
Un ataque ruso con bombas guiadas y drones provocó la muerte de al menos un civil, dejó a nueve personas heridas y causó daños significativos en viviendas, vehículos y servicios en la región ucraniana de Dnipropetrovsk, según informaron las autoridades locales.
La ofensiva, ejecutada durante la noche del sábado, impactó zonas residenciales y líneas estratégicas, agravando los daños sobre la infraestructura civil.
El gobernador regional, Sergi Lisak, indicó que el Ejército ruso empleó bombas aéreas tipo KAB y vehículos aéreos no tripulados, lo que generó varios incendios y afectaciones materiales. En el barrio de Sinelnikove, siete viviendas y un autobús resultaron dañados mientras los cuerpos de emergencia controlaban la situación.
En Nikopol, los ataques incluyeron drones tipo First Person View (FPV) y artillería, afectando una línea eléctrica y un gaseoducto, provocando cortes de energía y desabastecimiento. Las autoridades señalaron que la reparación de los daños y el restablecimiento de los servicios permanecen como prioridades, en medio de la continuidad de la ofensiva militar.

Este tipo de ataques sigue un patrón observado desde el inicio de la invasión rusa en Ucrania en febrero de 2022, donde la infraestructura civil se convierte en objetivo de bombardeos y asedios periódicos. Los informes oficiales advierten que la estrategia busca debilitar los servicios esenciales y aumentar la presión sobre la población.
Los hechos en Dnipropetrovsk se registran pocos días después de un ataque similar en ciudades del occidente ucraniano, donde misiles y drones provocaron la muerte de un civil, 26 heridos y el incendio de una importante planta de electrónica en Mukachevo. También se reportaron daños en infraestructuras de Leópolis y sus alrededores.
En el sur del país, la región de Kherson ha documentado ataques y persecuciones contra civiles, aumentando el número de víctimas y desplazados internos.

Mientras tanto, en territorio ruso, un dron ucraniano derribado impactó la planta nuclear de Kursk, provocando un incendio que fue controlado por el personal de la instalación. La Planta de Energía Nuclear de Kursk informó que “la radiación en el sitio industrial y sus alrededores se mantiene en niveles naturales” y que no hubo víctimas fatales, aunque la generación eléctrica se redujo temporalmente. La planta se ubica en el oeste de Rusia, cerca de la frontera con Ucrania y la ciudad homónima, que cuenta con aproximadamente 440.000 habitantes.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) ha reiterado las advertencias sobre el riesgo de incidentes en instalaciones nucleares ubicadas en zonas de conflicto armado. Desde el inicio de la invasión rusa, la entidad ha enfatizado la necesidad de proteger la seguridad de estas plantas en ambos países, subrayando la importancia de evitar operaciones militares en sus cercanías.
Las autoridades ucranianas han denunciado ante foros internacionales el incremento de ataques contra la infraestructura civil y energética, al tiempo que promueven la restauración de servicios y la protección de la población frente a la escalada de hostilidades.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha intensificado esfuerzos para negociar un acuerdo de paz que ponga fin a la guerra entre Rusia y Ucrania. El mandatario estadounidense se reunió con el presidente ruso Vladímir Putin en Alaska el 15 de agosto y, días después, sostuvo encuentros con su homólogo ucraniano Volodímir Zelensky y líderes europeos en la Casa Blanca.
Trump ha manifestado que planea organizar una reunión bilateral entre Zelensky y Putin, seguida de un encuentro trilateral.
(Con información de Europa Press)