Resorts para vacacionar con vista al mar y acceso a las playas a pocos metros de distancia hay muchos, pero como el Westin Reserva Conchal, en Guanacaste, Costa Rica, muy pocos. ¿Qué lo diferencia de los demás? Varias cosas, pero particularmente la protección de la riqueza natural que lo rodea y el compromiso con el bienestar mental de sus huéspedes.
Visitado por al menos 120,000 turistas al año, el Westin Reserva Conchal, ubicado en el noroeste del país centroamericano y a casi una hora del aeropuerto de Liberia, ofrece una experiencia única de desconexión con el mundanal ruido y las selvas de cemento de las grandes ciudades.

Desde tomar clases de yoga bajo la sombra de un inmenso ficus hasta sesiones con baños de sonido en santuarios construidos con este fin, son solo algunas de las actividades a disposición de los visitantes que van en busca de liberar estrés, para disfrutar de unas vacaciones relajantes y divertidas pero con ‘efectos secundarios’ de renovación total.

Innovación constante
Como parte fundamental del pilar con sentido de ecoturismo que caracteriza a este complejo vacacional de más de 970 hectáreas, el Westin está siempre innovando para recibir a sus visitantes en sus remodeladas instalaciones.
“En estos 14 años que he estado acá hemos renovado el hotel más dos veces. Eso demuestra que continuamente hay un compromiso del propietario y obviamente de nosotros como Marriott de estar evolucionando. Somos el primer todo incluido de la compañía, pero eso no significa que tengamos que dormirnos en los laureles”, explica el gerente general Hernán Binaghi, quien confiesa haberse “enamorado” de la reserva desde que pisó suelo tico.

“Hace poco terminamos de construir dos santuarios donde los huéspedes pueden hacer diversas actividades. Uno puede hacer allí lo que quiere. Puedes tomar una siesta, puedes tomar una clase de yoga, hacer una cena romántica. Es un espacio donde realmente vas a sentir mucha tranquilidad con quien lo compartas”, precisa Binaghi, originario de Argentina.
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Efectivamente, las amplias instalaciones de este complejo eco-turístico logran su cometido de ofrecer un espacio de calma sin aglomeraciones.

“Una de las particularidades que tiene nuestro hotel es que aquí nunca sientes que hay tanta gente. No te andas tropezando en los pasillos. Nunca te das cuenta de que en un día lleno podemos tener hasta 1,000 personas”, asegura.
La distribución del complejo comprende 40 búngalos de 8 habitaciones -4 arriba y 4 abajo- con espacio y piscina separados para uso exclusivo para adultos.
Además, cuenta con una piscina general -la más grande Centroamérica-, cuyo diseño ofrece áreas de sombra y espacios de privacidad en medio de la naturaleza, pero además con las facilidades de llegar a pie a la Playa Conchal, catalogada como una de las mejores de Costa Rica.

También los viajeros con hijos pueden estar tranquilos de dejar a los chicos en un club infantil donde las amenidades excluyen el uso de pantallas electrónicas para que también se desconecten un poco.
Y si de la alimentación se trata, el Westin tiene una carta capaz de complacer los paladares más exigentes en sus 11 restaurantes. Desde comida asiática, sabores del mar, una pizzería y un buffet variado con un rinconcito para Costa Rica son solo algunas de las ofertas para que el viajero pueda darse también un paseo gastronómico.

Según Binaghi, el éxito que ha alcanzado el hotel se debe en parte a que siempre están escuchando a los clientes. Por eso, está en el horizonte la expansión de un restaurante que solo ofrezca comida típica de las distintas regiones del país.
Con sentido ecológico
En una época donde todos los esfuerzos pro-ambientales son bienvenidos, este resort no se queda atrás.
“Tenemos un compromiso no por levantar una bandera verde de marketing, lo hacemos porque somos un reflejo del liderazgo que Costa Rica tiene en sostenibilidad”, recalca con vehemencia el gerente Binaghi, tras adelantar que están incluso trabajando para concretar en 2026 un programa de eliminación de desechos.
“Tenemos un refugio de vida silvestre donde exponemos todas las actividades relacionadas sobre cómo hacemos el cuidado del medio ambiente. Hemos generado una huerta con mujeres de la comunidad cuyos productos son usados en nuestros restaurantes”, detalla.

Además, el Westin maneja un centro de recuperación de residuos reciclables, tiene dos plantas de tratamiento de aguas residuales, una planta de desalinización de agua, e instalados 1,382 paneles solares.
Por eso, haciendo eco al eslogan que caracteriza al turismo costarricense, el Westin garantiza al viajero la oportunidad de respirar ‘Pura Vida’.

Bien sea solo, en familia o en grupo, agarre su maleta que de lo demás se encargan en la Reserva Conchal.