace (sin hacer clic), la dirección real puede no coincidir con la que aparece en el texto. En ocasiones, los enlaces llevan a sitios web con direcciones extrañas o cadenas de números.
- Solicitudes de información personal: ninguna entidad oficial solicitará datos sensibles, como contraseñas o números de cuenta, a través de correo electrónico o mensajes de texto.
- Uso de códigos QR en correos electrónicos: el NCSC advierte que los delincuentes han comenzado a incluir códigos QR en los mensajes para redirigir a las víctimas a sitios fraudulentos.

La mejor defensa contra el phishing es la prevención y la educación. Tanto la FTC como Microsoft Support recomiendan una serie de medidas para reducir el riesgo de ser víctima de estos fraudes digitales:
1. Utilizar software de seguridad actualizado: instalar programas de seguridad en computadoras y dispositivos móviles, y configurarlos para que se actualicen automáticamente. Esto permite protegerse contra nuevas amenazas que los ciberdelincuentes puedan desarrollar.
2. Activar la autenticación multifactor: muchos servicios ofrecen la opción de requerir dos o más credenciales para acceder a una cuenta. Estas pueden incluir algo que el usuario sabe (contraseña o PIN), algo que tiene (código de verificación enviado por mensaje o aplicación) o algo que es (huella digital o reconocimiento facial).
3. Realizar copias de seguridad de los datos: respaldar la información importante en discos duros externos o en la nube. Así, si un ataque compromete los datos, será posible recuperarlos sin mayores consecuencias.
4. Ser cauteloso con los mensajes sospechosos: nunca hacer clic en enlaces ni abrir archivos adjuntos de correos o mensajes que generen dudas. Si el mensaje parece provenir de una empresa o persona conocida, es preferible contactar directamente a través de los canales oficiales, como el sitio web o el número de teléfono que figura en documentos oficiales, y no responder al mensaje recibido.

En caso de recibir un mensaje sospechoso, la FTC aconseja preguntarse si se tiene una cuenta con la empresa o si se conoce a la persona que contacta. Si la respuesta es negativa, es probable que se trate de un intento de phishing. En ese caso, se debe reportar el mensaje y eliminarlo.
Si la respuesta es afirmativa, lo más seguro es contactar a la empresa utilizando un número de teléfono o dirección web verificada, nunca los datos proporcionados en el mensaje. Los archivos adjuntos y enlaces pueden contener software malicioso.

Si se ha respondido a un mensaje de phishing o se ha proporcionado información personal, la FTC recomienda tomar medidas inmediatas:
- Anotar todos los detalles del ataque, incluyendo información compartida y el canal por el que se produjo. Además, cambiar las contraseñas de las cuentas afectadas y de cualquier otra donde se utilice la misma clave. Es recomendable crear contraseñas únicas para cada cuenta.
- Confirmar que la autenticación multifactor esté activada en todas las cuentas posibles.
- Si el ataque afecta cuentas laborales o escolares, notificar al departamento de soporte técnico correspondiente.
- Si se compartió información bancaria o de tarjetas de crédito, contactar a las entidades financieras para alertar sobre un posible fraude.
- En caso de pérdida de dinero o robo de identidad, reportar el incidente a las autoridades locales.