
Embeth Davidtz se ganó el corazón del público en 1996 con su interpretación de la dulce maestra Miel en Matilda, la entrañable película basada en el libro de Roald Dahl y dirigida por Danny DeVito.
Entonces tenía 30 años.
Hoy, a sus 59, la actriz estadounidense-sudafricana contempla los resultados de uno de sus mayores retos profesionales: su debut como directora de cine.
Pero entre aquel éxito noventero y su presente en festivales para dar a conocer su película, Davidtz ha recorrido un camino difícil. Ello incluye una dura batalla contra el cáncer de la que afortunadamente salió airosa.

Nació en Indiana, pero fue criada en Sudáfrica. Embeth Jean Davidtz fue ganando notoriedad en Hollywood gracias a papeles en películas como La lista de Schindler (1993) y Matilda.
Más adelante participó en títulos como El hombre bicentenario (1999), El diario de Bridget Jones (2001), y The Amazing Spider-Man 2 (2014), donde interpretó a la madre de Peter Parker.
Sus tres décadas de experiencia incluyen su paso por la televisión, en series de prestigio como In Treatment, Mad Men, Californication y Ray Donovan (2016). En esta última, interpretó a una sobreviviente de cáncer, lo que la llevó a insertar su experiencia personal en el rol.

En 2013, la actriz fue diagnosticada con cáncer de mama en etapa 3 y debió someterse a quimioterapia, inmunoterapia, una doble mastectomía y cirugía de extracción de ganglios linfáticos.
Fue una dura etapa, pero tenía esperanza. “No me reconocía”, dijo en una entrevista con The Hollywood Reporter. “Estaba calva, tan frágil… Me miré en el espejo y pensé: ‘Esa es una anciana diminuta’. Me sentía enferma por la quimioterapia, pero nunca pensé que no iba a vencer esto”.
En su retorno a los sets con Ray Donovan, Embeth rechazó el uso de prótesis durante una escena de desnudo y mostró su pecho parcialmente reconstruido.

A pesar de su talento y trayectoria, Davidtz dejó de encontrar sentido en los papeles que le ofrecía la industria.
“Estoy mucho menos interesada en actuar hoy en día—ha sido un proceso largo”, confesó a Vanity Fair en septiembre de 2024. “Ya no amo actuar”.
Aunque nunca se había planteado dirigir, fue el deseo de interpretar a la madre de Alexandra Fuller lo que la llevó a desarrollar Don’t Let’s Go to the Dogs Tonight, una historia ambientada en la guerra civil de Rodesia (hoy Zimbabue).
Incapaz de encontrar guionistas o directores que comprendieran la complejidad del material, Davidtz asumió las riendas del proyecto: escribió el guion y se puso detrás de cámara por primera vez.
Fue su esposo, el abogado de entretenimiento Jason Sloane, quien la animó a apostarlo todo. Solo había una salida: “Okay, fuck it. Voy a dirigirla y voy a actuar en ella”, se dijo a sí misma.

Don’t Let’s Go to the Dogs Tonight se estrenó en el Festival de Telluride en 2024 y más tarde en el Festival Internacional de Cine de Toronto, donde recibió críticas divididas pero mayoritariamente positivas.
La película es narrada completamente desde el punto de vista de Bobo, una niña blanca de ocho años que crece en un entorno racista y violento en plena transición política de Rodesia a Zimbabue.
La historia mezcla un 60% del texto original de Fuller y un 40% de vivencias de la propia Davidtz, quien creció en Sudáfrica durante el apartheid.
“Estaba justo en el medio de Sudáfrica en el punto álgido de todas las tensiones raciales antes de que se derogara el apartheid”, contó. “Alguna parte de mí sentía que estaba contando mi propia historia”.

La reinvención de Davidtz detrás de cámara es también una consecuencia directa de su batalla contra el cáncer.
“Fue una experiencia cercana a la muerte”, explicó a Vanity Fair. “Hubo un periodo de seis meses en que no sabíamos cuál iba a ser el desenlace, y fue mucho más grave de lo que supe en ese momento”.
Al volver a la vida profesional, se impuso una regla: “La vida es demasiado corta para hacer algo que no quiero hacer”.