
La policía de Niihama, una ciudad ubicada en la prefectura de Ehime, al sur de Japón, puso en marcha una investigación ante lo que podría ser un alarmante patrón de crueldad animal. De acuerdo con el South China Morning Post, al menos 10 felinos callejeros han sido encontrados con una pata amputada sin recibir ningún tipo de tratamiento, en un caso que ha generado preocupación entre organizaciones defensoras del bienestar animal.
El primer caso se registró hace aproximadamente un año, en julio de 2024, cuando un minino fue avistado por un residente local con una pata delantera cercenada justo por encima del codo. Desde entonces, múltiples animales han sido hallados con lesiones similares, lo que llevó a la comunidad a denunciar la situación ante la comisaría de Niihama en abril de este año.
No obstante, la víctima más reciente fue llevada a una clínica veterinaria el pasado mes de agosto, lo que pone en evidencia que el patrón de violencia continúa.
Kaoru Matsuo, voluntaria de la Asociación de Perros y Gatos de Ehime, ha estado al frente de las labores de rescate, brindando atención a los mininos heridos y trabajando en conjunto con residentes locales para evitar que más animales sean atacados. Matsuo sostiene que las heridas no parecen ser accidentales, sino resultado de una acción cruelmente premeditada.
“Cuando los gatos sufren accidentes de tráfico o quedan atrapados en trampas de cazadores, a menudo sus patas quedan parcialmente unidas”, explicó en declaraciones recogidas por Ehime Broadcasting Corp. y citadas por el South China Morning Post. “Pero los que hemos tratado tenían las patas completamente arrancadas”.

Las autoridades también descartaron algunas de las posibles causas naturales o accidentales de las amputaciones, pues la asociación local de caza confirmó a la policía que no se han instalado trampas para jabalíes en la zona recientemente, y los expertos han descartado también ataques de animales salvajes, debido a que las heridas en los gatos afectados presentan un patrón “prácticamente idéntico”.
Matsuo informó que se han identificado al menos tres ejemplares más con amputaciones en la misma región, lo que refuerza la hipótesis de que alguien está atacando sistemáticamente a los felinos. En un mensaje directo al presunto agresor, declaró: “Por favor, deja de quitar vidas o dañar animales con fines de travesuras o abuso”.
Ren Yabuki, fundador y director de la ONG Life Investigation Agency, también se pronunció sobre el caso, señalando que estos actos de crueldad podrían tener raíces más profundas en el malestar social de Japón. “Si no se trata de un accidente, sino de un abuso deliberado, el agresor podría estar intentando transmitir un mensaje a la sociedad”, dijo a This Week in Asia. “Podrían cortarle solo una pata sin matar al gato, liberarlo en el pueblo y luego vigilar en secreto por si lo descubren”.
Yabuki relacionó este tipo de actos con problemas mentales y sociales más amplios. “Esto probablemente se correlaciona estrechamente con el creciente número de personas diagnosticadas con trastornos mentales o síntomas similares en Japón, así como con ansiedad social”, señaló.
Asimismo, criticó el papel de las redes sociales y plataformas como catalizador de este tipo de comportamientos violentos. “Internet permite compartir de manera casual actos abusivos y obtener una validación equivocada”, advirtió. En su opinión, la facilidad para difundir imágenes y buscar notoriedad en línea podría estar incentivando este tipo de agresiones.
Según su testimonio, los casos reportados en Niihama parecen ser parte de una tendencia más amplia y preocupante, en la que la violencia contra animales refleja no solo crueldad, sino también señales de un descontento social que aún no ha sido debidamente atendido.

Según reporta el South China Morning Post, los casos de maltrato animal en Japón han aumentado de manera constante durante los últimos quince años. Tan solo en 2023, la Agencia Nacional de Policía registró 181 violaciones a la Ley de Bienestar Animal, la cifra más alta desde que se comenzó a llevar un registro oficial.
Entre las víctimas más comunes se encuentran los gatos, con 97 casos reportados ese año, seguidos por los perros, con 65 notificaciones. No obstante, también se han documentado incidentes que involucran a caballos, vacas, hurones y tortugas. En muchos casos, las denuncias fueron presentadas por vecinos o surgieron a raíz de hallazgos realizados por veterinarios y organizaciones protectoras de animales.
El periódico citado destaca además que la mayoría de los animales afectados fueron abandonados, heridos o dejados sin alimento, aunque también hay casos más graves donde las víctimas fueron atacadas intencionalmente o incluso asesinadas, generando una creciente preocupación entre activistas, rescatistas y profesionales dedicados al cuidado de mascotas y fauna urbana en el país.
Mientras tanto, las investigaciones continúan en Niihama, prefectura de Ehime, donde la policía intenta esclarecer si la mutilación deliberada de gatos callejeros es obra de un solo individuo o si forma parte de un patrón más amplio con implicaciones aún por determinar.