El caballo Burguete, originario de Navarra, destaca por su tamaño, resistencia y diversidad genética, resultado de cruces con razas europeas y la Jaca Navarra. (Wikimedia Commons: buztanki)Su nombre proviene de la comarca de Burguete, ubicada en la Comunidad Foral de Navarra, donde esta raza equina tuvo su origen y surgió del cruce entre las poblaciones autóctonas de caballos Jaca Navarra y sementales de razas extranjeras como el Trait, Postier Bretón, Percherón, Ardenés y Contois.
El resultado de esta mezcla fueron animales robustos, armónicos y bien desarrollados, con un tamaño mayor que su antecesor, la Jaca Montañesa.
Esta raza destaca por su fuerza y resistencia, características fundamentales para las labores tradicionales y su adaptación a los duros climas montañosos de la región, según información de la Real Federación Española de Asociaciones de Ganado Selecto.
Sus crines y cola densas, así como la amplia variedad de pelajes, reflejan su diversidad genética y el sólido patrimonio ecuestre de esta región al norte de España.
Hasta finales del siglo XIX, la población equina en Navarra se identificaba principalmente con caballos pequeños, conocidos como “jaca montañesa”. Esta raza autóctona dominaba la región y se utilizaba principalmente para tareas de tiro y carga en el entorno montañoso.
Sin embargo, en 1914, los inspectores de Higiene Pecuaria Pascual Luna y Tomás Rota mencionaron la existencia en la zona fronteriza de caballos que recordaban a razas francesas como el Bretón o el Boloñés. Estas observaciones indicaron el inicio de la influencia de estas razas en la región, marcando un cambio en la composición genética de la población equina local, según información del Gobierno de Navarra.
Las importaciones de caballos franceses surgieron como respuesta a una crisis de precios y a la creciente demanda de animales de mayor porte y fuerza, necesidad que fue apoyada por el Ministerio de la Guerra, que promovió la adquisición de ejemplares robustos.
Este flujo constante de sementales importados fue cruzado repetidamente con las yeguas autóctonas de la Jaca Navarra. Este proceso buscaba mejorar la calidad genética y morfológica de los potros y mulas producidos, con el fin de aumentar su valor en el mercado mediante la obtención de animales más grandes y fuertes.
Poco a poco, gracias a la riqueza en pastos de la zona pirenaica que permitía mantener estos equinos sin altos costos, se fue consolidando una nueva población equina con características definidas. En 1914, esta población fue reconocida oficialmente como la raza del caballo de Burguete, convirtiéndose en un símbolo importante de la ganadería navarra y un valioso recurso tanto económico como cultural.
Hasta antes del inicio de la Guerra Civil española, el censo equino en Navarra alcanzó su máximo histórico. Durante este periodo, las yeguas Burguete eran muy valoradas por su aptitud para la producción de mulas, y sus híbridos se comercializaban ampliamente entre los recriadores de Aragón y Cataluña.
Sin embargo, según el Gobierno de Navarra, a partir de la década de 1960, el número de explotaciones y ejemplares comenzó a disminuir drásticamente debido a la introducción masiva de maquinaria tractoras que reemplazó el trabajo del caballo en el campo. Esta transformación tecnológica redujo la demanda de animales de tiro y carga, afectando directamente a la población equina.
A finales del siglo XX, la situación era crítica, con una reducción del 91% en el número de explotaciones dedicadas al ganado caballar. La población total de caballos pasó de 27,000 cabezas a apenas 8,000 ejemplares, mientras que los animales como mulos y burros prácticamente desaparecieron de la región.
Este declive afectó severamente la presencia y conservación del caballo Burguete en Navarra, poniendo en riesgo su continuidad. Sin embargo, la raza ha comenzado a recuperarse gracias a proyectos y asociaciones dedicados a su cuidado, conservación y revalorización como un patrimonio cultural y productivo.
El caballo Burguete destaca por su tamaño, musculatura y variedad de pelajes, combinando fuerza y adaptabilidad, características que lo hacen esencial en la producción ganadera navarra. (Wikimedia Commons: padre prlpz)El caballo Burguete destaca por su mayor tamaño en comparación con su antecesora, la Jaca Navarra, presentando una alzada que oscila entre 1,35 y 1,55 metros. Es un animal recio y musculoso, armónico y proporcionado, con un buen desarrollo y conformación física que denotan su robustez y adaptabilidad al entorno.
Su imagen es fácilmente reconocible por sus abundantes crines y cola, que suelen lucir colores que van del castaño oscuro al rubio con una gran variedad de capas o pelajes, principalmente en tonalidades alazanas y castañas, que pueden ir desde alazán pálido hasta colores más intensos como guinda, tostado u oscuro e incluso alazán con el color del pelo de vaca.
Dentro de los pelajes castaños, se identifican múltiples matices que van desde el oscuro hasta el encendido y claro. En algunos ejemplares pueden aparecer características como cordón, estrella o calzados, aunque estas últimas son consideradas poco deseables.
La cabeza es armónica y proporcionada, con un perfil recto o ligeramente sub cóncavo. Las orejas, de tamaño medio o pequeño, son móviles y están cubiertas interiormente de pelo fino. Sus ojos son de expresión viva, y los ollares amplios y dilatados, características que le confieren un aspecto alerta y enérgico.
A lo largo del tiempo, el interés por la raza Burguete se ha ido orientando principalmente hacia la producción de carne, aunque mantiene una fuerte orientación materna en la mayoría de sus ejemplares.
Esta característica ha motivado que, con fines productivos, se siga introduciendo sementales de razas con mayor conformación y crecimiento, como el Bretón, el Ardanés y el Comtois, para mejorar las cualidades de los productos obtenidos.
Sin embargo, el Gobierno de Navarra reporta que en la actualidad, la mayoría de los ganaderos con yeguas Burguete han fijado sus caracteres genéticos de tal forma que ya no requieren la introducción de sementales foráneos para mantener la calidad genética. Cada vez más, se emplean sementales propios contribuyendo así a la conservación y estabilidad de la raza.
Según tiendas y plataformas de venta especializadas en ganado equino, el precio de venta de un caballo Burguete en Navarra ronda entre los 2,000 y 4,000 euros, el cual puede variar dependiendo de la edad, características genéticas, conformación física y finalidad productiva del ejemplar.
hace 12 horas
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