
Hace más de tres años, Oscar Smith estuvo a punto de ser ejecutado en Tennessee, pero un indulto de último momento emitido por el gobernador Bill Lee detuvo el proceso debido a problemas con los fármacos utilizados en la inyección letal.
Ahora, el estado se prepara para un nuevo intento de ejecución, programado para este jueves, en medio de controversias sobre los métodos y las condiciones en el corredor de la muerte. Según informó The Associated Press (AP), Smith, de 75 años, ha descrito los últimos tres años como un periodo de sufrimiento extremo y ha pedido a su familia que no asista al procedimiento porque “no necesitan ver algo así”.
Smith fue condenado a muerte en 1990 por el asesinato de su exesposa, Judith Smith, y sus dos hijos, Jason y Chad, de 13 y 16 años, respectivamente. Los crímenes ocurrieron el 1 de octubre de 1989 en la casa familiar en Nashville, donde las víctimas fueron apuñaladas y baleadas. A pesar de las pruebas presentadas en su contra, Smith ha mantenido su inocencia y ha solicitado reiteradamente un nuevo juicio, argumentando que su proceso judicial fue injusto.

En 2022, un juez rechazó reabrir el caso, incluso después de que un análisis de ADN identificara material genético de una persona desconocida en una de las armas homicidas. El juez consideró que las pruebas de culpabilidad eran contundentes, citando amenazas previas de Smith y una póliza de seguro de vida que había contratado para las víctimas.
“Ahora que puedo refutar todo lo que usaron en mi contra, los tribunales no quieren oírlo. Ser declarado verdaderamente inocente por un jurado de mis pares”, explicó durante una entrevista telefónica con AP el 7 de mayo, justo antes de iniciar un proceso de aislamiento de 14 días que forma parte del protocolo de la pena capital.
El método de ejecución que se utilizará en este caso ha generado un intenso debate. Según detalló AP, Tennessee implementará por primera vez un nuevo protocolo de inyección letal que emplea una sola dosis del barbitúrico pentobarbital.
Aunque este método ya ha sido utilizado en otros estados y a nivel federal, su aplicación ha sido cuestionada. Durante la administración del expresidente Joe Biden, el entonces fiscal general Merrick Garland suspendió su uso en ejecuciones federales, argumentando que podía causar “dolor y sufrimiento innecesarios”.
Sin embargo, la nueva fiscal general, Pam Bondi, ordenó revisar esa decisión, lo que ha reavivado las discusiones sobre la ética y la efectividad de este procedimiento.
Smith ha presentado una demanda contra el estado de Tennessee, alegando que el Departamento de Correccionales (TDOC) no cumplió con las recomendaciones de una investigación independiente encargada por el gobernador Lee en 2022.

Esta investigación se llevó a cabo tras descubrirse irregularidades en los protocolos de ejecución. Sin embargo, el juicio relacionado con esta demanda no se celebrará hasta enero del próximo año, lo que significa que no habrá tiempo para que influya en el caso de Smith. El gobernador Lee, quien tiene la autoridad para detener la ejecución, ha declarado que no intervendrá esta vez.
El preso en el corredor de la muerte expresó su preocupación por las condiciones en la Institución de Máxima Seguridad Riverbend, donde se encuentra recluido. Según sus declaraciones, las políticas no se están cumpliendo y las condiciones han empeorado.
Además, mencionó que su ministra personal lo acompañará en la cámara de ejecución, algo que agradece, aunque le preocupa que ella tenga que presenciar el procedimiento. “Me cuesta mucho adaptarme a la idea de tener a una joven en la cámara de ejecución. No necesita pasar por malas experiencias”, afirmó.
Algunos familiares de las víctimas de Smith han manifestado su intención de asistir a la ejecución, según informó Dorinda Carter, portavoz del TDOC. Sin embargo, otros familiares contactados a través de la oficina de servicios a las víctimas de la Fiscalía General del estado no accedieron a ser entrevistados por AP.
En sus declaraciones finales sobre el proceso, Smith reflexionó sobre el impacto de las ejecuciones en la sociedad. “Parece que volvemos a la época medieval, a los gladiadores. La gente quiere ver deportes sangrientos”, comentó. También cuestionó el deseo de presenciar la muerte de otra persona, señalando que esto contradice los valores de un país que se considera civilizado.