A los 100 años, Andrew Bostinto sigue rompiendo estereotipos sobre el envejecimiento. Este neoyorquino, ex Mr. America y cofundador de la National Gym Association (NGA), mantiene una rutina de entrenamiento casi diaria mientras se prepara para volver a competir en culturismo el próximo mes. Su secreto, asegura, no está solo en la fuerza física, sino en la disciplina férrea y en una actitud mental positiva, tal como explicó a Daily Mail.
Bostinto se niega a definirse como “una persona mayor”. Para él, esa etiqueta no hace más que acelerar el deterioro. “No pienso en mí mismo como alguien viejo, y eso es lo que me mantiene en marcha”, afirmó en la entrevista. Convencido de que aceptar la vejez equivale a renunciar a la vitalidad, se aferra al mismo espíritu que lo impulsaba en su juventud.
Su compromiso se refleja en cada jornada: asiste al gimnasio entre cinco y seis veces por semana y completa sesiones de siete ejercicios, que incluyen dominadas, fondos, elevaciones de rodillas y trabajo abdominal. Para Bostinto, el entrenamiento no es solo un hábito físico, sino la prueba viviente de que la edad puede ser una barrera mental más que biológica.
Su incursión en el mundo del culturismo comenzó a los 12 años, con el entrenamiento en pesas y gimnasia. A los 17 fue invitado a posar para una revista especializada. Posteriormente, se enlistó en el ejército como maquinista, otorgando inicio a una carrera militar de 30 años en la que se forjó como culturista y entrenador personal.
Alcanzó su primer título de Mr. America en 1977, en la categoría para mayores de 50 años, durante una competencia realizada en el Madison Square Garden. Dos años después fundó la NGA, destinada a certificar profesionales y promover el entrenamiento sin sustancias dopantes. En 1991 contrajo matrimonio con Francine, también apasionada por el levantamiento de pesas y con quien comparte las sesiones diarias.

Pese a su dedicación, Bostinto enfrentó notorias adversidades de salud. Recibió un marcapasos, una prótesis de rodilla en 2017 y padeció un mini-ictus dos años más tarde. Además, registra problemas de equilibrio y limitaciones físicas en el brazo derecho y una pierna, afectada durante la Segunda Guerra Mundial.
Estas condiciones le llevaron a modificar su entrenamiento, enfocándose en conservar la forma y masa muscular en lugar de buscar cargas máximas. Aunque dejó atrás las sentadillas con 333 kilogramos, continúa experimentando beneficios físicos, como la reducción de riesgos de enfermedad, la mejora de la condición general y la preservación de la salud cerebral.
La alimentación es otro eje esencial. Andrew sostiene una dieta rica en proteínas: huevos revueltos, yogur y fideos con albóndigas componen su menú habitual. Desde joven decidió mantenerse sin alcohol, tabaco ni sustancias para mejorar el rendimiento.

La motivación mueve su rutina: “Nunca pensé en vivir más tiempo cuando era joven. Uno entrena, se siente bien, y de repente los fotógrafos te toman fotos, sin que uno se dé cuenta de todo lo que está ocurriendo”, expresó al Daily Mail.
Para quienes aspiran a una vida larga y saludable, aconseja desarrollar la mentalidad adecuada, conocer el propio cuerpo y cuidarlo, evitando lesiones y el exceso de alimentos. “Paso a paso, se va logrando”, resumió Andrew Bostinto.

Aunque su vida es singular e inspiradora, Bostinto aún no figura en el Libro Guinness de los Récords como el culturista más longevo por no contar con la tarjeta profesional de la International Federation of Bodybuilding and Fitness (IFBB). El título corresponde a Jim Arrington, de 93 años, con más de 80 años de entrenamiento, de acuerdo a datos de la NGA destacados por el Daily Mail.

Sin reconocimiento oficial pero con férrea determinación, Bostinto continúa entrenando y mantiene su compromiso con el bienestar físico, convencido de que solo dejará de entrenar cuando le falte el aliento. La constancia, la disciplina y la mentalidad positiva han sido sus aliados clave para vencer obstáculos y renovar sus metas una y otra vez.