
En el inicio de ‘El valor de la verdad’, Beto Ortiz abordó la muerte de Eduardo Ruiz Sanz, joven manifestante fallecido durante las protestas del 15 de agosto. El periodista calificó el hecho como una tragedia nacional y reclamó empatía ante el dolor de su familia.
Rechazó que tanto la izquierda como la derecha intenten manipular el suceso para reforzar sus discursos y pidió una investigación sin juicios apresurados.
Ortiz también cuestionó la rapidez con que se señaló a un suboficial como responsable y advirtió sobre la pérdida de sensibilidad frente a la violencia y las muertes que se acumulan en el país.

“Esto que ha ocurrido es una tragedia que debería aterrorizarnos a los peruanos”, expresó Beto Ortiz con tono de pesar. Habló de Eduardo Ruiz Sanz, conocido como ‘Truco’, un joven de 32 años que salió a protestar y no regresó a casa.
Ortiz recordó que detrás de las cifras hay familias destruidas: “Tenemos a unos padres que lo lloran, un hermano que lo recogió ensangrentado y un niño de diez años que quedó huérfano”. Con estas palabras pidió recuperar la empatía social y dejar de tratar las muertes como simples números.
El periodista lamentó que la polarización política haya convertido la tragedia en un instrumento de manipulación. “Ambos lados tratan de llevar agua a su molino y satanizar al bando contrario”, dijo. Para él, lo más grave es que se ha perdido la capacidad de sentir, de conmoverse ante una pérdida humana.
También afirmó que los métodos de protesta pueden ser discutibles, pero insistió en que nada justifica una muerte. “Ese joven tenía derecho a protestar, nos guste o no. Las protestas son violentas porque la situación del país es violenta”, sentenció.

Ortiz denunció que la tragedia de ‘Truco’ fue utilizada por diversos sectores para profundizar divisiones ideológicas. “La izquierda dirá: ‘Policía asesina’. La derecha dirá: ‘Revoltosos, sediciosos, él se lo buscó’. Ninguno tiene razón”, sostuvo.
Pidió que la muerte de Ruiz Sanz no se use como bandera política. “No puede seguir sucediendo en el Perú un muerto más de esta manera. Lo que debemos ver es la raíz de la violencia”, indicó.
El conductor señaló que la violencia no solo se manifiesta en las calles, sino también en las desigualdades. “La corrupción es violenta, la miseria es violenta, la indiferencia es violenta”, afirmó. Además, hizo referencia a los excesos del poder como un detonante social: “Una presidenta que se compra Rolex y se hace cirugías mientras el pueblo tiene hambre, eso también es violencia”.
Sus palabras buscaron poner en el centro la humanidad del conflicto, lejos de los discursos ideológicos. “Se trata de una vida humana con la que han jugado tirios y troyanos”, expresó, dejando claro que la empatía y la justicia deben estar por encima de las pugnas políticas.

Ortiz se mostró crítico ante la rapidez con que las autoridades identificaron al supuesto responsable. Según dijo, el comandante general de la Policía señaló al suboficial Magallanes como autor del disparo sin que existan pruebas concluyentes.
“¿Por qué el general Arriola sale a señalar con el dedo a un miembro de su institución? ¿Dónde quedó la presunción de inocencia?”, cuestionó. Denunció que no se habían realizado pruebas balísticas, ni pericias de absorción atómica, ni reconstrucción de los hechos.
Recordó que el propio ministro del Interior, Vicente Tiburcio, aún informaba al Congreso cuando el general ya había señalado a un culpable. “Nadie puede afirmar quién es el autor de ese disparo”, insistió Ortiz, subrayando que las investigaciones ni siquiera estaban a la mitad.
El periodista defendió la labor de los policías en general, a quienes calificó de sacrificados y mal pagados. “Son hombres que muchas veces deben comprarse sus propias balas, que hacen su trabajo con riesgo y ahora son señalados injustamente”, dijo. También recordó que entre los heridos de la protesta hubo más policías que civiles: “De todo el total de heridos, ochenta y nueve son policías y veintidós civiles”.

Ortiz reflexionó sobre la falta de confianza en las instituciones y la tendencia a buscar culpables inmediatos. “El crimen fue resuelto en menos de veinticuatro horas, cuando el plazo legal de investigación es de cuarenta y ocho”, comentó con ironía.
Sostuvo que el apresuramiento solo incrementa la desconfianza ciudadana y agrava la fractura social. “Este país está más dolido, más resentido, más enfurecido”, señaló. “¿Qué hemos conseguido con esta protesta, aparte de un centenar de heridos y un muerto?”, preguntó con tono de decepción.
El periodista remarcó que nadie puede llamarse inocente ni culpable sin una investigación rigurosa. “Ni los policías son asesinos, ni los jóvenes que ejercen su derecho a protestar son subversivos. No avalaremos ninguno de los dos extremos”, advirtió.
Finalmente, reiteró que la verdad debe ser buscada sin sesgos ideológicos ni juicios prematuros. “No sabemos aún de dónde salió ese disparo, pero sí sabemos que la cuerda siempre se rompe por el lado más débil”, dijo, aludiendo al suboficial señalado.
Con su intervención, Beto Ortiz quiso poner en el centro la dignidad humana frente a la crispación política, recordando que, antes que banderas o consignas, lo que se ha perdido es una vida que debería doler a todos.