
Estrategias especializadas pueden marcar la diferencia entre el deterioro y la recuperación de especies sensibles durante los meses de frío. El invierno transforma las demandas de las plantas, volviendo actividades habituales en desafíos con impacto directo en su supervivencia.
Según BBC Gardeners’ World Magazine, junto con aportes de National Geographic y otras instituciones internacionales especializadas, factores como las bajas temperaturas, la menor cantidad de luz y las heladas suponen una amenaza para especies de exterior, mientras que en interiores, la calefacción artificial y la baja humedad incrementan el riesgo de daños en pocos días.
El éxito en esta temporada depende de comprender cómo las plantas reducen su actividad fotosintética (proceso por el que la planta fabrica su alimento usando luz) e inician periodos de latencia (etapa en la que la planta deja de crecer temporalmente), alterando su consumo de agua y nutrientes. Este proceso, conocido como dormancia por frío, exige acciones precisas como la reducción del riego e incorporación de barreras físicas frente a extremos climáticos.
Durante el invierno, las plantas activan mecanismos para soportar condiciones adversas. La dormancia disminuye el consumo de agua y nutrientes, pero aumenta la sensibilidad a factores ambientales severos. En entornos interiores, la combinación de calefacción y baja humedad favorece el estrés hídrico, reflejado en el amarillamiento y caída de hojas.

Las especies autóctonas acumulan compuestos que bajan el punto de congelación celular, como señalan expertos citados en National Geographic. Coníferas como Pinus halepensis concentran resinas (sustancias pegajosas producidas por algunas plantas, como los pinos) y caducifolias (plantas que pierden sus hojas en cierta época del año) como Quercus ilex reducen su área foliar. Por contraste, las plantas tropicales y de origen exótico dependen del cuidado humano para superar el invierno.
BBC Gardeners’ World Magazine explicó que, al aire libre, las heladas pueden causar daños irreversibles por formación de cristales de hielo en los tejidos, y los ciclos de congelación y deshielo compactan el suelo, dificultando el acceso de las raíces a los nutrientes.
En invierno, la actividad disminuye y el consumo de agua se reduce. El Mundo Verde, explicó que el riego debe espaciarse entre un 30 y 50% respecto al verano y realizarse solo cuando la tierra está seca a tres centímetros de profundidad. Regar de manera rutinaria es la principal causa de deterioro.
Tanto la BBC Gardeners’ World Magazine y National Geographic estuvieron de acuerdo en que, en interiores, la temperatura óptima se sitúa entre 18 y 21°C, manteniendo las plantas a más de dos metros de fuentes de calor. El uso de humidificadores o bandejas con guijarros y agua asegura una humedad relativa ideal (40-50%) y evita hojas quemadas.
Ubicar las plantas cerca de ventanas orientadas al este o sur, garantizando al menos cuatro horas de luz diaria. Las lámparas LED de espectro completo son útiles en días nublados, recalcaron los medios mencionados.

Los especialistas enfatizaron en no utilizar fertilizantes en invierno, salvo en especies que florecen en la estación, como Saintpaulia ionantha, que toleran pequeños refuerzos.
Macetas autorregulantes y humidificadores de ultrasonido favorecen las condiciones para especies exigentes.
El aislamiento térmico resulta esencial: aplicar entre ocho y diez centímetros de acolchado orgánico sobre el suelo y utilizar mantas antiheladas, retirándolas durante el día para evitar sobrecalentamientos, recomendó la BBC Gardeners’ World Magazine.
El Mundo Verde resaltó que, dos días antes de una helada, regar en profundidad con agua tibia entre 15 y 18°C por la mañana para facilitar la retención térmica. Agrupar las macetas en zonas soleadas hacia el sur y utilizar pantallas que bloqueen los vientos fríos.

Airee la superficie del sustrato, regar exclusivamente en días sin heladas entre las 10:00 y las 14:00, y reducir el volumen de agua un 40% respecto al otoño. Podar las partes dañadas con herramientas limpias.
- Bulbos (tulipanes, narcisos): Extraiga y conserve en turba seca y a baja temperatura si se prevén heladas severas.
- Cítricos: Traslade al interior entre 5 y 10°C, riegue solo una vez al mes y procurar máxima luz natural.
- Estrella federal (Euphorbia pulcherrima): Aplicar riego por capilaridad, evitar corrientes de aire y ofrecer luz indirecta intensa.
Controlar el exceso de riego y garantizar una protección térmica adecuada resulta clave para prevenir pérdidas. Un monitoreo diario es la herramienta fundamental: si el crecimiento se detiene, la planta está en reposo; si las hojas se marchitan con el sustrato húmedo, puede haber daño por frío.

Cada especie necesita atenciones específicas. Adaptar el riego, la luz, la temperatura y la protección a las características de cada planta define el éxito en su cuidado invernal. La prevención, el ajuste de rutinas y la vigilancia constante son la base para mantener sanas las plantas durante la estación fría.