El avance de la guerra en Ucrania ha transformado de manera profunda el sistema educativo ruso, donde niños de primaria y adolescentes son instruidos en tácticas militares y valores patrióticos desde edades cada vez más tempranas. En el otoño pasado, en la región de Kursk, fronteriza con Ucrania, un grupo de alumnos de primer grado, de entre seis y ocho años, fue inspeccionado por un soldado veterano del frente ucraniano, quien revisó sus uniformes militares y les ordenó: “¡Revisen su vestimenta! Las hebillas deben mirar al frente, no a la izquierda ni a la derecha”, según reportó The Wall Street Journal. Tras ajustar sus uniformes, los niños regresaron a sus pupitres para una clase de lengua rusa, en una escena que ilustra la integración de la disciplina castrense en la vida escolar cotidiana.
Este tipo de ejercicios, difundidos por la televisión estatal rusa, se han extendido por todo el país como parte de una estrategia del Kremlin para preparar a las nuevas generaciones para futuros conflictos. Desde la anexión de Crimea en 2014, y con mayor intensidad tras la invasión a gran escala de Ucrania en 2022, el currículo escolar ruso ha incorporado de manera sistemática el entrenamiento militar y la narrativa de guerra. El presupuesto destinado a estos programas ha crecido de forma exponencial, con especial énfasis en los grados más bajos.
A partir de octavo grado, la instrucción en el manejo de armas, que antes era extracurricular, se ha vuelto obligatoria. Los adolescentes reciben formación en disciplina militar, historia bélica y aprenden a ensamblar fusiles Kaláshnikov y operar drones. El Ministerio de Defensa ha integrado a la Juventud Armada, una organización que, según cifras oficiales, cuenta con 1,85 millones de miembros de entre ocho y dieciocho años dentro del sistema escolar. Además, el gobierno ha anunciado la próxima distribución de libros de historia para los grados iniciales, en los que se presenta a Occidente como enemigo de Rusia y a Ucrania como un estado títere.
El Kremlin ha dejado claro que el conflicto en Ucrania podría prolongarse durante años. Analistas citados por The Wall Street Journal sostienen que este impulso de adoctrinamiento militar busca formar una generación de patriotas militarizados, dispuestos a obedecer sin cuestionamientos y a responder a futuros llamados a las armas. La politóloga Ekaterina Schulmann explicó al medio: “Si tomas a niños en edad escolar y los adoctrinas adecuadamente, se convertirán en soldados más baratos y eficientes para cualquier guerra que planees en el futuro”.
Un elemento central de esta campaña es la participación de soldados en activo, quienes instruyen a los estudiantes en el manejo de armas y técnicas de autodefensa. Al inicio del ciclo escolar, algunos militares acompañaron de la mano a niños cuyos padres murieron en combate. En diciembre de 2023, Vladimir Putin instó a los soldados a incorporarse como docentes, afirmando: “Las guerras no las ganan los generales, sino los maestros”, según recogió The Wall Street Journal. Un programa estatal ahora agiliza la contratación de militares como profesores.
Desde su llegada al poder en 2000, Putin ha buscado reconfigurar el currículo ruso para fomentar el patriotismo y el servicio militar. Tras lamentar la pérdida de unidad nacional tras la caída de la Unión Soviética, el mandatario denunció que una política juvenil permisiva estaba corrompiendo a las nuevas generaciones. Putin, quien en su infancia formó parte de los movimientos juveniles soviéticos Pioneros y Komsomol, ha revitalizado una red de clubes juveniles orientados a la formación de patriotas militarizados.
El gobierno ha incrementado la financiación de la llamada “educación patriótica”, centrada en la enseñanza de habilidades militares básicas y en una visión histórica que blanquea el pasado ruso. En 2015, muchos de estos clubes se fusionaron en la Juventud Armada del Ministerio de Defensa, cuyos miembros visten uniformes militares y boinas rojas, participan en ceremonias históricas y asisten a entrenamientos regulares con el ejército.
Putin también ha reforzado el control estatal sobre el sistema educativo, interviniendo en escuelas que ofrecían interpretaciones alternativas de la historia rusa. El presidente argumentó que la disputa con Occidente por el alma de Rusia era tan intensa como la lucha por los recursos naturales.
El especialista Ian Garner, autor de un libro sobre la juventud rusa, declaró a The Wall Street Journal: “La intención ha sido utilizar todas las herramientas posibles para preparar a los niños ideológica, psicológica y, al menos en cierto nivel, militarmente para la guerra”.
Actualmente, las escuelas rusas inician la semana con una clase titulada “Conversaciones sobre cosas importantes”, cuyo objetivo es difundir valores conservadores entre los niños, según documentos oficiales. El material didáctico para preescolares, publicado por medios independientes rusos, afirma: “Vivir significa servir a la Patria”.
Desde 2024, la asignatura “Fundamentos de la seguridad y defensa de la Patria” incluye instrucción sobre el fusil Kaláshnikov, la ametralladora RPK, el lanzagranadas antitanque RPG y el fusil de francotirador Dragunov, así como lecciones sobre operaciones psicológicas y “unidad de mando”, de acuerdo con recursos oficiales para docentes.
Las clases de historia emplean manuales coescritos por Vladimir Medinsky, principal negociador ruso en Ucrania. El libro de undécimo grado describe a Ucrania como un estado ultranacionalista y sostiene, sin pruebas, que Estados Unidos instaló laboratorios biológicos secretos en territorio ucraniano antes de la guerra. Además, afirma que Kiev buscaba desarrollar armas nucleares para atacar a Rusia con el respaldo total de la OTAN. El manual, citado por The Wall Street Journal, advierte: “Esto posiblemente habría significado el fin de la civilización. No podíamos permitir que sucediera”.
La financiación para la “educación patriótica” pasó de 3.500 millones de rublos (USD 42 millones) en 2021 a más de 50.000 millones de rublos (casi USD 600 millones) en 2024, según estadísticas oficiales. Este año, se asignaron otros 4.000 millones de rublos para equipar 23.000 escuelas con réplicas de Kaláshnikov, granadas y kits de drones.
El nuevo currículo también se aplica en zonas ocupadas de Ucrania, donde las autoridades han confiscado y destruido libros en ucraniano, y los residentes denuncian la eliminación de la historia nacional de Ucrania de los programas escolares. Los padres que conectan a sus hijos a clases virtuales impartidas desde otras ciudades ucranianas se exponen a ser arrestados.
Fuera del aula, figuras públicas promueven el sacrificio y la defensa de Rusia. El presentador de televisión Vladimir Solovyov, cercano a Putin, declaró ante jóvenes en Moscú: “El hombre no está hecho para la paz, sino para la guerra, y los rusos, para la victoria”.
Miles de niños rusos que han perdido familiares en Ucrania se identifican con este mensaje. Las autoridades han rebautizado escuelas en honor a caídos en combate y muchas aulas exhiben “escritorios de héroe” con retratos de exalumnos muertos en la guerra.
La introducción de una ética militar en el corazón de la educación civil ha generado controversia. En algunos casos, la preparación militar comienza en el preescolar, donde las clases de cadetes incluyen ejercicios físicos con uniformes de estilo militar. Según medios estatales rusos, algunos padres de alumnos de primer grado que ya visten camuflaje han decidido a qué universidad militar asistirán sus hijos y anticipan su futuro destino profesional.
En el reportaje televisivo sobre los ejercicios en la escuela de Kursk, el militar y ahora docente Andrey Apurin reconoció el desafío de imponer la disciplina: “Nos queda mucho por hacer antes de lograr una disciplina total”, afirmó el joven de veintidós años.
Si bien muchos padres respaldan estos cambios, otros, junto a docentes y expertos en educación, advierten que el adoctrinamiento podría dar lugar a una generación acrítica y belicista. El especialista en educación Dima Zicer, radicado en el extranjero, expresó a The Wall Street Journal: “Cuando a un niño se le entrega un fusil y se le dice ‘Putin es nuestro orgullo’ y que en Ucrania viven enemigos que quieren destruirnos, no tiene la capacidad de pensar críticamente y decir: ‘No, espera, no es así’”.
hace 2 horas
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