Caballo Cartujano: la joya histórica del Pura Raza Español

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Cabeza elegante, perfil subconvexo (ligeramenteCabeza elegante, perfil subconvexo (ligeramente acarnerado), ojos vivaces, orejas cortas, cuello musculado y arqueado, crin y cola abundantes, pecho amplio y profundo, cuerpo robusto y compacto, cuartos traseros fuertes. - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El Caballo Cartujano es considerado la máxima expresión del Pura Raza Español (PRE). Su origen se remonta al monasterio jerezano de La Cartuja, donde desde 1484 los monjes comenzaron a criar esta estirpe durante más de tres siglos y medio, consolidando una de las yeguadas más reconocidas a nivel mundial. Actualmente, la Yeguada de La Cartuja es propiedad del Estado y conserva la mayor reserva de estos ejemplares.

A lo largo de la historia, los caballos cartujanos han pasado por distintas manos, destacando su presencia en las bodegas Terry desde 1949 y más tarde en el holding Rumasa en la década de los ochenta. Este linaje ha sido protegido a lo largo de los siglos por su valor histórico y por la excelencia de sus características físicas y morfológicas, que los distinguen de otras variantes del PRE.

Además de su riqueza histórica, esta raza destaca por su docilidad y facilidad de manejo. Esta raza combina elegancia y fortaleza, lo que la convierte en un referente para la equitación y en objeto de deseo de aficionados de todo el mundo.

Existen por lo menos 10 tipos que por sus precios son animales exclusivos. (Créditos: Infobae México)

Según Terránea, marca especializada en seguros para caballos, el cartujano presenta una alzada de entre 1,60 y 1,70 metros, con un cuello musculado que le permite llevar erguida su pequeña cabeza y un cuerpo fornido y bien proporcionado.

“Por todas sus características físicas y morfológicas se trata de un caballo muy bien adaptado a los climas mediterráneos, con unas grandes fosas nasales que le permiten respirar sin problemas el aire caliente y húmedo de estas latitudes”, señala la fuente.

Entre los colores característicos de la raza se encuentran todas las escalas de gris, combinadas con una red de manchas negras que dispersan la luz solar y protegen su piel. El “Hierro del Bocado”, creado por Pedro José Zapata en 1810, sigue siendo el distintivo que identifica a los caballos nacidos en la Yeguada de La Cartuja.

Un ejemplar de esta raza puede costar entre 10 mil y 100 mil euros, sin incluir impuestos. Su elevado precio se debe a que muchos aficionados lo consideran el caballo ideal.

(Imagen Ilustrativa Infobae)(Imagen Ilustrativa Infobae)

La clasificación de las razas equinas responde a múltiples criterios que permiten entender mejor su origen, función y morfología. De acuerdo con el Instituto Internacional de Ciencias Deportivas, las razas de equinos pueden agruparse en función de su origen geográfico, uso principal, características físicas y temperamento.

Clasificación por uso: Uno de los criterios más comunes para clasificar a los caballos es su función. Según el Instituto, existen tres grandes grupos: sangre caliente, sangre fría y sangre templada.

Los equinos de sangre caliente se crían principalmente para actividades deportivas y de alto rendimiento, como la doma clásica y el salto de obstáculos. En contraste, los de sangre fría destacan por su fuerza y resistencia, y suelen emplearse en labores agrícolas o de tiro. Finalmente, los caballos de sangre templada combinan características de ambos grupos, lo que los hace versátiles y aptos tanto para el trabajo de campo como para disciplinas ecuestres.

Clasificación por origen geográfico: El lugar de procedencia también es un criterio clave. Entre las razas europeas, destacan el Caballo Andaluz, el Árabe, el Lipizzano y el Frisón. En el continente americano figuran razas como el Cuarto de Milla (Quarter Horse), el Paint Horse, el Appaloosa y el Caballo Criollo. En Asia se reconocen el Caballo Mongol, el Persa y el Akhal-Teke, mientras que en África sobresalen el Caballo Berberisco y el de Nubia.

Clasificación por características físicas: Las razas también pueden diferenciarse por su genética y constitución física. Las razas ligeras, como el Caballo Árabe, se distinguen por su agilidad y complexión esbelta. Por otro lado, las razas pesadas, como el Percherón o el Shire, tienen cuerpos robustos, ideales para trabajos de fuerza. También existen razas con pelajes distintivos, como el Appaloosa, conocido por su característico moteado.

Clasificación por temperamento: El temperamento es otro aspecto relevante. Algunas razas son reconocidas por su carácter dócil y tranquilo, lo que las hace fáciles de manejar, mientras que otras pueden ser más enérgicas y temperamentales, y requieren jinetes con mayor experiencia.

El instituto destaca que estos criterios pueden variar según la región, la organización que realice la clasificación y el propósito de la cría. Cada raza posee cualidades únicas en cuanto a tamaño, color, comportamiento y habilidades, lo que las hace aptas para diferentes disciplinas, preferencias y estilos de vida ecuestre.

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